Por Cristina Álvarez - FP (Español)
La destrucción deliberada y selectiva del entorno urbano durante un conflicto no es solo una técnica bélica de devastación física. Implica la eliminación de las condiciones y características de la vida de la población con consecuencias que permanecen cuando la guerra ha terminado. FP en Español recoge cinco ciudades que han sufrido o sufren el urbicidio, con la colaboración de los expertos Martin Coward, Stuart Reigeluth y Sara Fregoneser*.
Sarajevo, Bosnia-Herzegovina
Las torres gemelas 'Momo' y 'Uzeir' de Sarajevo en llamas, en junio de 1992 Georges Gobet/AFP/Getty Images |
El término urbicidio adquirió una especial importancia en la guerra de Bosnia entre 1992 y 1995, siendo Sarajevo la ciudad paradigmática de la destrucción deliberada y selectiva de edificios, y de la arquitectura civil, con el objetivo de crear comunidades étnicas homogéneas. “La ciudad que ahora observo es un área de devastación, herida, mutilada […] Calles enteras y edificios han desaparecido”, es como la describió el escritor Juan Goytisolo en su libro Paisajes de guerra.
El Museo Nacional, el Ayuntamiento, mezquitas como la de Ferhadija y Ali Pasha, la madraza, la torre del reloj y el mercado de Brusa fueron sólo algunos de los objetivos durante los cuarenta y cuatro meses de asedio. Pero fue el ataque a la Vijecnica, la Biblioteca Nacional, con cohetes incendiarios serbios en agosto de 1992, el hecho que enlazó en Sarajevo el urbicidio con el memoricidio, la destrucción intencionada de bienes culturales que no se puede justificar por necesidad militar. Este episodio es considerado la mayor barbarie contra la cultura europea cometida tras la Segunda Guerra Mundial, en el cual se perdieron más de un millón y medio de volúmenes que incluían 155.000 manuscritos.
Se estima que en todo el territorio bosnio fueron destruidos en torno a 180 pueblos y 560 mezquitas. En Móstar, otra ciudad significativa, la catedral, trece templos musulmanes y el stari most, el puente viejo, símbolo de unión de distintas culturas y religiones durante cuatrocientos años comunicando las dos orillas del río Neretva, fueron reducidos a piedras.
Homs, Siria
Los ataques del Ejército sirio están acabando con el barrio de Baba Amr, en la ciudad de Homs - /AFP/Getty Images
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Tras cumplirse el primer aniversario de la revolución en Siria se contabilizan en torno a 9.000 muertos y 30.000 refugiados. La ciudad de Homs, sitiada y duramente castigada por el Ejército de Bachar al Asad, está sufriendo bombardeos, luchas directas, asesinatos y el éxodo masivo de la población. Se han cortado los suministros y el entorno urbano está siendo violentamente atacado, como el barrio de Baba Amr, “completamente devastado”, según describió Valerie Amos, Secretaria General Adjunta de Asuntos Humanitarios de la ONU.
“Homs está experimentando un urbicidio porque está siendo deliberadamente destruida. Están eliminándose las condiciones materiales para el retorno a la ciudad como era antes, desproveyéndola de vida mediante el cerco realizado por el Ejército estatal. Ha habido luchas en torno a los edificios de los servicios secretos, se han bombardeado hospitales y casas de manera indiscriminada con el objetivo de aniquilar a la población”, destaca Sara Fregonese, doctora e investigadora de Geopolítica Urbana de la Universidad de Londres.
Las tácticas utilizadas son conocidas, operaciones militares de gran escala contra la ciudad, cercarla y aislarla mediante la destrucción de las infraestructuras, la instalación de puntos de control y la excavación de trincheras, recurriendo a la expulsión de testigos como la prensa y la Cruz Roja. Human Rights Watch ha denunciado la devastación generalizada que está sufriendo la ciudad tras la publicación de imágenes por satélite en las que se observan 640 edificios con daños visibles en unas fotografías que “muestran la medida de la brutalidad desencadenada en Baba Amr”.
Grozni, República de Chechenia
El palacio presidencial en Grozni tras los ataques de la artillería rusa, en enero de 1995 - Michael Evstafiev/AFP/Getty Images
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Las dos guerras en Chechenia modificaron para siempre la arquitectura de Grozni. La primera fue la iniciada por Boris Yeltsin en 1994 hasta 1996 con el objetivo de “restaurar el orden constitucional” tras la proclamación de independencia de la república norcaucásica en 1991. Mientras la segunda, con Vladimir Putin en el poder, se inició en 1999 hasta que en 2009 Rusia oficialmente dio por concluida su “operación antiterrorista” en la zona.
