miércoles, 4 de junio de 2014

Límites a la deuda pública para crecer sin sobresaltos

¿A qué porcentaje máximo del PBI podría ascender, en forma permanente, la deuda pública, externa e interna del Tesoro Federal, de las provincias y del BCRA para no afectar negativamente la estabilidad macroeconómica de la Argentina?

Es difícil contestar esta pregunta, pues la estabilidad depende también de que no haya déficit fiscal en forma permanente y de otras variables, pero las épocas en que la Argentina funcionó bien fueron aquellas en las que logró ir bajando y mantuvo la deuda pública en un 25% del PBI. Esta experiencia práctica se puede observar bien en el gráfico.
 
Posiblemente, la gran mayoría de los políticos no va a estar de acuerdo con este límite de la deuda, excepto quizá el kirchnerismo, ya que esta agrupación política llevó a cabo una estrategia de desendeudamiento. Los opositores dicen que esto es cierto, pero que fue porque nadie le prestaba a esta administración, salvo a tasas exorbitantes, como fue el caso de la deuda colocada en Venezuela hasta 2008.
Los límites para la deuda pública respecto al tamaño de cada economía para evitar crisis financieras periódicas han sido estudiados por muchos economistas y la mayoría de los investigadores internacionales están de acuerdo en que un máximo de 25% del PBI es lo más razonable, como puede leerse en Reinhart, Rogoff y Savastano; "Debt Intolerance", National Bureau of Economic Research (NBER) Working Papers (9908), Agosto 2003. En este informe se asegura que países con tradición de default "como es el caso de Argentina", tienen un techo muy bajo para la deuda pública externa, de alrededor de 15 % del PBI, para no caer en crisis periódicas. Este 15% no incluye la deuda pública interna.

A la mayoría de los políticos les gusta gastar todo lo que consiguen hacer entrar en la caja estatal, sin tener conciencia o sin preocuparse por las consecuencias de lo que viene después. "El que venga después que se las arregle como pueda", es su pensamiento básico.

Un tema llamativo es que la oferta de crédito para los países como el nuestro es procíclica: cuando en el mercado financiero internacional sobra el dinero, los agentes financieros no se fijan mucho en los riesgos que correrán después (salvo que sean muy altos y evidentes) y las entidades financieras presionan para que los países tomen deuda. Las agencias de rating de deuda también son procíclicas y suelen mejorar las calificaciones cuando sobra el dinero y después las bajan de golpe cuando falta y ya no se puede pagar. Por lo tanto, nosotros somos los que tenemos que ponernos un límite a la deuda.

Para corregir esta vieja práctica negativa de nuestros dirigentes que conduce al default de la deuda y a picos de pobreza muy altos cada década, se podría acordar entre todas las fuerzas sociales la siguiente política de Estado:
  • "La deuda pública externa más interna no puede superar el 25% del PBI". Este concepto que parece muy claro hay que complementarlo con normas adicionales.
  • "El PBI a estos fines, se debe calcular dividiendo el PBI nominal en pesos por la Paridad Teórica de Equilibrio del tipo de cambio". Ésta refleja el tipo de cambio que debería registrarse teóricamente si el mismo se ajustara por los costos internos menos la inflación internacional. Se puede considerar que la base 2007 es adecuada. Comúnmente los gobiernos atrasan el tipo de cambio, con lo cual al dividir el PBI en pesos corrientes por un tipo de cambio poco realista, se obtiene un PBI en dólares sobrevaluado. Al comparar la deuda en divisas con ese PBI resulta que la misma muy pequeña, como ocurre ahora. Siempre llega la hora en que se "sincera" el tipo de cambio, como pasó por ejemplo en 2002, año en que la cotización pasó de 1 a 3 pesos por dólar con lo cual resulta un PBI en dólares mucho menor. La deuda externa o interna que estaba denominada en dólares no se reduce por esa devaluación, por lo cual el porcentaje de la deuda pública sobre el PBI pasa de un día para el otro de por ejemplo 25% a más del 100% del PBI.
  • "El endeudamiento provincial se debe limitar a un monto conjunto del 5 % del PBI del país según PTE". Este criterio representa actualmente unos u$s 16.000 millones y se debe distribuir entre todas las provincias según PBG de cada una. Adicionalmente se debe establecer que no puedan cobrarse los vencimientos de deuda provincial directamente de la coparticipación federal, sino que los pagos de servicios de la deuda provincial los debe realizar directamente el Tesoro de cada jurisdicción. Es decir, se da por terminada la garantía directa (goteo) de la coparticipación federal.
  • "El endeudamiento temporario del Banco Central no puede pasar del 7 % de PBI, calculado este último según PTE". Actualmente serían unos u$s 23.000 millones.
En definitiva nos queda la siguiente:
"La deuda pública federal externa e interna no puede superar el 25% del PBI calculado según la PTE y se debe limitar el endeudamiento provincial al 5 % del PBI nacional y la deuda del Banco Central no puede superar el 7% de dicho PBI".

Sería conveniente también establecer un comité de 3 representantes de los consejos profesionales de economistas, contadores y abogados para que haga el seguimiento de estas cifras antes de que se verifique el endeudamiento. Es fundamental establecer penalidades muy fuertes para el ministro de Economía, el residente del Banco Central y los gobernadores respectivos por violar estas normas. Como muchas medidas razonables, muchas veces los políticos en el poder de alguna manera las soslayan, o cuando llega el momento de cumplirlas, cuando llega la crisis, las cambian por una nueva ley que no penaliza a nadie. Si esto ocurriera significaría que no hubo política de Estado, que siguen vigentes el caos y la continuidad de la decadencia.

Pero en cambio, si lográramos implementar estas ideas y que se verificara su cumplimiento, la estabilidad macroeconómica estaría muy encaminada, la moneda argentina sería estable cumpliendo las normas de emisión, las inversiones postergadas se acelerarían y prácticamente, en pocos años, no tendríamos pobreza..

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