Por José María Costa - LA NACION
Las precarias viviendas de cartón están siendo reemplazadas por otras de material
A la vera de la avenida Castillo y de la calle 9, en el puerto, un asentamiento crece con construcciones de ladrillo y chapa.
Foto Credito Aníbal Greco
Cambiaron el nylon y el cartón por los ladrillos y las chapas. Una parte del grupo de personas que se habían instalado a la vera de la autopista Illia y que en agosto pasado fueron desalojadas por el gobierno porteño, tras acordar el pago de un subsidio de 8600 pesos, se trasladaron a unos 300 metros de ese lugar, donde comenzaron a construir otras viviendas, que, a diferencia de las anteriores, son de material. El nuevo lugar elegido es debajo de la salida de la autopista ubicada tras el peaje, en sentido hacia el puerto, y en una franja de unos 150 metros de largo y entre 5 y 10 de ancho, junto a la avenida Ramón Castillo.
Los pocos metros que conforman la pequeña extensión aún no habitada ya presentan una improvisada demarcación hecha con viejas fajas de seguridad. En medio de cada lote se pueden observar los montículos de arena fina y los bloques de ladrillo que dan vida a los nuevos hogares. "El sábado [21 de agosto, día siguiente al arreglo y desalojo] a las 6.30 de la mañana ya estaban delimitando este espacio de aquí, que pertenece al ferrocarril", explicó a LA NACION el empleado de una guardería de equipajes situada en la avenida Castillo, a menos de 50 metros del nuevo asentamiento.
"Los que se vinieron para acá son los mismos que sacaron de la autopista y aprovecharon la plata que les dieron para comprar los materiales", dijo uno de los vigilantes de la guardería de equipajes, que convive a diario con los nuevos vecinos. Las obras más avanzadas tienen paredes de ladrillo, el techo de chapa, rejas en las ventanas y puertas de un blanco impoluto que contrasta con el piso de tierra y los rieles de ferrocarril.
En una recorrida, LA NACION comprobó que son una veintena los nuevos lotes y que en más de la mitad se observan materiales de construcción o edificaciones recientes. "La gente de la villa [31 y 31 bis] no se quejó porque se trata de familiares de gente que vive allí", explicó el vigilante de la guardería, y agregó: "Pasa lo siguiente. Los hijos se casan y no tienen dónde vivir cuando forman sus familias. Por eso toman estos terrenos".
Para quienes trabajan en la zona, el nuevo y cercano asentamiento no les genera temor. "Junto al nuevo asentamiento funciona una de las nuevas cámaras de seguridad que instaló el gobierno porteño. Además, los familiares y conocidos de los nuevos propietarios trabajan en los negocios de aquí por lo que no se les ocurriría asaltarnos a nosotros", dijo un empleado.
En agosto pasado, 64 familias que anteriormente alquilaban habitaciones en la villa 31 estaban asentadas ilegalmente en un terreno perteneciente a la empresa concesionaria de la autopista Illia. Tras varios días de tensión ante un inminente desalojo por la fuerza, se logró un acuerdo entre el gobierno de la ciudad y las familias, que se retiraron con 1400 pesos en mano y la promesa de cobrar ocho cuotas de 900 pesos a modo de subsidio.
Pocos días después, algunas de esas familias comenzaron a instalarse debajo del puente de la bajada de la autopista Illia que desemboca en la entrada del puerto. El precario asentamiento era de cartón y una de las vecinas de la zona había explicado a LA NACION que no había más terrenos en la villa para levantar viviendas y por eso habían optado por ese lugar. El asentamiento fue creciendo a la vera de la avenida Castillo a medida que más familias se instalaban. En el Ministerio de Ambiente y Espacio Público porteño indicaron que ese asentamiento está en terrenos de la Nación, utilizados como reservorio de viejas vías, y que la ciudad, por lo tanto, no tiene injerencia en esas tierras.
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lunes, 11 de octubre de 2010
Desalojados de la villa Nylon crearon un nuevo asentamiento
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