Colaboración de nuestro amigo Jorge Lucio:
Por Ángela Posada-Swafford
Ven en la oscuridad, no duermen, no se cansan, no sufren...
Olvídese de los tanques, los misiles Tomahawk o los nuevos cazas F-22 Raptor. En las guerras del futuro, EE UU apostará por los supersoldados: seres humanos mejorados, rectificados y corregidos. Y no porque vayan a estar equipados con trajes de invisibilad o armas que funcionen a la velocidad del pensamiento; el soldado que quieren crear no tendrá casi necesidad de dormir, comer o beber, podrá curarse rápidamente, será inmune al dolor, al calor o al frío, hablará y entenderá docenas de idiomas y no tendrá problemas morales o éticos al cumplir su trabajo. En definitiva, será una especie de biorrobot capaz de funcionar a pleno rendimiento los 7 días de la semana cuyo subconsciente podría incluso controlarse a distancia.
La organización encargada de inventarlo se denomina DARPA: Agencia para Investigaciones de Proyectos Avanzados en Defensa. Los escépticos harían bien en recordar que en la década de los sesenta uno de sus ingenieros ideó una forma de interconectar ordenadores distantes entre sí que daría origen a la red Arpanet, la semilla de lo que hoy se conoce como internet.
Pero la Red de Redes es sólo uno de los muchos avances extraordinarios de la ultrasecreta DARPA, que fue fundada hace 50 años en respuesta al lanzamiento del Sputnik soviético. Las contribuciones de la agencia incluyen los aviones que eluden el radar, los equipos de visión nocturna y el diseño que daría origen al rifle de asalto M-16.
A principios del siglo XXI, los estrategas militares estadounidenses concluyeron que la mejor forma de vérselas en un primer momento con amenazas transfronterizas era tener pequeños grupos de soldados preparados para infiltrarse en vez de desplegar una gran cantidad de equipo pesado. Ello significaba que esos comandos debían poder sobrevivir sin médicos, comunicaciones, apoyo táctico o provisiones.
En 2002, DARPA proclamó que “el ser humano se estaba convirtiendo en el eslabón más débil en la cadena de los sistemas de defensa”, y solicitó al Congreso 160 millones de dólares anuales para investigaciones. “Reforzarla no sólo pasa por desarrollar materiales que mejoren su desempeño, sino posibilitar nuevas capacidades humanas”.
Los críticos describen los experimentos de DARPA como si en sus instalaciones se estuvieran creando monstruos de Frankenstein. “Es más habladuría que otra cosa”, afirma Tony Tether, director de la agencia, en la revista WIRED. “El ejército estadounidense tiene el mejor entrenamiento del mundo. Nuestra misión es idear la forma de mantener el nivel cuando los soldados están en situaciones difíciles”. Así, DARPA patrocina hoy docenas de proyectos de acrecentamiento humano en laboratorios del país y en instituciones foráneas. Y uno de los principales objetivos ahora que la tasa de reclutamiento en EE UU ha caído un 12% es crear dos guerreros por el precio de uno, esto es, un soldado que no duerma.
Durante la Guerra de Vietnam, el ejército de EE UU estudió ampliamente cómo afectaba a sus hombres no dormir. En esa época, lo único que se podía hacer para mantener a los reclutas con los ojos abiertos era darles montañas de anfetaminas. En la actualidad, DARPA trabaja en un programa de Prevención de Falta del Sueño que permitirá a un piloto volar 30 horas seguidas o a un “boina verde” sobrellevar hasta 74 horas de actividad sostenida sin que sufra incapacidades psicomotoras.
En la Universidad de Wake Forest, en Carolina del Norte, se está estudiando una clase de fármacos denominados ampakinas que podrían evitar el déficit cognitivo asociado a la falta de sueño. En la Universidad de Columbia, un equipo de científicos utiliza estimulación magnética transcraneal para contrarrestar la fatiga y técnicas de representación por imágenes para analizar los efectos neuroprotectores y neurorregeneradores de un antioxidante presente en la planta del cacao. A la vez, la Fuerza Aérea investiga una droga llamada Modafinil, que supuestamente podría mantenernos en pie 88 horas.
Objetivo: no parar ni para comer al menos en 3 días
¿Pero de qué vale un guerrero que no duerme si de todas maneras tiene que comer y beber? Para acabar con ese problema, otro proyecto, conocido como programa de Desempeño Cumbre del Soldado, busca “poder realizar un trabajo físico y cognitivo continuado de 3 a 5 días, las 24 horas diarias, sin necesidad de ingerir calorías”.
Aunque por término medio un adulto necesita entre 1.500 y 2.000 calorías diarias, un soldado en acción puede requerir casi 8.000. Pero, puesto que detenerse a comer resta un tiempo valioso que podría usarse en identificar o eliminar blancos, DARPA investiga formas de “lograr el total dominio metabólico”. Esto incluye controlar el hambre usando nutracéuticos –complementos alimenticios naturales de origen marino y vegetal– y suplementos nutritivos para darle al cuerpo lo que necesita cuando no hay comida por ninguna parte. Así, con la ayuda de las bacterias adecuadas, se podrían digerir cosas que hoy se consideran incomibles, como la celulosa de las plantas.
