(Editorial I - Diario La nacion) - Una matriz ideológica y oportunista confina a los militares
a tareas que nada tienen que ver con su naturaleza; el Gobierno y el Congreso,
en deuda
Boudou y miembros de
la banda del histórico Regimiento de Granaderos a Caballo, cantando "Arde
la ciudad", en Santa Cruz. Foto: Gentileza Francisco Muñoz / OPI
Por más que la concepción del Estado-Nación, elaborada desde
el cardenal Richelieu o, si se quiere, desde mediados del siglo XVII, haya menguado
a raíz de los procesos de globalización e internacionalización que han
caracterizado al mundo desde fines del siglo XX, en la Argentina el cambio ha
superado todo lo imaginable. Ha habido desde el Gobierno un esfuerzo manifiesto
por desculturizar las nociones de defensa nacional en relación con la necesidad
de contar con fuerzas armadas profesionales, motivadas para cumplir las órdenes
que se imparten dentro de la lógica de las operaciones de guerra desde que el
hombre es hombre, y dotadas de los recursos y adiestramiento suficientes a fin
de responder a los objetivos superiores que el poder político trace en función
del interés nacional.
Sería simplificar en exceso el cuadro de responsabilidades
históricas por la actual situación en el país si se concentraran las
imputaciones sólo sobre los gobiernos de los últimos nueve años y, en
particular, el de esta última parte. En ellos está, sin duda, el núcleo
ideológico y oportunista que ha maltratado a las instituciones militares con
plena conciencia de hacerlas pagar por los excesos indudables cometidos durante
la represión del terrorismo de la izquierda fascista de los años setenta. Pero
todo eso ha sido hecho, además, con olvido de que se trata de instituciones
permanentes de la
Constitución Nacional , que los gobernantes deben cumplir y
hacer que se cumpla en su letra y espíritu.
Nada de lo que ocurre con las fuerzas armadas se entendería
si no se comenzara por la siguiente observación: los asuntos militares están
fuera de la agenda política general del país. Ni la sociedad en su conjunto
pregunta por esos asuntos ni la oposición se hace cargo con suficiencia de un
vacío que, esperemos, no sea nunca recordado como de abandono general de
responsabilidades por las cuales deberán pagar, como nación, las próximas
generaciones de argentinos.
Si el apotegma de que una certera imagen fotográfica vale
por mil palabras, la foto de un grupo de granaderos con el devaluado
vicepresidente de la Nación
en el instante en que entonan en Santa Cruz el tema "Arde la ciudad",
de La Mancha
de Rolando, alivia de otras consideraciones sobre lo que el oficialismo espera
del espíritu militar. Esa imagen insólita se proyecta sobre un plano en el que
los ascensos y bajas del escalafón militar se producen según criterios
arbitrarios y discriminatorios, que ignoran con harta frecuencia las propuestas
de las juntas de calificaciones de las fuerzas.
Cuando quienes ejercen el poder político afirman sin medias
tintas que "van por todo", anticipan un proyecto totalitario dentro
del que la lógica natural sería que las fuerzas armadas no constituyan una
expresión institucional del Estado, sino instrumentos facciosos del gobierno de
turno. Desde la perspectiva de un régimen como el de la Venezuela de Chávez
resulta así apropiado que una franja de sus oficiales haya recibido instrucción
en la Argentina
o que el silencio de radio se prolongue desde que el subsecretario adjunto de
Defensa para el Hemisferio Occidental, Frank Mora, vino a Buenos Aires con la
misión de hacer saber que Washington está dispuesto a reanudar acciones
militares conjuntas con la
Argentina. Ese viaje constituyó un gesto, aún sin la debida
respuesta. Se ha producido después de que, por primera vez en la historia de
las relaciones internacionales, el uso de un alicate en manos del canciller
argentino interrumpió aquella relación activa con los Estados Unidos, al
violentar por propia mano material traído por personal militar que había
llegado al país de conformidad con el Gobierno.
A fines de los años 70 la Argentina tenía un gasto
militar excesivo, sin duda, que rondaba el 3,6 por ciento del PBI, y que llegó,
en la Guerra
de Malvinas, a cerca del 4%. Hoy se encuentra entre 0,8 y 0,9% del PBI,
manifiestamente por debajo de la media imperante en América latina. Buques de la Armada que no navegan,
oficiales de comando de la
Fuerza Aérea que no vuelan, un número de aviones operables
que se cuentan con los dedos de las manos y un Ejército cuyo material ronda en
promedio los 35 años de antigüedad. Ésas son algunas de las aristas
perceptibles de un contexto en el que la selección para el reclutamiento de
futuros oficiales ha descendido de cuatro o cinco candidatos por cada vacante a
dos y, por momentos, a uno.