El profesor Martin Coward, autor de Urbicidio: políticas de destrucción urbana, define las tácticas llevadas a cabo durante las campañas en Chechenia de escombrización, las cuales ya fueron utilizadas por las tropas soviéticas en Afganistán y esencialmente consistían en “reducir el entorno urbano a escombros” con el objetivo de castigar a los simpatizantes muyahidines y desanimar a la resistencia convirtiendo todo punto de la ciudad en blanco para ser atacado.
Durante las operaciones, partes de Grozni desaparecieron por los proyectiles, las bombas y la artillería del Ejército del país más grande del mundo. Además de la arquitectura civil como hospitales, colegios y viviendas, los edificios del Parlamento, el Banco Nacional, el Teatro Lermontov y el Museo de Bellas Artes fueron algunos de los objetivos de un urbicidio comparado con la destrucción de Dresde y Stalingrado.
Territorios palestinos
Un grupo de niños palestinos
escalan por las ruinas de una mezquita a las afueras de Jabalya, en la
Franja de Gaza, en enero de 2009 Jerry Lampen - Pool/Getty Images |
“La mayor destrucción de áreas urbanas ha tenido lugar en la Franja de Gaza. Esto se hizo más visible tras la guerra israelí desde diciembre de 2008 a enero de 2009, dejando barrios enteros destruidos, como Izbet Abd Raboo, en la parte oriental de la ciudad de Gaza. Israel ha destruido grandes áreas urbanas y agrícolas con el objetivo de desestabilizar a Hamas”, declara Stuart Reigeluth, miembro del Consejo para las Relaciones Europeo-Palestinas (CEPR).
En menos extensión pero más sistemático, Israel ha desalojado y destruido casas de familias y edificios de las áreas urbanas de Cisjordania y Jerusalén Este. Durante la invasión de las ciudades de Nablús, Ramalah y Hebrón se destruyeron sistemáticamente las comunicaciones, suministros de agua, infraestructuras y hospitales mediante la utilización de políticas deliberadas de urbicidio y demodernización.
Según el Comité Israelí Contra la Demolición de Casas (ICAHD), aproximadamente 2.000 hogares han sido destruidos en Jerusalén Este desde 1967 y 20.000 órdenes de demolición están pendientes de ejecución. “El urbicidio en Palestina ha sido gradual y constante, a menudo pasado por alto por la rápida urbanización de las colonias israelíes en su lugar”, explica Reigeluth. “La mayor devastación de las áreas urbanas continúa siendo la ocurrida en la nakba (catástrofe) de 1947-1949, en la que en torno a 450 pueblos palestinos fueron literalmente eliminados de la tierra por explosivos y excavadoras”, añade.
Beirut, Líbano
Vista de la destrucción en Beirut tras los ataques israelíes contra Hezbolá, en agosto de 2006 - Nwar Amro/AFP/Getty Images
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Durante la guerra civil de 1975-1991, varias áreas a lo largo de la línea norte-sur que atravesaba Beirut se convirtieron gradualmente en “líneas tradicionales de confrontación entre milicias”. Aunque la Línea Verde no tiene valor militar desde 1991, las divisiones materiales y de infraestructuras, así como la forma en que los residentes viven y usan la ciudad, son muy fuertes.
“La división y destrucción de Beirut fueron deliberadas. Matar y borrar zonas de la ciudad fueron parte de la misma estrategia: casi un proyecto cartográfico con el objetivo de purificar ciertas áreas de presencias consideradas extranjeras eliminando sus posibilidades materiales de existencia y transformándolas en zonas homogéneas”, explica Fregonese.
Además de la destrucción de infraestructuras diarias destaca la de antiguos hoteles internacionales como Kantari, Ayn el Mreisse y Minet el Hosn, emblemas del Beirut cosmopolita y próspero, así como del Museo y la Biblioteca Nacional. Entre otras tácticas utilizadas se recurrió a la demonización, continúa Fregonese: “la ciudad y partes de ella fueron presentadas como objetivos, el demonio o que albergaban entidades que debían ser desarraigadas”, a la devastación de campos y pueblos mediante el bulldozing y a la demodernización durante el cerco en 1982, aislando el aeropuerto y cortando los suministros.
*Stuart Reigeluth es director de Revolve Magazine y miembro del Consejo para las Relaciones Europeo-Palestinas (CEPR) en Bruselas. Sara Fregonese es doctora, investigadora de Geopolítica Urbana de la Universidad de Londres y autora del proyecto Beirut: Urbicide 75/08. Martin Coward, es doctor y profesor de Política Internacional de la Universidad de Newcastle y autor de Urbicide: The Politics of Urban Destruction (Londres, Routledge, 2008).
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