(Diario Clarín) - Son las que le justificaron al Gobierno nacional subas en el cargo fijo de los peajes para financiarlas. No se hizo nada.
En
enero de 2009, el ministro Julio de Vido y la concesionaria Ausol
anunciaron el inicio de las obras de ampliación de la General Paz. El
proyecto consistía en agregarle un carril central por mano, una nueva
calzada para camiones y micros entre Panamericana y Lugones, la
remodelación de todos los puentes y otras mejoras. En total, prometieron
invertir $ 340 millones.
Pero tres meses después la obra se frenó, y sólo se pudo completar la bajada de Migueletes. ¿Qué pasó? El Gobierno y Ausol se acusaron mutuamente de no haber avanzado, y la concesionaria luego entró en default (refinanció su deuda en 2010). Aunque la Nación intervino la empresa, el proyecto quedó totalmente paralizado.
La nueva promesa llegó a mediados del año pasado, cuando De Vido anunció la incorporación al costo del peaje para los usuarios de un cargo fijo, que se destinaría a financiar en un 80% la ampliación de la avenida y el otro 20% para obras complementarias en los accesos Norte y Oeste. Esos cargos fueron actualizados con el nuevo salto tarifario de este año.
Pero la obra, por ahora, no comenzó. Y el día que lo haga, terminará siendo mucho más cara de los originalmente informado: según el Gobierno debería costar $ 647 millones, casi el doble que lo anunciado en 2009.
No es el único acceso a la Ciudad con obras prometidas y nunca realizadas. A principios de mayo, la Nación autorizó a la concesionaria Coviares a subir los peajes de la autopista Buenos Aires-La Plata. Pero Gustavo Luzardo, un concejal kirchnerista de La Plata, presentó un recurso de amparo contra el incremento argumentando que la empresa nunca había cumplido con su obligación de construir un tercer carril entre Hudson y Quilmes, una bajada en Villa Elisa y otras obras. El entonces juez federal de Quilmes, Luis Armella, le dio lugar y congeló las tarifas. En octubre, el control sobre la autopista pasó a manos del Gobierno provincial, que terminó autorizando el incremento en el peaje y prometió que las obras se harán.
Pero tres meses después la obra se frenó, y sólo se pudo completar la bajada de Migueletes. ¿Qué pasó? El Gobierno y Ausol se acusaron mutuamente de no haber avanzado, y la concesionaria luego entró en default (refinanció su deuda en 2010). Aunque la Nación intervino la empresa, el proyecto quedó totalmente paralizado.
La nueva promesa llegó a mediados del año pasado, cuando De Vido anunció la incorporación al costo del peaje para los usuarios de un cargo fijo, que se destinaría a financiar en un 80% la ampliación de la avenida y el otro 20% para obras complementarias en los accesos Norte y Oeste. Esos cargos fueron actualizados con el nuevo salto tarifario de este año.
Pero la obra, por ahora, no comenzó. Y el día que lo haga, terminará siendo mucho más cara de los originalmente informado: según el Gobierno debería costar $ 647 millones, casi el doble que lo anunciado en 2009.
No es el único acceso a la Ciudad con obras prometidas y nunca realizadas. A principios de mayo, la Nación autorizó a la concesionaria Coviares a subir los peajes de la autopista Buenos Aires-La Plata. Pero Gustavo Luzardo, un concejal kirchnerista de La Plata, presentó un recurso de amparo contra el incremento argumentando que la empresa nunca había cumplido con su obligación de construir un tercer carril entre Hudson y Quilmes, una bajada en Villa Elisa y otras obras. El entonces juez federal de Quilmes, Luis Armella, le dio lugar y congeló las tarifas. En octubre, el control sobre la autopista pasó a manos del Gobierno provincial, que terminó autorizando el incremento en el peaje y prometió que las obras se harán.
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