Después del incendio que sufrió en 2007, el rompehielos
Almirante Irízar sigue en reparaciones y apenas hará la primera prueba de
navegación en 2013. Privada así de un medio vital para los intereses
antárticos, la Argentina
ha dispuesto del buque de bandera rusa Vassily Golovnyn -no un rompehielos,
sino un buque polar-, de prestaciones en su alquiler más limitadas de las que
exigen los confines del Sur.
Así las cosas, no es de extrañar que una fuerza de seguridad
como la Gendarmería
disponga hoy de más efectivos que los de la Armada y la Fuerza Aérea sumados
y que, tanto aquélla como la
Prefectura , se encuentren envueltas en operaciones ajenas a
su razón de ser: la preservación de las fronteras nacionales territoriales y el
patrullaje de nuestras costas ribereñas y marítimas. Nada se sabe, entretanto,
en qué ha quedado el escudo de protección del norte del país, anunciado para
acabar de una vez por todas con un colador doloso de uso múltiple y,
particularmente, para el narcotráfico, que por tierra, aire, ríos y mar ha
terminado por convertir al país en un espacio de importancia para su nefasto
negocio.
Falta, para esos y otros asuntos como los expuestos, más
preocupación del Congreso de la
Nación , como el seguimiento del papel que efectivos militares
cumplen en villas de emergencia o por qué se escamotea de escuelas y actos de
interés público la presencia de bandas militares con los uniformes que impone
la tradición.
Tal vez la oportunidad de un nuevo debate de fondo sobre los
asuntos militares, ineludible en un país con intereses permanentes que
defender, deba darse en el Congreso cuando se trate la nueva ley de personal
militar, que aún no ha entrado en el ámbito legislativo. Pero sobran los
motivos para llamar ya mismo la atención por la política gubernamental..
Cuando la gente común interactua con el personal de las FFAA como ocurrió en Córdoba en agosto al conmemorarse los 100 años de aviación argentina, la sensación que queda al observar tal convivencia es muy diferente al espíritu que trasuda la nota y que sin duda está teñida de intereses particulares ya que no pone en la balanza elementos favorables para el sector que constrastarian con el tinte deprimente que tiene el editorial. En Córdoba asistieron a la muestra aérea 700.000 personas en dos jornadas y pudimos observar y hablar directamente con personal de las FFAA así como conocer lo que se está realizando a en investigación y desarrollo de UAVs, recuperación de las capacidades de Fabricaciones Militares, radares nacionales, simuladores de vuelo y de tiro, repotenciación del avión Pampa, reequipamiento antártico (como ejemplo vayan los dos Mi-171 y la recuperación y ampliación de las capacidades científicas del ARA Irizar). Conozco parte de las FFAA por dentro y la nota no refleja el sentir general de su personal, quizá sí la opinión de aquellos que detentaron el poder para responder a intereses particulares y hoy no les resulta tan fácil continuar por esos caminos que nada tienen que ver con los intereses de la nación. Sin dudas hay mucho por mejorar en las FFAA, pero para considerar que son víctimas del revanchismo dentro de las mismas hay bastantes sonrisas y alegría que la manifiestan tocando música popular en cualquier lugar del país como ocurrió en Córdoba hace unas semanas. Me quedo con la imagen de la multitud interactuando con pilotos, mecánicos y soldados aprendiendo lo que las FFAA están haciendo y oyendo la música de fondo que la banda disfruta tocar mientras rompen la imagen acartonada y pacata de unas FFAA vetustas que quedaron en la nostalgia de aquellos que las usaron para satisfacer sus propios vientres. La realidad no está en una página impresa, está en observar y escuchar lo que pasa a nuestro alrededor sin que un formador de opinión nos diga qué tenemos que opinar.
ResponderEliminarDespués de leer su comentario -tendencioso y panfletario ad nauseam- no puedo dejar de sonreír ante el relato de la Disneylandia que nos quiere vender. Pero le tengo una mala noticia: yo por lo menos no se lo compro.
EliminarPara comenzar déjeme decirle que lo manifestado por el cronista es de estricta verdad y que ha sido corroborado -por acción u omisión- desde el mismo gobierno.Y que en su comentario usted no aporta ningún dato que pueda refutar a lo escrito por el periodista.
Por ejemplo, la recuperación del Irízar y del ARA San Juan cuyas finalizaciones fueron anunciadas por la Sra. Presidente a través de la cadena nacional no son tales, aún faltan terminarse.
De la remotorización del Pampa averigüe cuántos motores se compraron y que estén en poder de FADEA, le apuesto a que como mucho es uno. Pregúntese también cuántas células de Pampa hay construídas. Son ocho o nueve y están desde hace años sin terminarse de hacer los aviones a pesar de que el Mtro. Puricelli anunció y requeteanunció que serían 40.
También se requeteanunció la modernización del TAM con equipos israelíes. Sabe cuántos se modernizaron hasta hoy? Acertó, UNO.
