Luego de 33 años en el ejército, Ann E. Dunwoody fue ascendida esta semana a un grado nunca antes alcanzado por una mujer en las fuerzas armadas más poderosas del mundo.
En una emotiva ceremonia, Dunwoody hizo un recuento de sus años como integrante del ejército, y dijo que hacía honor a las fuerzas armadas que hubiera podido llegar a ese cargo en un cuerpo dominado por hombres.
En una emotiva ceremonia, Dunwoody hizo un recuento de sus años como integrante del ejército, y dijo que hacía honor a las fuerzas armadas que hubiera podido llegar a ese cargo en un cuerpo dominado por hombres.
Reconoció también que había sido una gran sorpresa su promoción. "Nadie está más sorprendida que yo ... Excepto, por supuesto, mi esposo", comentó Dunwoody. "Como señala el proverbio, 'Detrás de cada mujer exitosa hay siempre un hombre estupefacto"'.
Dunwoody proviene de una familia de militares que data del siglo XIX. Su padre, Hal Dunwoody, de 89 años de edad, es un veterano de la Segunda Guerra Mundial, Corea y Vietnam, que ha recibido numerosas condecoraciones. El veterano estuvo presente en la ceremonia, a la que también asistieron los jefes de la armada, el ejército, la fuerza aérea y los infantes de Marina, además del jefe del estado mayor conjunto, almirante Mike Mullen. Dunwoody, cuyo esposo, Craig Brotchie, sirvió durante 26 años en la fuerza aérea, tuvo que reprimir sus lágrimas en varias ocasiones durante un discurso de agradecimiento.
Horas más tarde, en Fort Belvoir, Virginia, su sitio de nacimiento, Dunwoody fue juramentada como jefa del Comando de Material del Ejército, encargada de equipar y armar a los soldados. Hace apenas cinco meses, se convirtió en la primera subjefa del comando.
Fuente: AP
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