Las cercanas derrotas de los navíos podrían ser una oportunidad demasiado valiosa como para ser ignorada.
Los análisis acerca de las tendencias de la piratería continúan centrándose en los nichos tradicionales de la actividad criminal marítima tales como Nigeria, Somalia e Indonesia. No obstante, hay un notable despliegue militar que se está llevando a cabo en el Océano Índico, donde crece la incertidumbre sobre los niveles de riesgo de los numerosos intereses marítimos de la región.
Los Tigres de la Liberación de Tamil Ealam están enfrentando un nivel muy intenso de presión militar y una perspectiva muy real de perder la batalla con el gobierno de Sri Lanka. El conflicto convencional que se desata en la región boreal de Vanni en Sri Lanka se está desarrollando a favor del mejor equipamiento militar, y precisas observaciones satelitales demuestran que los rebeldes han perdido los distritos de Killinochchi, Mullaitivu, Vavuniya y Mannar en las últimas semanas.
El hecho de forzar al grupo a pasar a la clandestinidad podría llevar a un nivel de desesperación que eleve el riesgo de mayores ataques contra intereses navales. El grupo necesita fondos desesperadamente, y a pesar que podría tener suerte de evitar las repercusiones internacionales, podría concentrarse en la cercanía de las rutas marítimas como una oportunidad demasiado valiosa como para ignorar, en tanto busca reforzar sus capacidades defensivas.
Otra alternativa, aunque improbable, es que la campaña militar gubernamental erradique el espectro de hostilidad en Sri Lanka e incentive a la inversión, algo que ha sido tan desplazado en las últimas décadas. Hoy en día el aumento en la inversión se centra en el hallazgo petróleo en la cuenca de Mannar y en la continuidad de las propuestas orientadas a abrir el Palk Straits al tráfico creciente.
Cualquier índice de crecimiento adicional podría estimular notablemente a la industria naval nacional, y esto podría concluir en una cobertura significativa a los barcos que atraviesan el territorio marítimo de Sri Lanka. Quizás se trate de buena suerte el hecho que las aguas de Sri Lanka no sean nicho para la criminalidad marítima. Al menos en los papeles, los factores causales sugerirían que este país podría ser una tierra próspera para la piratería.
La estratégica isla posee una población costera marginal, imposición desigual de la autoridad estatal y se encuentra próxima a algunos de los carriles marítimos más lucrativos del mundo.
Condiciones similares son ciertamente consideradas la causa de proliferación de grupos dedicados a los raptos, secuestros y robos en cualquier lugar del mundo, sin embargo los barcos continúan pasando por Sri Lanka sin tener en cuenta la posible actividad terrorista que podría desarrollarse en la costa.
No obstante es precisamente la amenaza terrorista que suscita el LTTE la que ha limitado la cantidad de incidentes relacionados con la piratería en el país, siendo los mismos mucho menos frecuentes que en aguas hindúes, a unos pocos kilómetros al norte. Desde su creación en 1976, el LTTE se concentró rápidamente en la erradicación de aquellos grupos opositores a Tamil en el norte y este del país.
La búsqueda de la hegemonía de Tamil fue tan feroz como su violenta campaña contra el estado austral dominado por Shinala, y en unos pocos años ya había logrado aniquilar, estrangular y consumir lo que antes habían sido un grupo de organizaciones políticas y militantes que competían en la región. Se estableció así como el único representante de la secesión de Tamil y en lo que concierne a la piratería, esto desechó una de sus principales causas: la imposición desigual de un estado autoritario.
Mientras que el gobierno de Sri Lanka ya no estaba más a cargo de la supervisión satelital de los territorios deshabitados de Tamil, el gobierno de facto posteriormente impuesto por el LTTE aseguró que se impusiera la ley, a pesar de de la militarización y de ser democráticamente ilegítimo. Esto evitó que los empobrecidos residentes costeros tuvieran oportunidad de desarrollar negocios relacionados con la piratería así como organizaciones criminales, una situación con miras a perdurar mientras que la autoridad siga imponiéndose a través de este grupo.
