Por Antonio Rossi - Diario Clarín (anrossi@clarin.com)
El buque “Golar Arctic” –con bandera de las Islas Marshall y una carga de 135.000 metros cúbicos de gas– tenía que haber ingresado a Bahía Blanca el sábado 25 de agosto. Pero, ese envío del grupo italiano ENI, valuado en US$ 48 millones, recién pudo entrar el miércoles 29, tras cuatro días de espera en el canal de acceso.
Por su parte, el barco “Polar Spirit” –fletado por la española Gas Natural, con 80.000 metros cúbicos de gas– tenía agendado su ingreso a la terminal regasificadora de Escobar para el lunes 27 de agosto. Pese a que llegó a tiempo, debió aguardar 6 días para poder amarrar y entregar la carga contratada de US$ 24 millones. Si bien la mayor responsabilidad por las demoras –que costaron unos US$ 70.000 por día de penalizaciones y sobrecostos marítimos– recae en la empresa estatal ENARSA, hay otras áreas del Gobierno que también aportaron lo suyo para este “papelón” registrado con la provisión de GNL.
En primer lugar, los ministerios de Economía y de Planificación no remitieron en tiempo y forma los fondos presupuestarios que había solicitado ENARSA para pagar los cargamentos. Después, cuando ya habían sido giradas las partidas, las trabas vinieron del Banco Central que demoró varios días la autorización de compra de los US$ 72 millones que la compañía estatal debía reunir para pagar las entregas de GNL.
Y, por último, en el caso de Escobar apareció la Aduana que amenazó con declarar la descarga como “contrabando” . El sistema informático aduanero tenía registrada la importación de GNL para agosto. Por las demoras, el Polar Spirit recién estuvo en condiciones de traspasar su carga el sábado 1 de setiembre. Como este detalle no había sido tomado por el sistema informático, los funcionarios aduaneros de Escobar se opusieron a autorizar la importación cuando el barco ya estaba amarrado y con las mangueras listas para iniciar la descarga. Tras casi un día de gestiones y cuando el capitán del barco estaba a punto de ordenar el desamarre, apareció una autorización especial para que ingrese el GNL.
Durante las 24 horas que estuvo parada la descarga, la Prefectura Naval dispuso –por seguridad– un bloqueo total a los barcos cerealeros y de cargas generales que transitan por la hidrovía que va de Rosario hasta la salida atlántica y por donde se moviliza el 70% de las exportaciones nacionales .
Todo una "joya", hay algún responsable de "impericia o inacción". Nos perdimos unos buenos pesos en repuestos ferroviarios. Mejoren por favor la gestión. Pobre patría mía...
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