Por Antonio Rossi - Diario Clarín
Ni “revolución” ferroviaria, ni gran “renovación” de vías.
Ni “revolución” ferroviaria, ni gran “renovación” de vías.
El
martes–tras prometer que en 60 días se iba a notar una “verdadera
revolución” en el sistema ferrroviario–, el ministro de Interior y
Transporte, Florencio Randazzo salió a bajar los decibeles y dijo que
había sido malinterpretado.
Ayer, el que volvió sobre sus pasos fue el secretario de Transporte, Alejandro Ramos al minimizar el “plan de modernización de la red ferroviaria y sustitución de importaciones” que había difundido el día anterior junto con la ministra de Industria, Débora Giorgi.
Por medio de un cable de la agencia estatal Telam, Ramos cuestionó a Clarín y sostuvo que lo anunciado no fue un “megaplan” de obras ferrroviarias, sino que se trató de “una importante reunión con empresarios para conformar mesas de trabajo, pensando en el desarrollo del transporte en función de la reactivación de la industria nacional”.
Lo desopilante de las declaraciones de Ramos es que niega la existencia de un plan que fue presentado un día antes con bombos y platillos por una ministra del Gobierno y que fue reflejado como tal por la agencia Telam y el diario oficialista Tiempo Argentino.
Tal como informó Clarín, el nuevo plan que prometió la administración kirchnerista contempla el ambicioso objetivo de renovar en el mediano plazo unos 6.900 km. de vías –casi seis veces más que la cantidad de ramales renovados desde 2003 hasta ahora– y la fabricación local de material rodante y equipos de señalamiento.
Las marchas y contramarchas del Gobierno con las promesas de obras e inversiones para el sector ferroviario se registran en en medio de la elevación a juicio oral y público de la causa de la tragedia de Once donde están seriamente comprometidos los ex secretarios de Transporte Ricardo Jaime y Juan Pablo Schiavi.
Además se dan justo en el momento en que la Casa Rosada abrió un nuevo frente de conflicto con el gobierno de Mauricio Macri por el aumento de la tarifa del subte.
Detrás de la pulseda por el ajuste tarifario que impulsa la administración porteña, sobresalen dos datos clave sobre los subsidios que la Nación destinó al transporte público. A lo largo de 2012, desembolsó un récord de $ 4.603 millones para el funcionamiento de los trenes metropolitanos y algo más de $ 16.000 millones para los colectivos urbanos de todo el país.
¿Pero en que quedamos, hay o no un megaplan...?
Pregunto: ¿Quién tuvo la responsabilidad de controlar el fin y el resultado esperado del subsidio...?
Ayer, el que volvió sobre sus pasos fue el secretario de Transporte, Alejandro Ramos al minimizar el “plan de modernización de la red ferroviaria y sustitución de importaciones” que había difundido el día anterior junto con la ministra de Industria, Débora Giorgi.
Por medio de un cable de la agencia estatal Telam, Ramos cuestionó a Clarín y sostuvo que lo anunciado no fue un “megaplan” de obras ferrroviarias, sino que se trató de “una importante reunión con empresarios para conformar mesas de trabajo, pensando en el desarrollo del transporte en función de la reactivación de la industria nacional”.
Lo desopilante de las declaraciones de Ramos es que niega la existencia de un plan que fue presentado un día antes con bombos y platillos por una ministra del Gobierno y que fue reflejado como tal por la agencia Telam y el diario oficialista Tiempo Argentino.
Tal como informó Clarín, el nuevo plan que prometió la administración kirchnerista contempla el ambicioso objetivo de renovar en el mediano plazo unos 6.900 km. de vías –casi seis veces más que la cantidad de ramales renovados desde 2003 hasta ahora– y la fabricación local de material rodante y equipos de señalamiento.
Las marchas y contramarchas del Gobierno con las promesas de obras e inversiones para el sector ferroviario se registran en en medio de la elevación a juicio oral y público de la causa de la tragedia de Once donde están seriamente comprometidos los ex secretarios de Transporte Ricardo Jaime y Juan Pablo Schiavi.
Además se dan justo en el momento en que la Casa Rosada abrió un nuevo frente de conflicto con el gobierno de Mauricio Macri por el aumento de la tarifa del subte.
Detrás de la pulseda por el ajuste tarifario que impulsa la administración porteña, sobresalen dos datos clave sobre los subsidios que la Nación destinó al transporte público. A lo largo de 2012, desembolsó un récord de $ 4.603 millones para el funcionamiento de los trenes metropolitanos y algo más de $ 16.000 millones para los colectivos urbanos de todo el país.
¿Pero en que quedamos, hay o no un megaplan...?
Pregunto: ¿Quién tuvo la responsabilidad de controlar el fin y el resultado esperado del subsidio...?
Este gobierno cayó en un nivel de ridículo del que ya no podrá volver. Lástima por la Ministra Georgi, era de lo mejorcito en este rejunte de inútiles, algo así como una renga en una carrera de paralíticos.
ResponderEliminarPobre país...