De la oveja al perro y del perro al hombre, ése es el camino que recorre el parásito causante de la hidatidosis, una zoonosis que según se estima afecta a más de 1,4 personas por cada 100.000 habitantes en la Argentina, principalmente en áreas rurales.
Una vacuna desarrollada por investigadores australianos y neozelandeses, pero que será producida en la Argentina, está camino a convertirse en la primera capaz de prevenir la infección de las ovejas (y también de las cabras y los camélidos) con el parásito Echinococcus granulosus , lo que a su vez ayudará a cortar el camino que la conduce al hombre.
De ser aprobada por el Senasa, se convertirá además en la primera vacuna del mundo capaz de prevenir una zoonosis parasitaria.
"Llevamos 25 años tratando de controlar esta zoonosis con herramientas como la educación sanitaria, la desparasitación canina y el control de los lugares de faena. Hemos tenido logros importantísimos, pero sabemos que las vacunas cambian las perspectivas de los programas de control", dijo a LA NACION el doctor Oscar Jensen, del Departamento de Zoonosis de la Secretaría de Salud de la provincia de Chubut.
En esa provincia, estudios serológicos sugieren que casi el 6% de la población está infectado con el parásito. "En la Argentina, la Patagonia es la principal zona donde la hidatidosis es endémica", comentó la doctora Paula Sánchez Thevenet, de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, de Chubut, y que ayer disertó sobre el tema en el III Congreso Latinoamericano de Zoonosis, que se realiza en Buenos Aires.
En ese encuentro científico, expertos discutieron la efectividad de la vacuna. "La vacuna Providean Hidatil EG95 ha demostrado en estudios sobre más de 175.000 animales un 98% de protección contra el parásito, que dura por lo menos un año", dijo a LA NACION, Diego La Torre, presidente de Tecnovax, laboratorio que adquirió la licencia de la vacuna y que espera la aprobación del Senasa para luego pedir su aprobación en otros 15 países de América latina y Medio Oriente.
"La hidatidosis es una zoonosis parasitaria que suele aparecer en donde el hombre convive con los perros y con el ganado, especialmente con el ovino y con el caprino", explicó Jensen, que participó de las pruebas de campo de la vacuna realizadas en Chubut.
"Se transmite cuando el ganado es faenado en el campo y las achuras son dadas a los perros", explicó el doctor Peter Schantz, experto en hidatidosis de los Centros para la Prevención y el Control de las enfermedades (CDC) de los Estados Unidos, que pasó varios años en la Argentina estudiando esta enfermedad que, aclaró, posee una distribución mundial.
No en la carne de los animales infectados, pero sí en las achuras -principalmente en el hígado y los pulmones- es que se encuentran los quistes que contienen el parásito, que una vez en el intestino del perro comienzan a producir huevos. Al defecar, el animal contamina la tierra y las aguas.
Así, el parásito vuelve al ganado. "En ese mismo ambiente, el hombre convive con los animales, y son los chicos que por sus hábitos de juego, de llevarse todo a la boca, tocan las heces contaminadas o se dejan lamer por los perros infectados, y así contraen la infección", explicó Jensen.
En los humanos, el parásito puede permanecer muchos años sin dar síntomas. Estos dependerán del órgano en el que el parásito produce los quistes característicos de la enfermedad, aunque suele afectar principalmente el hígado y los pulmones.
"El tratamiento tradicional es quirúrgico [la remoción de los quistes], aunque en los casos asintomáticos pueden ser tratados con medicamentos", dijo Jensen.
Una vacuna desarrollada por investigadores australianos y neozelandeses, pero que será producida en la Argentina, está camino a convertirse en la primera capaz de prevenir la infección de las ovejas (y también de las cabras y los camélidos) con el parásito Echinococcus granulosus , lo que a su vez ayudará a cortar el camino que la conduce al hombre.
De ser aprobada por el Senasa, se convertirá además en la primera vacuna del mundo capaz de prevenir una zoonosis parasitaria.
"Llevamos 25 años tratando de controlar esta zoonosis con herramientas como la educación sanitaria, la desparasitación canina y el control de los lugares de faena. Hemos tenido logros importantísimos, pero sabemos que las vacunas cambian las perspectivas de los programas de control", dijo a LA NACION el doctor Oscar Jensen, del Departamento de Zoonosis de la Secretaría de Salud de la provincia de Chubut.
En esa provincia, estudios serológicos sugieren que casi el 6% de la población está infectado con el parásito. "En la Argentina, la Patagonia es la principal zona donde la hidatidosis es endémica", comentó la doctora Paula Sánchez Thevenet, de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, de Chubut, y que ayer disertó sobre el tema en el III Congreso Latinoamericano de Zoonosis, que se realiza en Buenos Aires.
En ese encuentro científico, expertos discutieron la efectividad de la vacuna. "La vacuna Providean Hidatil EG95 ha demostrado en estudios sobre más de 175.000 animales un 98% de protección contra el parásito, que dura por lo menos un año", dijo a LA NACION, Diego La Torre, presidente de Tecnovax, laboratorio que adquirió la licencia de la vacuna y que espera la aprobación del Senasa para luego pedir su aprobación en otros 15 países de América latina y Medio Oriente.
"La hidatidosis es una zoonosis parasitaria que suele aparecer en donde el hombre convive con los perros y con el ganado, especialmente con el ovino y con el caprino", explicó Jensen, que participó de las pruebas de campo de la vacuna realizadas en Chubut.
"Se transmite cuando el ganado es faenado en el campo y las achuras son dadas a los perros", explicó el doctor Peter Schantz, experto en hidatidosis de los Centros para la Prevención y el Control de las enfermedades (CDC) de los Estados Unidos, que pasó varios años en la Argentina estudiando esta enfermedad que, aclaró, posee una distribución mundial.
No en la carne de los animales infectados, pero sí en las achuras -principalmente en el hígado y los pulmones- es que se encuentran los quistes que contienen el parásito, que una vez en el intestino del perro comienzan a producir huevos. Al defecar, el animal contamina la tierra y las aguas.
Así, el parásito vuelve al ganado. "En ese mismo ambiente, el hombre convive con los animales, y son los chicos que por sus hábitos de juego, de llevarse todo a la boca, tocan las heces contaminadas o se dejan lamer por los perros infectados, y así contraen la infección", explicó Jensen.
En los humanos, el parásito puede permanecer muchos años sin dar síntomas. Estos dependerán del órgano en el que el parásito produce los quistes característicos de la enfermedad, aunque suele afectar principalmente el hígado y los pulmones.
"El tratamiento tradicional es quirúrgico [la remoción de los quistes], aunque en los casos asintomáticos pueden ser tratados con medicamentos", dijo Jensen.
Fuente: Por Sebastián A. Ríos (Diario La Nación)