Por Mariana Verón - Diario La Nación
La Presidenta llegó ayer a Pekín y mañana se verá con Hu Jintao; negocian el levantamiento de la barrera a las ventas de aceite de soja
Foto: Presidencia de la Nación
Tan sólo unas horas antes del encuentro clave que tendrá la presidenta Cristina Kirchner con su par chino Hu Jintao, una delegación del más alto nivel se reunirá mañana para intentar destrabar el mayor conflicto con el que se topó la jefa del Estado en su visita a esta ciudad.
De manera reservada y sigilosa, y encabezado por el canciller Héctor Timerman, un grupo de funcionarios argentinos se verá con el poderoso ministro de Comercio chino, Chen Deming, para lograr que se elimine la traba que impuso el país comunista a la compra de aceite de soja de la Argentina, que representa pérdidas millonarias para las arcas estatales.
Una alta fuente de la comitiva que acompaña a la Presidenta, que llegó anteanoche después de más de 40 horas de viaje, confió a LA NACION que mañana se reunirá el equipo económico nacional con sus pares chinos para comenzar a destrabar el conflicto. "Hoy estamos lejos de una solución", planteó con poca expectativa un funcionario, aunque dejó abierta la puerta para un eventual acuerdo que podría recién concretarse cuando la jefa del Estado ya haya dejado esta ciudad.
De la reunión que se armó por fuera de la agenda oficial y a última hora, confirmada por dos altas fuentes del Gobierno, participarán además del canciller, el secretario de Comercio Internacional, Alfredo Chiaradia; la ministra de la Producción; Débora Giorgi, y el secretario de Industria, Eduardo Bianchi. El encuentro se armó anteanoche, a toda prisa, momentos antes de que la Presidenta llegara a esta ciudad que la recibió con un cielo cubierto de nubes bajas, negras y pesadas. No bien pisó el lobby del hotel Saint Regis, donde se hospeda Cristina Kirchner, Timerman subió a su habitación y bajó a los diez minutos. Pidió desalojar una sala en el lobby para conocer de boca de Chiaradia las gestiones. Ambos estuvieron hablando mientras degustaban un té.
En un tono que no aporta demasiado optimismo, otra fuente vinculada a las gestiones aclaró: "La negociación tiene un límite. No se va a poner en riesgo ni un solo puesto de trabajo nacional". Con posiciones de máxima que por el momento aparecen poco flexibles, el gobierno argentino se enfrenta a una dura pelea. Del avance o no de este conflicto dependerá en gran parte la suerte que corra esta visita de Estado de cuatro días que tiene a la Presidenta en esta ciudad y que culminará el jueves en Shanghai.
Al ritmo de los pekineses, que se mueven efervescentes como si salieran de un hormiguero, se plantearon estas horas cruciales para la delegación nacional después de que China dejara de importar aceite de soja desde abril pasado, lo cual representa pérdidas por unos US$ 500 millones para el fisco, además de lo que dejan de vender las empresas. A cambio de volver a comprar ese producto, que aún a pequeña escala ya comenzaron a fabricar los mismos chinos, el gobierno de Hu Jintao quiere un tratamiento privilegiado al ingreso de artículos de su país en la Argentina. Una férrea postura de ambas partes podría hacer naufragar el acuerdo. "Este es sin dudas el mayor conflicto por resolver", apuntó con preocupación un funcionario de la delegación argentina.
El extremo cuidado con el que se mueve la comitiva en este tema se evidenció anteanoche, no bien se reunieron los funcionarios que ya habían llegado un día antes con los que arribaron con la comitiva en el Tango 01. En grupos, unos y otros se iban comentando el estado de la situación. Hasta aquí llegó toda una delegación relacionada con el sector agrícola. Además de Giorgi, está el ministro de Agricultura, Julián Domínguez; el ex secretario del área y hoy embajador para asuntos agrícolas de la Cancillería, Carlos Cheppi; el director del Senasa, Carlos Paz, y hasta la secretaria de Integración Nacional y nueva aliada del Gobierno, María del Carmen Alarcón.
Además de tener cerrada la venta de aceite de soja, la Argentina no logra penetrar el mercado de las carnes en China. "Hay muchas expectativas. El acceso al mercado de carnes es consecuencia del empuje y las negociaciones que se logren", aclaró Giorgi en diálogo con la prensa. De hecho, entre los empresarios que llegaron hasta aquí para participar de las rondas de negocios con sus pares chinos también viajaron empresas procesadoras de carnes con la idea de que se pueda abrir un nuevo mercado.
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