Por José Hidalgo Pallares
| LA NACION
En los primeros siete meses de 2012 se
gastaron cerca de US$ 1000 millones para traer partes y piezas; en 2010
se gastó menos y llegaron más aparatos
Seguramente
fue una coincidencia, pero el viernes pasado, cuando el jefe de
Gabinete de Chile, Cristián Larroulet, explicó a LA NACION por qué, en
su opinión, una política comercial abierta es más ventajosa que una
proteccionista, utilizó como ejemplo los teléfonos celulares. "En un
mundo globalizado, lo mejor que pueden hacer los países es aprovechar
sus ventajas", dijo. "Las economías proteccionistas quieren producir
todo ellas mismas. Pero por querer producir todo, lo hacen caro y mal.
En Chile, por ejemplo, tenemos ventaja para producir cobre y no
celulares. Para nosotros es más barato seguir produciendo cobre e
importar los celulares desde China."
Según un informe difundido ayer por la consultora Investigaciones Económicas Sectoriales (IES), en el acumulado de los primeros siete meses de 2012, la Argentina importó teléfonos celulares terminados por un monto total de 84,9 millones de dólares, mientras que las importaciones de partes y piezas para su ensamblaje en las plantas de Tierra del Fuego sumaron US$ 985,6 millones. El "consumo aparente" de celulares para ese período -es decir, la suma de los teléfonos importados más los fabricados localmente, según explicó Alejandro Ovando, director de IES- llegó a 6,8 millones de unidades.
"En cuanto a si es más económico importar o ensamblar -dice el informe de IES-, en el año 2010 se importaron cerca de 8 millones de aparatos celulares por un valor de US$ 769 millones." Es decir, en 2010 el número de celulares que ingresaron en el mercado argentino (sin considerar los producidos localmente) fue mayor en 1,2 millones de unidades al de los primeros siete meses de este año, con un gasto menor en US$ 300 millones.
Ovando añadió algo más: "Los celulares terminados que se importaron en 2010 pagaron IVA y derechos de importación". Por lo tanto, el programa de sustitución de importaciones de celulares -que incluye una serie de beneficios fiscales para las plantas de Tierra del Fuego-, además de no haber tenido un impacto positivo en la balanza comercial, implicó un sacrificio para las cuentas públicas.
En el Gobierno, sin embargo, defienden el programa. "La sustitución de importaciones es un trabajo que lleva tiempo", dijeron a LA NACION fuentes oficiales. "En la Argentina, por ejemplo, hay litio para producir las baterías de los teléfonos, pero conseguir la tecnología para fabricarlas no es sencillo."
Sobre las críticas que dicen que las plantas de Tierra del Fuego son meros lugares de ensamblaje, en el Gobierno resaltaron los empleos que se han generado en la isla, y añadieron: "Ha habido muchas reuniones para que se vayan reemplazando cada vez más las partes importadas para producir teléfonos móviles. Si no se dan los procesos, en algún momento, no se va a permitir la armaduría lisa y llana. La ministra [de Industria, Débora] Giorgi ha dicho que la Argentina no quiere ser un país de maquila".
Lo cierto es que, año tras año, las importaciones del sector se han ido concentrando cada vez más en partes y piezas. Entre enero y julio de 2012, según Ovando, sólo se importaron 279.000 teléfonos terminados.
Comentario:
La pavada de "Caro, pero Argentino" y lo lamentable es que solo se ensamblan...Pobre país.
Pobre pais?? seguramente sería mejor importarlos (que sean más baratos es una utopía) y perder los puestos de trabajo no?Cualquier argentino mayor de 40 años sabe que en argentina todo lo que se vende bien,se vende caro, sea de producción nacional o importado Y ESO ES UNA VERDAD IRREFUTABLE.
ResponderEliminarSaludos cordiales
Marcelo.