Entre abril y mayo próximos, los 70.000 pasajeros que día tras día viajan en colectivo por el corredor de la avenida Juan B. Justo, ida y vuelta entre Palermo y Liniers, dispondrán de servicios más rápidos, pues los internos de las líneas 34 y 166 circularán por los carriles centrales de la avenida, que serán exclusivos para el transporte público.
Los usuarios subirán y descenderán de las unidades por dársenas especiales situadas en los laterales de las vías exclusivas, cada 500 o 600 metros. El gobierno porteño comenzará a construirlas en enero próximo, para evitar trastornar el pesado tránsito registrado durante el resto del año. La obra durará unos 90 días.
Según los cálculos de las áreas de Transporte y Tránsito de la ciudad, el tiempo del recorrido entre ambas cabeceras disminuirá -no apenas entre en funcionamiento la nueva modalidad, sino en el mediano plazo- de los actuales 45-50 minutos a aproximadamente 26 minutos, o sea, casi a la mitad. Así, la frecuencia de paso del colectivo por las paradas se incrementará notablemente. Calculan que hasta alcanzar uno por minuto, cuando el sistema opere en plenitud.
Así lo adelantaron a LA NACION fuentes oficiales y agregaron que, en un principio, el servicio de ómnibus de tránsito rápido (o BRT, por sus siglas en inglés) -tal como se conoce en la jerga esta modalidad- será prestado con las mismas unidades que hoy emplean las mencionadas líneas de colectivos, pero luego está previsto que las empresas incorporen ómnibus articulados, que tienen capacidad para 180 personas (más del doble que los comunes), en la medida de sus posibilidades económicas.
"Somos realistas: este lanzamiento, por sí solo, no sirve. Será una prueba piloto para luego extender el sistema a otras avenidas e integrar una red que, a su vez, se complemente con la de subtes y con otras alternativas de transporte", señaló el subsecretario de Transporte porteño, Eduardo Moreno.
Hoy, los colectivos articulados con fuelle integran la flota de la línea 132. Si bien fue Jorge Telerman el primero que pensó en sumar este tipo de medio de locomoción a la red de transporte de la Capital, como alternativa de capacidad intermedia, no logró estrenarlos por problemas en la homologación de los equipos.
Finalmente, en febrero de este año, ya durante el gobierno de Mauricio Macri, los nuevos equipos empezaron a aparecer en el paisaje porteño. Desde entonces, el gobierno de la ciudad y los directivos de la línea 34 trabajaron conjuntamente -según dijeron voceros de Transporte- en el desarrollo de un nuevo corredor con BRT para la avenida Juan B. Justo.
La ventaja de este sistema para las empresas transportistas reside en que, a raíz del acortamiento de los tiempos de viaje por los carriles exclusivos y el consecuente aumento de la frecuencia del servicio, podrán levantar al 20% de pasajeros que, en hora pico, queda hoy en las paradas sin poder ascender a las unidades por falta de espacio.
Según las fuentes, cada vía exclusiva -una con sentido Liniers-Palermo y otra en sentido contrario- tendrá un ancho de 3 metros, y las dársenas para ascenso y descenso de pasajeros medirán otros 2,5 metros, por lo que el corredor del BRT ocupará 8,5 metros del ancho total de Juan B. Justo que, en su tramo más angosto, es de 22,8 metros y varía según el sector.
A los costados quedarán los carriles para automóviles; las líneas de colectivos que pasan por Juan B. Justo, pero no en toda su extensión, también deberán entrar y salir de la vía preferencial.
Lo que no ha podido resolver el gobierno porteño es la inclusión del corredor para transporte público sobre el puente que la avenida hace entre las calles Gorriti y Loyola. En el viaducto, estiman en Transporte, los carriles exclusivos centrales no estarán demarcados y las unidades deberán retomarlos al bajar del puente.
Lo que no ha podido resolver el gobierno porteño es la inclusión del corredor para transporte público sobre el puente que la avenida hace entre las calles Gorriti y Loyola. En el viaducto, estiman en Transporte, los carriles exclusivos centrales no estarán demarcados y las unidades deberán retomarlos al bajar del puente.
Consultada por LA NACION, la docente investigadora de la Facultad de Arquitectura Inés Schmidt opinó en sintonía con el subsecretario Moreno. "Tener carriles preferenciales para el transporte público le viene muy bien a la ciudad, a la movilidad, al pasajero y al chofer. No estaría mal que Buenos Aires se permitiera esta experiencia, si está bien estudiada, bien diseñada y coordinada con los empresarios." "Pero debiera ser más global. Tal vez se pueda instrumentar en otras avenidas con el ancho suficiente, como Scalabrini Ortiz, y en otras troncales que no estén saturadas", comentó.
Fuente: Por Angeles Castro del Diario La Nación