Por Roberto Seifert - Diario LA NACION
Se optimizaron las cosechas, se mejoró la sanidad de rodeos y se preservó la sustentabilidad del suelo; en total son más de 300 programas, que con su aplicación agregaron al valor de la producción US$ 1470 millones anuales
Es un "buen negocio" invertir en tecnología", sostienen en el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y como prueba señalan que el organismo aporta al valor de la producción agropecuaria 1470 millones de dólares al año. El jueves último, el INTA mostró al público los resultados de sus inversiones, cuyos recursos son del Estado. "Son más de 300 aportes", dijo el presidente del organismo, Carlos Casamiquela. "Sólo con una tecnología que es la aplicación del Proyecto de Eficiencia de Cosecha, Postcosecha de Granos y Agroindustria en Origen (Precop) que representan 460 millones de dólares anuales, se pagan dos presupuestos del INTA, que rondan los 250 millones de dólares", sintetizó el funcionario.
Imposible explicar todos los aportes en cuestión en pocas líneas. Pero según las fuentes del organismo consultadas se podrían calificar una lista de diez principales:
1) Como se dijo, es el resultado favorable de la aplicación del Precop.
2) Descubrimiento de la vacuna antiaftosa oleosa (por Scholein Rivenson a mediados de la década del 70), pilar fundamental para posicionar a la Argentina en exportación de carnes.
3) Programa Prohuerta. Son 620.000 huertas familiares que abastecen el 72 por ciento de la dieta diaria de minerales y de vitaminas de 3,5 millones de personas. Un aspecto relacionado es la Unidad de Agricultura Urbana y Periurbana. Abarca 42 municipios del Gran Buenos Aires y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 1.800.000 hectáreas, que beneficia a 13 millones de habitantes.
4) Sustentabilidad. El organismo es autor de la confección de todos los mapas de suelo del país. Junto con ello hay que recordar el inicio de las prácticas conservacionistas, como la siembra directa y los trabajos en la lucha contra la desertificación.
5) Lucha contra el dengue. Está en etapa de desarrollo un larvicida en la lucha contra el dengue, una enfermedad que castigó muy fuerte poblaciones del norte del país en los últimos dos años. Se trata de un producto biológico, que directamente mata la larva y corta el ciclo de la enfermedad. El organismo ya lo probó y está transfiriendo el conocimiento a una empresa privada, aunque sin exclusividad.
6) Lucha contra la carpocapsa, una enfermedad que afecta a plantaciones de peras y manzanas en el Alto Valle de Río Negro y Neuquén. A partir de trampas con feromonas, aplicación de la técnica de confusión sexual y utilización de agroquímicos en forma racional se logró reducir el daño del 6 por ciento al 0,06 por ciento, es decir, a niveles tolerables para la exportación.
7) Genética en arroz. Hay dos nuevas variedades. Uno no transgénico resistente a herbicidas: el Puitá, y otro que permite altos rendimientos y calidad: el Cambá. Medio millón de hectáreas de Puitá se siembran en Brasil. El Puitá INTA fue concebido para resistir a la principal maleza que afecta al cultivo, el arroz colorado. Este se convirtió en la primera variedad obtenida por mutación genética con resistencia a herbicidas específicos. En la Argentina, un 40% de la superficie se siembra con Puitá y un 15% con Cambá.
8) Forestación. Desde 1997/98 hasta el presente hubo un aumento de la productividad de las plantaciones entre el 15 y el 30 por ciento a través de la producción de semillas mejoradas de pinos y eucaliptos.
9) Leche sin colesterol: fruto de una investigación de la Estación Experimental Balcarce ya está en etapa de desarrollo un cambio en la dieta a las vacas con agregado de suplementos; el animal produce una leche con características benéficas para la salud de los consumidores, como un menor componente de colesterol.
Se trata del proyecto "Incremento de la concentración de sólidos útiles y compuestos con propiedades terapéuticas y/o sensoriales a través de estrategias de alimentación, manejo y genética". En estos momentos ya se están elaborando quesos con esas leches y también está en proceso de transferencia de esa tecnología a una empresa para que produzca esos productos.
10) En caña de azúcar, el nuevo material genético permitió pasar de cuatro toneladas de azúcar en 1960 a 10 toneladas por hectárea en la actualidad.
Otros aportes que influyeron favorablemente en el campo argentino son, entre otros, la obtención y difusión de cultivares comerciales de trigo que favorecieron la sustentabilidad ambiental; mejoramiento genético vacuno junto con la Asociación Argentina de AnGus para la selección de toros y el análisis de terneza a partir de ADN e imágenes ecográficas; forrajeras para climas subtropicales; aumento en la competitividad de cebolla y ajo; modelo asociativo para pequeños productores apícolas; cluster empresarial para pymes de maquinaria agrícola para el incremento de sus niveles de calidad, competitividad y rentabilidad y prácticas, tecnologías y asistencia técnica para los laneros del sector costero de Chubut.
"Referirnos al trabajo del INTA en el país desde su fundación en 1956 es recorrer la historia del sector agropecuario argentino y encontrar en estos 54 años una respuesta acabada de la importancia que ha tenido en el crecimiento y el desarrollo del campo", dijo José Carlos Basaldúa, vicepresidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA). Agregó el dirigente que en sus principios, creado el organismo como herramienta política para la investigación, generación y extensión de tecnologías que mejorasen la producción primaria, "produjo en el país un salto cuantitativo en los volúmenes cosechados de los cultivos que para mediados del siglo pasado marcaban ya una importancia singular en las exportaciones; el INTA fue quien abrió las puertas e inició en el país la revolución verde en trigo", sostuvo.
Otra de las grandes virtudes del INTA puntualizada por Basaldúa fue que "también nacieron con su fundación la conjunción de lo público y lo privado para llevar adelante la gestión operativa de las políticas de investigación y desarrollo en materia agropecuaria en sus comienzos, después agroalimentaria bajo el concepto de cadenas de valor, incorporando luego la consigna de la producción con sustentabilidad ambiental y más recientemente el concepto de la sostenibilidad social".
En tanto, el presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Hugo Luis Biolcati, opinó sobre el organismo que "resulta fundamental resguardar el rigor científico de las investigaciones que llevan adelante sus técnicos, así como la independencia de los profesionales que allí se desempeñan y la transparencia en la cobertura de los cargos". Por último el dirigente recordó: "No debemos olvidar que el INTA es un organismo eminentemente técnico y que no es el ámbito para generar políticas públicas".
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domingo, 4 de julio de 2010
Los 10 principales aportes del INTA a la Agroindustría
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