Por Roberto R. Casas (*) - Diario LA NACION
El 7 de julio se ha instituido el Día de la Conservación del Suelo y es una fecha propicia para que los argentinos reflexionemos sobre la importancia de proteger nuestros suelos productivos, verdadera fábrica de alimentos. Un simple análisis de la situación de la agricultura mundial muestra la voluntad creciente de las sociedades por desarrollarse en ambientes saludables, lo cual está creando espacios de negociación, que sin duda plantearán condiciones restrictivas progresivas para el intercambio comercial entre las naciones.
La situación consignada debe considerarse una oportunidad para la Argentina en la medida en que seamos capaces de formular políticas consistentes de conservación de los suelos y de los recursos naturales. Si bien el país ha logrado avances importantes en la generación y difusión de tecnologías y sistemas conservacionistas, la problemática es de una magnitud, vastedad y complejidad tal que obliga a pensar en políticas de Estado que reconozcan el recurso suelo como elemento estratégico del desarrollo.
Un rápido repaso por las principales regiones agrícolas del país muestra que el abandono de la rotación de cultivo como modelo productivo ha generado consecuencias negativas sobre el incremento de la erosión de los suelos, el balance de materia orgánica, la fertilidad y la eficiencia hídrica. La degradación de la salud de los suelos importa por la pérdida de ese capital, en algunos casos irreversible, pero más aún por el compromiso moral de un país naturalmente privilegiado como proveedor de alimentos.
En la Patagonia y la región seca occidental, la problemática de la desertificación es muy compleja y también requiere de políticas adecuadas. El sobrepastoreo extensivo de bovinos, ovinos y caprinos, y el desmonte y uso del fuego en los bosques secos, juntamente con otras actividades antrópicas tales como la petrolera y la minería, han contribuido a incrementar los procesos de erosión y contaminación en estas regiones.
La expansión de la frontera agropecuaria a zonas marginales está produciendo la degradación de los recursos naturales con pérdidas cuantiosas de biodiversidad. Ello está ocurriendo particularmente en la región chaqueña occidental donde la utilización de sistemas de producción introducidos desde regiones húmedas conforman una situación de alto riesgo de erosión hídrica y eólica, pérdida de servicios ambientales y una amenaza de extinción para una gran cantidad de especies silvestres.
El desarrollo y transferencia de tecnologías para el uso sustentable de los recursos naturales y la gestión ambiental, recuperación de áreas degradadas, generación de información para el ordenamiento territorial, diversificación productiva, promoción de emprendimientos asociativos, educación y concientización de la sociedad sobre la importancia de conservar los suelos constituyen los principales ejes sobre los que se trabaja desde el INTA. Es indispensable que la sociedad en su conjunto valorice el recurso natural suelo, se interese por la preservación de su salud y a partir de ello se comprometa en su defensa y conservación.
(*) El autor es director del Centro de Investigación de Recursos Naturales del INTA
Blog independiente que impulsa el desarrollo científico -tecnológico, socio-económico y la capacidad de defensa nacional. Sin inversión no hay tecnología y sin tecnología no hay desarrollo, y sin desarrollo, no hay defensa. El derecho a vivir libremente conlleva la responsabilidad de defender esa libertad frente a cualquier ataque. "Solo quienes pueden ver se dan cuenta que falta algo"... Desde el 2006 junto a ustedes.
domingo, 4 de julio de 2010
El suelo, un recurso estratégico
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