Buena parte de este trabajo se lleva a cabo en el Centro de Sistemas para Soldados del Ejército en Natick, Massachusetts. Recientemente, este laboratorio desarrolló un prototipo de lo que llaman First Strike Ration. Se trata de un paquete alimenticio que incluye tres emparedados, un puré de manzana reforzado con carbohidratos y chicles de cafeína. Según un informe del centro, las nuevas raciones de campaña están pensadas “para consumirse en movimiento y en las primeras 72 horas del conflicto”. Este mismo organismo ideó un alimento deshidratado que el soldado podía rehidratar sin peligro con su propia orina. Precisamente, para solucionar el consumo de líquidos, DARPA creó un programa especial de recolección de agua que permite extraerla del propio aire y, por tanto, evita tener que acarrearla.
Ahora que hemos visto cómo pueden reducirse las necesidades de sueño, agua y alimentos del combatiente, es el momento de convertirlo en un auténtico Supermán. El proyecto Soldado Metabólicamente Dominante busca aumentar el rendimiento celular para promover la resistencia y la fuerza, y así conseguir, por ejemplo, que un comando cargue con facilidad incluso 100 kilos de equipo.
Los primeros pasos se están dando en la Universidad de Stanford, donde se ha desarrollado el “guante enfriador”. Este ingenio, parecido a una tetera recubierta por dentro por una especie de hemisferio metálico, produce un vacío que conduce la sangre hacia la mano y la enfría, lo que refresca el cuerpo en segundos. Según Craig Heller, uno de sus inventores, experto en ciencias biológicas, “en esencia, los músculos se fatigan porque se recalientan; el guante apura el intercambio de temperaturas que sucede normalmente cuando sudamos. Tras cuatro meses usándolo, Heller, que tiene más de 60 años, ha logrado hacer mil flexiones seguidas.
En la otra punta del país, en el Instituto del Cáncer Dana-Farber de Boston, el biólogo Lan Bo Chen trabaja en un cóctel de quercetina, té verde y vitamina B capaz de aumentar la producción de mitocondrias, la maquinaria que da energía a las células. De momento, los ciclistas que lo han probado han mejorado sus tiempos un 3%.
Tratamientos contra el remordimiento
Supermán puede estar muy bien, pero si su mente está llena de ansiedades y culpabilidad, podría será fácilmente derrotado. Por ejemplo, se calcula que durante la Segunda Guerra Mundial apenas el 20% de la infantería estadounidense disparó sus armas contra el enemigo. En Vietnam, ya era el 90%. ¿Acaso se puede acabar con los remordimientos y los desórdenes postraumáticos asociados a ellos?
En las universidades de Harvard y Columbia varios equipos trabajan en métodos de inhibición del miedo y en distintas formas de “anestesiar la memoria” usando pastillas de propranodol. Pero DARPA quiere ir más lejos. De hecho, su idea es llegar a crear una especie de humano-robot. A la agencia no le falta experiencia. Hace unos años, logró controlar por ordenador un ratón al que se le habían implantado electrodos en los sesos, y en la actualidad trabaja en un tiburón que puede ser manejado a distancia. En la Universidad de Nueva York, el renombrado neurocientífico colombiano Rodolfo Llinás inserta nanocables en los capilares del cerebro de roedores para estimularlo a distancia y así generar sensaciones y estados de ánimo artificiales. Según Llinás, la comunicación directa entre mente y máquina puede ser posible.
En una entrevista para la emisora Public Broadcasting Service, Llinás planteó el siguiente supuesto: “Convenientemente desarrollada, esta tecnología permitiría que cada miembro de un grupo de soldados fuese consciente de la existencia de todos y cada uno de ellos y de lo que están haciendo en cada momento. El grupo de personas individuales desaparece para convertirse en una única entidad. Así, si uno resulta herido, todos podrían saberlo instantáneamente. En el fondo, se trataría de una especie de conciencia colectiva”.
La división de investigación de Boeing Phanton Works también investiga la mejora de las capacidades cognitivas de los militares. Su idea es que los especialistas que controlan desde tierra el vuelo de los aviones no tripulados, como el Predator estadounidense o el Heron israelí, sean algún día capaces de manejar simultáneamente varios escuadrones de cazas robot al mismo tiempo. Para ello, se debe aumentar la concentración, la memoria y, sobre todo, la velocidad con la que el controlador reconoce los blancos. De momento, los técnicos de Boeing utilizan espectrografías para examinar el comportamiento de su cerebro.
Está claro que la visión es el sentido en el que más esfuerzo y dinero se está invirtiendo. Pero es que en el Instituto de Cognición Humana y de Máquinas de Florida se ha llegado a desarrollar un ingenio que dota a los soldados de lo que parecen sorprendentes capacidades extrasensoriales ¡mediante la lengua!
