Un nuevo frente de tormenta amenaza desde ayer la frágil estabilidad política de los Balcanes luego de que la Corte Internacional de Justicia (CIJ), máxima instancia judicial de las Naciones Unidas, con sede en La Haya, avalara la declaración unilateral de independencia de Kosovo del gobierno serbio proclamada en 2008.
Mientras el dictamen -que sienta un importante precedente para los movimientos separatistas en otras regiones del mundo- fue saludado por la mayoría de la comunidad internacional, Serbia advirtió que nunca reconocerá la independencia de su ex provincia Kosovo. "Serbia nunca reconocerá la independencia de Kosovo, proclamada unilateralmente. El gobierno ahora considerará nuevas medidas", dijo el presidente serbio, Boris Tadic.
Después del revés de ayer, la diplomacia serbia apuesta ahora a la Asamblea General de la ONU para adoptar "una resolución que llame a resolver este problema histórico y el conflicto entre serbios y albaneses a través de negociaciones".
Por diez votos a favor y cuatro en contra, el tribunal internacional de las Naciones Unidas llegó a la conclusión de que la declaración unilateral de independencia por parte de los kosovares "no violó el derecho internacional". El presidente de la instancia judicial, Hisashi Owada, leyó la conclusión, que, pese a no tener carácter jurídicamente vinculante, sí tendrá gran repercusión política, ya que impulsaría a más países a reconocer el nuevo Estado y podría acelerar otros movimientos secesionistas no exentos de conflicto.
Hasta ayer, 69 Estados habían reconocido a Kosovo -entre ellos Estados Unidos y 22 de los 27 miembros de la Unión Europea-, pero siguen sin hacerlo otros, como España, Rusia, China, Brasil, la India y la Argentina. La provincia serbia de Kosovo se convirtió en un protectorado internacional en junio de 1999, después de una violenta campaña de limpieza étnica llevada a cabo por las fuerzas serbias del entonces presidente Slobodan Milosevic, que fue detenida, mediante bombardeos aéreos, por las fuerzas de la OTAN.
Después de la intervención militar aliada, Belgrado perdió el control efectivo del territorio, pero nunca renunció a su soberanía. En 1999, y con la protección de 9000 soldados de la OTAN, Estados Unidos comenzó a fomentar en Kosovo la formación de un gobierno que pudiera manejar su propio país, una experiencia que en estos momentos acompaña en Irak y Afganistán.
El primer ministro kosovar, Hashim Thaci, llegó ayer a Washington para cerrar un paquete internacional de préstamos luego de reunirse con el vicepresidente Joe Biden. Sin embargo, Kosovo no es Irak o Afganistán por todo tipo de razones. La persistente tensión en los Balcanes le sirve a la Casa Blanca como un recordatorio del verdadero grado de dificultad y el prolongado proceso que implica la empresa norteamericana de formación de naciones. Incluso a más de una década de finalización de la guerra, el proyecto aún no está realmente concluido.
Fuentes: Agencias Reuters, EFE, ANSA y DPA - La Nación
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