No obstante, debido a esta situación los militares de Sri Lanka ahora poseen fuerzas a unas pocas millas de los cuarteles del LTTE en Killinochchi, y la hegemonía mantenida por el grupo en el norte se ha tornado muy imprevisible. Como grupo de amenaza marítima, y ciertamente la más innovadora organización terrorista del mundo, la pérdida total del control territorial seguramente llevará al LTTE a la clandestinidad y conducirá a un período de tensa incertidumbre así como de imprevisibilidad estratégica respecto de las intenciones como de las tácticas a implementar en el futuro.
La estrategia marítima ha sido un componente clave de la campaña de insurgencia a través del ancho de la isla desde el comienzo de la tercera guerra de Eelam en 1995. Las tácticas de esta estrategia han sido predominantemente terroristas en su esencia, incluyendo ambiciosos asaltos, bombardeos suicidas, buzos saboteadores y ataques en altamar a través de los miembros del Sea Tigres contra objetivos en Galle, el puerto de Trincomalee y una serie de buques comerciales en el Océano Índico.
El grupo también se vio involucrado en actividades de piratería no reportadas. En el año 2003, 24 pescadores chinos fueron asesinados por el grupo cuando su barco fue abordado y posteriormente utilizado en actividades de contrabando y hasta que operaciones navales de Sri Lanka lograron destruir su flota mercante en el 2007, los rebeldes comandaron una serie de buques para su uso como armas de contrabando hacia la isla desde distintos lugares en Asia.
Mientras que las autoridades navales recomendaban a los buques que pasaran las costas este y norte a no menos de 40-50 millas náuticas, el ala rebelde marítima, los Tigres del Mar, habían extendido su área de influencia, no sólo alrededor de la isla, sino hasta los límites con la India, y a través de un amplio sector del Océano Índico, que implicaban a países tan alejados como las Islas Maldivas, Comoros, Indonesia y Camboya.
Mientras que las autoridades navales recomendaban a los buques que pasaran las costas este y norte a no menos de 40-50 millas náuticas, el ala rebelde marítima, los Tigres del Mar, habían extendido su área de influencia, no sólo alrededor de la isla, sino hasta los límites con la India, y a través de un amplio sector del Océano Índico, que implicaban a países tan alejados como las Islas Maldivas, Comoros, Indonesia y Camboya.
Si se fuerza hacia una situación de mayor desesperación, los rebeldes podrían recurrir a tácticas más radicales contra blancos comerciales tales como los críticos intereses marítimos que se acumulan en el margen de la isla, pero tal como se demuestra arriba, teóricamente es posible que se generen ataques dentro de una esfera mucho más amplia que la que comprende la línea costera de Sri Lanka. Cuando se calmen las aguas de las hostilidades presentes, la naturaleza de las embarcaciones así como los temas sobre piratería y terrorismo respecto de las aguas de Sri Lanka se verán totalmente alterados, por lo que será necesaria una gran consideración para quienes se vean involucrados en esta industria.
Por John Drake (Consultor de seguridad en AKE Intelligence, especialistas en análisis e inteligencia de riesgo de estado). Contacto: +44 (0)20 7816 5454, john.drake@akegroup.com.
La Evaluación de Amenazas de la Piratería es una herramienta diseñada para asistir a empresas marítimas y de seguros en la comprensión de los riesgos de sus operaciones arítimas /comerciales. Es publicada por el Grupo Internacional Mercante en asociación con AKE Intelligence.
La Evaluación de Amenazas de la Piratería es una herramienta diseñada para asistir a empresas marítimas y de seguros en la comprensión de los riesgos de sus operaciones arítimas /comerciales. Es publicada por el Grupo Internacional Mercante en asociación con AKE Intelligence.
Fuente: Lloyd’s list 03/09/08. - Traducción de NUESTROMAR
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