El dispositivo, denominado Brain Port, es fundamentalmente un casco equipado con una cámara, un sonar y otros aparatos de navegación y localización. El usuario tiene en la boca una delgada lámina de plástico cargada de microelectrodos conectados con el casco que recogen la información sensorial. El sistema aprovecha así la habilidad del cerebro de convertir pulsos eléctricos en información visual, ya provenga esta de los ojos o de otro sentido. De esta forma, con este equipo se puede “ver” 360º en la oscuridad. También les da a los buzos unas capacidades limitadas de sonar que les permiten navegar “con los ojos cerrados”. De hecho, los submarinistas que han probado el dispositivo afirman que, aun prescidiendo de la vista, pudieron “sentir” el perfil y la posición del objeto que buscaban.
Dos formas de sobrevivir a pérdidas masivas de sangre
Pero la alta tecnología no puede evitar el mayor problema de una operación bélica: las bajas. Y es que, aunque con determinados tratamientos ya se puede aliviar el dolor casi instantáneamente, la mayor ventaja que puede tener un soldado en la guerra es simplemente no morir. No es extraño pues que DARPA se muestre sumamente interesada en extender la llamada “hora dorada”, el tiempo en el que las víctimas de heridas masivas deben recibir atención médica. “Por lo general, es de unos 60 minutos”, señala Tether. “Pero en algunos teatros de operaciones, como Afganistán o Irak, es imposible hacer una evacuación en menos de 6 horas.
Entonces nos hicimos esta pregunta: ¿hay alguna forma de mantener con vida a una persona que haya perdido el 60% de su sangre durante ese tiempo y hacerlo en el propio campo de batalla? Pues bien, hallamos dos técnicas asombrosas”. Una consiste en darle al herido una inyección de estrógenos, unas hormonas sexuales característicamente femeninas. Y es que sucede que las mujeres sobreviven a la pérdida de sangre mejor que los hombres, seguramente porque la posibilidad de experimentar un parto las prepara mejor para ello. Unas pruebas de laboratorio realizadas en la Universidad de Alabama demostraron que unos ratones a los que se había extraído la mitad de su sangre podían sobrevivir más de seis horas si recibían un tratamiento hormonal.
Ralentización de los procesos vitales
Otra forma más eficaz de conseguir estos resultados pasa por utilizar ciertos compuestos químicos que retardan el metabolismo. Para ello, DARPA echó mano de los estudios del bioquímico Mark Roth, del Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson de Seattle, al que hace un par de años entrevistábamos en MUY sobre sus investigaciones en animación suspendida. Entonces, Roth descubrió que algunos animales entran en ese estado cuando disminuyen los niveles de oxígeno en su organismo. Sus corazones dejan de latir y el cerebro se apaga sin dañarse, pero no mueren. “Si te disparan, es justo lo que necesitarías”, indica Roth.
Poco después, este investigador averiguó que si se elimina rápidamente el oxígeno del organismo de un animal, este puede sobrevivir. Para demostrarlo, hizo inhalar a unos ratones sulfuro de hidrógeno –lo que les hizo entrar en un estado de suspensión– e inmediatamente les extrajo el 60% de su sangre, el equivalente a haber recibido una herida letal. El resultado fue que el 90% de ellos vivió más de 10 horas. “Lo más asombroso es que basta un poco de agua para resucitarlos”, señala Tether. “Ni siquiera se necesita una transfusión de sangre”. Así, con el equipo adecuado, cualquier recluta podría atender a un compañero gravemente herido. ¿Hasta qué punto seguirá siendo necesario el médico de campaña?
Supergadgets para supersoldados
El supersoldado que no come, no duerme, no se estresa, no se desangra, no tiene dolor ni problemas morales estará equipado además con un exoesqueleto mecánico como los que desarrollan la Universidad de Berkeley y la firma Sarcos Research, que harán que una carga de 80 kilos se sienta como una pluma. Y tendrá a su disposición un phraselator, un ingenio que usa un sistema de reconocimiento de voz para traducir frases a docenas de idiomas. Según los responsables de la compañía VoxTec, que construye el aparato, las pruebas indican que su nivel de eficacia ronda el 70%.
Sin embargo, los más críticos con las iniciativas de DARPA aseguran que no importa cuánto dinero, tecnología o materiales exóticos se inviertan en el desarrollo de estos robots de carne y hueso. Y advierten: ¿tendrán lo que hace falta para detener a unos oponentes que luchan por sus convicciones aunque carezcan de ojos biónicos y detonen bombas con controles remotos de televisores?
Fuente: http://saetaministerios.blogspot.com/2009/11/ya-vienen-los-nuevos-super-soldados.html
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aaa lo sacaron de muy interesante ufff
ResponderEliminarAmigo: Una buena colaboración siempre es bienvenida. No todos han leido esa revista.
ResponderEliminarSaludos