La UCR denunció que es porque los aviones no están en condiciones. El Congreso no dio el permiso a tiempo.
El Crucex, iniciado en 2002 y ya en su séptima edición, es el mayor ejercicio de guerra aérea de América. Este año intervienen 90 aeronaves y 2 mil efectivos de Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Ecuador, EE.UU., Uruguay y Venezuela.
Clarín consultó a la oficina de prensa del ministro de Defensa, Agustín Rossi, pero no obtuvo respuesta: no hubo explicación oficial sobre la cancelación. El diputado radical Julio Martínez, en cambio, afirmó a este diario que Defensa “envió tarde” al Senado (dijo que el 10 de octubre) el pedido de autorización, “y en plena campaña electoral. El mismo kirchnerismo lo planchó, no hubo voluntad de tratarlo”.
La Argentina se había anotado con seis cazas A-4AR y un Hércules. En tiempos de paz, los ejercicios son la razón de ser de la profesión militar, y aunque puedan durar unos pocos días en el terreno, son la culminación de extensos preparativos. Pero los A-4AR basados en Villa Reynolds, San Luis, tuvieron que quedarse en tierra. No es el primer papelón internacional de este tipo: en 2008 y 2010, también se canceló la asistencia al Crucex porque el Congreso no autorizó a tiempo.
Brasil se vio obligado a agregar aviones propios para suplantar a los argentinos.
En medio de todo, la polémica, Clarín publicó en marzo un informe de diputados de la UCR que indicaba que sólo el 17% de los aviones de la Fuerza Aérea estaban en condiciones de volar. Saliendo al cruce de estas explicaciones, fuentes militares aseguraron a Clarín que para ir al Crucex “teníamos de cuatro a cinco A-4AR listos para despegar, y quizás un Hércules. Contábamos con los recursos. Pero de golpe nos encontramos con ésto”. Para graficar la frustración, señalaron que durante meses hicieron maniobras de preparación para cuando tuvieran que operar en el Crucex –bajo metodología OTAN–, con las fuerzas aéreas de los otros países.
La Fuerza Aérea venía de recibir el cachetazo de tener que levantar el teléfono para cancelar con los brasileños cuando el lunes, el ministro Rossi les habló de “futuro” y elogió la actitud del jefe aeronáutico, el brigadier mayor Mario Callejo, por el hallazgo de documentación de la última dictadura.
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