Del reemplazo de los Mirage mejor ni hablar, es un culebrón que parecía no tener fin hasta que nuestro inefable Ministro de Defensa anunció que serían reemplazados por los famosos 40 Pampas que se van a construir. Y como frutilla del postre declaró que el reemplazo de los Mirage podía esperar porque al no haber hipótesis de conflicto no se necesitaban, que cuando fuera necesario los comprarían. Como si los pilotos se formaran de un día para el otro.
Realmente es tan impresentable que cura el hipo este ministro. Me atrevo a proponer algunos nombres para reemplazarlo: Julio Bocca,la Mona Giménez,Piñón Fijo y el Pelado Almeyda. Cualquiera de ellos podría hacer mejor ese trabajo.
Se ve que fuma de la mala porque no ve lo que hacen nuestros vecinos,que sí la tienen clara. Debería cambiar de dealer.
Pasemos a las Fuerzas Armadas que usted encontró tan contentas y dicharacheras. Si se refiere a la escena patética del granadero cantando a los gritos empuñando una guitarra eléctrica al lado de eso que nos pusieron de vicepresidente, le aclaro que no es para nada compartido por una gran mayoría de la Fuerza, y que veinte años atrás hubiera merecido cuando menos una cadena de sumarios.
Y eso no es pacatería,es respeto por la Institución y por el uniforme.
Y no demuestra alegría,Gabriel,muestra a una fuerza degradada,desmotivada,desarticulada y desarmada exprofeso con una clara intencionalidad política y que hoy hace lo que puede con lo poco y nada que le dan,amén de un salario humillante que no lo querría ni un cartonero. Aunque no le guste, eso es revanchismo,resentimiento y odio.
Y le recuerdo que por ley la inversión en defensa no puede ser inferior al 3% del PBI. Pero ya sabemos cómo se obedece la ley en estos tiempos.
Si eso es motivo de alegría muéstreme dónde está el regocijo.
De la investigación+desarrollo que tanto se publicita, sólo será creíble cuando lo que se investiga y diseña luego se construya y podamos verlo,como hace Brasil por ejemplo,de lo contrario serán sólo papeles cajoneados cuya única utilidad es alentar sólo el piripipí para la gilada. Ruido,humo y cante jondo.Y siga el corso.
La defensa no se puede dejar para mañana, la defensa es HOY y parece que algunos no terminan de entenderlo.
Y no se deje engañar por las 700 mil personas que vió. La mayoría son gente que fué a tratar de distenderse para olvidar un rato cómo llega a fin de mes y que no puede discernir si lo que le dicen es verdad.
Recuerde,de paso, que el 54% del padrón electoral es mucho más que 700.000, y mire cómo estamos.
Finalmente, le pido que cuando escriba se documente bien. Vender pescado podrido no le hace bien a nadie. Ni siquiera a usted.
Gabriel pedrazzi que pavadas que escribis. en Primer lugar, las FF.AA no se componen unicamente de su industria, por mas que es bueno recuperar y repotenciar lo abandonado, en este momento la Argentina no produce ningun equipamiento militar competitivo (salvo los radares 3D).
ResponderEliminarDespues ¿consideras que en las FFAA esta todo bien solo porque ves gente cantando con ellos o hablando con militares en actos publicos? ¿Vos por casualidad fuiste al acto del 25 de Mayo en el centro civico aca en Cordoba? estaba el regimiento de Paracaidistas sirviendoles el prometido chori a los subsidiaditos y a los deplorables (por no decir otra cosa) que van con el bombo solo para hacer bulto. ¿A vos te parece que el ejercito tenga esa tarea? ¿hacer de mozo?
Por ultimo cito algo que escribistes: "La realidad no está en una página impresa, está en observar y escuchar lo que pasa a nuestro alrededor sin que un formador de opinión nos diga qué tenemos que opinar". Por lo que veo a vos la opinion te la formaron y de una forma preocupante
Bien,Juan:
EliminarMe sacaste las palabras de la boca,o mejor dicho lo dos coincidimos!
Agrego algo mas de mi parte,el fiasco que paso el ejercito en la celebración del bicentenario,no hace falta que lo recuerde.
Saludos
Juan Sin Identidad:
ResponderEliminarPrimero: no me oculto en el anonimato.
Segundo: no me interesa discutir con vos.
Tercero: el regimiento de paracaidistas "hizo de mozo" (según tus palabras despectivas), porque el Gobernador José Manuel de la Sota así lo solicitó (a eso en las FFAA se le llama subordinación y es constitucional).
Cuarto: me parece excelente que las FFAA festejen días patrios sirviendo a la comunidad. Eso los acerca a la gente y cambia la imagen nefasta que los dictadores les dejaron.
Quinto: tu capacidad mínima de análisis y anonimato no me permite tomarte en serio para responderte otros ítems que no resisten el más mínimo argumento que yo confronte.
Sexto: es patético que parte de tus argumentos sea un copy & paste de los argumentos que yo expuse.
Séptimo: mejor que decir lo que uno piensa es pensar lo que uno va a decir.
Saludos
Juan lamentables tus comentarios...
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