El
edificio para recibir pasajeros, que costó 30 millones de pesos, está
listo desde hace dos años; nunca se puso en actividad porque faltan las
obras de dragado
En tiempos en que cortar cintas es toda una tentación para
funcionarios que buscan en cada obra inaugurada -por mínima que sea- un
rédito político, por aquí nadie parece querer mirar hacia la Escollera
Norte. Una inversión de más de 30 millones de pesos traducida en un
moderno edificio que realza un punto estratégico de la ciudad no es poca
cosa. Pero la terminal de cruceros de Mar del Plata sigue allí,
concluida hace casi dos años y a la espera de su estreno.
La obra es imponente y no está demasiado lejos en dimensión, imagen y costos del Museo de Arte Contemporáneo (MAR), que abrió sus puertas en el extremo norte de la costa marplatense. Aunque lejos del despliegue mediático y la agenda de actividades que se dio allí este verano con cientos de miles de visitantes, en el flamante edificio de 1600 metros cuadrados preparado para que desembarquen los turistas extranjeros, sólo resuenan los pasos del personal de seguridad de turno. El proyecto de dotar a estas playas de infraestructura adecuada para recibir a buques de pasajeros es un claro ejemplo de cuando cumplir los plazos de ejecución en tiempo y forma termina siendo un problema.
La inversión corrió por cuenta del gobierno bonaerense. Se anunció hace cinco años a la par de un plan de dragado que financiarían a costo compartido la provincia y el Estado nacional. En 2010 comenzó la construcción del edificio, concluido en poco más de 24 meses. Pero por cuestiones burocráticas y demoras en la disponibilidad de fondos, la obra para recuperar profundidad en la embocadura del puerto recién se puso en marcha hace tres meses. Y al menos tiene por delante otros tantos más de ardua tarea.
Y aun cuando las condiciones estén dadas para que operen y amarren buques de más de 150 metros de eslora, la presencia de cruceros por aquí será casi milagrosa en lo inmediato. Primero: el dragado en ejecución no contempla el frente de muelle de esta terminal, que se deberá hacer por separado. Y más importante: las navieras diseñan sus rutas y escalas con casi dos años de anticipación. A la fecha, esta ciudad está fuera de su mercado.
"Mar del Plata está haciendo los deberes de infraestructura, pero no los de promoción del destino", dijo a LA NACION Ricardo Marengo, editor de Noticiasdecruceros.com, el sitio web dedicado al ramo más leído en habla hispana. "En este medio no se espera sentado al príncipe azul", advirtió.
La última presencia de un buque de pasajeros fue hace tres meses. El Ocean Diamond, de 124 metros de eslora y colmado de turistas chinos que venían de la Antártida, hizo escala de emergencia. Los pasajeros desembarcaron en muelles destinados a buques pesqueros, zigzagueando entre pescadores y obreros navales.
Marengo recuerda que Mar del Plata desapareció hace varias temporadas de las ferias internacionales donde se promocionan cruceros. E incluso la Argentina no estuvo en la Cruise Shipping Miami 2014, principal cita de las navieras y los promotores de destinos para sus escalas. "La flota de cruceros crece al 7% anual y se necesitan nuevos puertos", insistió.
La construcción de la terminal comenzó en 2010 y contempló tres obras iniciales y otras complementarias: una cisterna para agua potable de 750.000 litros, el edificio en cuestión y la recuperación de 350 metros de frente de amarre. Luego se ingresaron servicios de agua y cloacas, se cerró el perímetro para control aduanero y se extendió una plaza seca.
La infraestructura cuenta con dos plantas. En el nivel de muelle, un amplio hall y dependencias para el funcionamiento de todos los organismos de control para el ingreso y egreso de pasajeros. En planta alta, espacios para gastronomía cubiertos y al aire libre, con una fenomenal vista al mar y a paisajes de la zona.
La decisión política es inaugurar la terminal cuando llegue el primer crucero. Por eso, habrá que sentarse a esperar, y bastante.
Si se tiene en cuenta que sobrarían los dedos de ambas manos para contar la cantidad de buques que podrían recalar por aquí cada temporada, la expectativa está dada en el uso que esta edificación tendrá el resto del año. Además de restaurantes y cafeterías, la aplicación de salones para actividades culturales o sede de convenciones serían alternativas válidas para Mar del Plata.
Otro proyecto, aprobado pero por ahora dormido, tiene por protagonista a la Escollera Norte. Allí donde alguna vez se pensó en concentrar los locales nocturnos de Playa Grande, se propone un paseo de 1000 metros de extensión y 90.000 m2 con locales comerciales, cines y espacios de recreación familiar al aire libre. Una iniciativa de difícil concreción.
Lamentablemente hasta que no se solucione el banco de arena existente en la entrada (continuación de la escollera sur), y se llegue a tener un calado constante dentro del puerto, no atracaran cruceros en Mar del Plata. Lo que hoy se esta haciendo, tardo 10 años en concretarse, pero no es una solución durable. Se soluciona haciendo un estudio serio, para reestructura la escollera sur, que es la causante del desvió de la corriente (Sur- Norte) que deposita la arena en su boca y, no deja que se extienda a las playas del centro.
ResponderEliminarTanto los intendentes, como el actual y el consejo deliberante, no tienen capacidad de gestión para llevar adelante una ciudad puerto como Mar del Plata. Saludos cordiales.