Delimitado por Defensa, Brasil Martín 
García y Paseo Colón, el Parque Lezama constituye uno de los paseos 
tradicionales del barrio de San Telmo. Patrimonio de la Ciudad desde 
1894, fue visitado por millones de turistas y porteños a lo largo de la 
historia por sus paseos arbolados, las esculturas, la barranca y el 
anfiteatro. Sin embargo, la falta de mantenimiento y el vandalismo 
desmejoraron su aspecto en los últimos años, a tal punto de convertirlo 
en un lugar sucio, oscuro y, lo peor, inseguro. A casi dos años del 
anuncio oficial, el Gobierno porteño inició la puesta en valor de todo 
el predio en pos de devolverle su diseño y mística original. Los 
trabajos estarán listos a fin de año.
El plan de obras no incluye el polémico enrejado, tal como habían reclamado los vecinos de la zona en reiteradas oportunidades. Desde el Ministerio de Ambiente y Espacio Público tampoco lo descartaron en el futuro si se repiten los hechos de vandalismo. De todas maneras, se instalarán cámaras de seguridad que estarán conectadas con el destacamento de la Policía Metropolitana, ubicado en Brasil y Bernardo de Irigoyen.
Para evitar el cierre del parque, los trabajos se realizarán por etapas. Entre otras tareas, van a renovar todos los soldados internos y los de las veredas perimetrales. Los caminos asfaltados serán reemplazados por senderos de piezas premoldeadas de color teja, semejantes a los pisos originales de ladrillo. También sumarán bancos de madera, cestos de basura y bebederos, y construirán un nuevo patio de juegos con espacios diferenciados por edades.
Uno de los objetivos es recuperar el diseño del arquitecto Carlos Thays, por lo que realizarán movimientos del suelo y controlarán el estado de los 537 árboles existentes. En tanto, el departamento de Monumentos y Obras de Arte (MOA) se ocupará de restaurar las estatuas y monumentos afectados por el vandalismo. Entre ellos, la fuente Don Pedro de Mendoza, la de Neptuno y el grupo escultórico La Loba Romana. Para una etapa futura, se reconstruirá la fuente principal en el lugar donde hoy está el anfiteatro.
            
El plan de obras no incluye el polémico enrejado, tal como habían reclamado los vecinos de la zona en reiteradas oportunidades. Desde el Ministerio de Ambiente y Espacio Público tampoco lo descartaron en el futuro si se repiten los hechos de vandalismo. De todas maneras, se instalarán cámaras de seguridad que estarán conectadas con el destacamento de la Policía Metropolitana, ubicado en Brasil y Bernardo de Irigoyen.
Para evitar el cierre del parque, los trabajos se realizarán por etapas. Entre otras tareas, van a renovar todos los soldados internos y los de las veredas perimetrales. Los caminos asfaltados serán reemplazados por senderos de piezas premoldeadas de color teja, semejantes a los pisos originales de ladrillo. También sumarán bancos de madera, cestos de basura y bebederos, y construirán un nuevo patio de juegos con espacios diferenciados por edades.
Uno de los objetivos es recuperar el diseño del arquitecto Carlos Thays, por lo que realizarán movimientos del suelo y controlarán el estado de los 537 árboles existentes. En tanto, el departamento de Monumentos y Obras de Arte (MOA) se ocupará de restaurar las estatuas y monumentos afectados por el vandalismo. Entre ellos, la fuente Don Pedro de Mendoza, la de Neptuno y el grupo escultórico La Loba Romana. Para una etapa futura, se reconstruirá la fuente principal en el lugar donde hoy está el anfiteatro.
 
 
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