Por Carolina Barros - Ambito.com
Si se comprueba la hipótesis de que en 1421 Zheng He, un almirante al servicio de la dinastía Ming, llegó a las costas de América para sacarle así 70 años de ventaja a Cristóbal Colón, no sería errado aventurar que en pocos años China podría quedarse con el control de la producción petrolera de Venezuela y convertirse, además, en el principal acreedor de ese país. Esto, claro, si es que Caracas no pudiese honrar la deuda estimada en u$s 48.000 millones, acumulada tras varios préstamos otorgados por Pekín.
Sería entonces el segundo desembarco que en (Sud) América hace el gigante asiático y no sería, como en el siglo XV para proveerse de especias, plata u oro sino para saciar su hambre de minerales y petróleo. No es para menos: de acuerdo al último informe de la OPEP, Venezuela tiene 211.173 millones de barriles en reservas comprobadas -hoy, las mayores del subcontinente- y PDVSA, la petrolera estatal, está entre las cinco primeras empresas del mundo en cuanto a producción.
Sea otra conquista china o, como dice la oposición venezolana, una venta entreguista de Hugo Chávez a Pekín (Put money in thy purse/ pon moneda en tu escarcela dicen las líneas de Shakespeare en Othello), lo cierto es que las cifras en danza son por demás contundentes. Por un lado, el motor que impulsa al dragón asiático y que al mismo tiempo necesita alimentar: los chinos consumen 9.2 millones de b/d, de los cuales producen apenas el 42%. Hasta hoy, el 47% del petróleo importado proviene de Medio Oriente pero el crecimiento geométrico y acelerado del consumo (en 2003 China se arreglaba con 5.5 millones de b/d, lo que implica un incremento del 67% en 7 años) hizo que el gobierno de Hu Jintao buscase proveedores alternativos.
Uno de ellos y el principal de Sudamérica es la Venezuela de Chávez. Según la Agencia Internacional de Energía, en 2009 ese país captó 14% de la inversión (directa) petrolera china en el extranjero (entre CNPC, Sinopec y China Nacional Offshore Oil Corporation). Traducido a dinero: u$s 2.500 millones en 2009, la cifra más elevada que China colocó hasta ahora en el sector energético latinoamericano. Ese compromiso con el petróleo venezolano tiene también su 'pata' oriental: previsores los chinos frente a los impulsos nacionalizadores y estatizantes de Chávez, están construyendo en la provincia de Guangdong una refinería para procesar el petróleo ultra pesado de la Faja del Orinoco. Estará operativa en 2013, luego de desembolsar u$s 8.000 millones.
Aunque la asistencia financiera e inversión china se reforzaron en los últimos tiempos (con un préstamo de u$s 20.000 millones a 10 años el pasado abril, que se agrega a los u$s 16.300 millones con los que la China Nacional Petroleum Corporation cerró hace un año un joint venture con PDVSA con la meta de producir un millón de b/d, y al fideicomiso o fondo chino de 2008 que comenzó con 6.000 millones y se estiró arbitrariamente hasta 16.000 en 2009), la liaçon comercial entre ambos países viene de lejos. O al menos está en la mira de Chávez desde octubre de 1999, cuando el mandatario bolivariano viajó por primera vez a Pekín y se confesó -no podía ser de otra manera- maoísta de la primera hora.
Las sucesivas giras presidenciales entre China y Venezuela consolidaron una relación que puede constatarse en el salto cuantitativo del comercio bilateral: u$s 85,5 millones en 1999 para llegar a u$s 10.000 millones en 2009. Pero también pesó mucho en el acercamiento Caracas-Pekín la enrevesada política exterior de Chávez que, por causa de su miopía frente a las FARC y el narcotráfico, se mereció un embargo de armas por parte de EE.UU., y por su crispada convivencia con la vecina Colombia (la de Uribe), cerró las fronteras comerciales con ese país. Resultado: China aprovechó los baches estratégicos y le vendió 24 aviones K-8 para controlar el narcotráfico y las fronteras (aunque parezca una tautología, no lo es); en 2008 colocó en órbita al Venesat-1, el primero de una serie de satélites sino-venezolanos; en 2009 cerró un acuerdo para constituir una compañía ferroviaria en la que la China Railways Engineering Corporation (CREC) controlaría el 40%.
También el año pasado ambos gobiernos acordaron montar una fábrica de teléfonos celulares con tecnología china y la acerera Wuhan Iron and Steel (la tercera en tamaño del mundo) cerró con el holding minero estatal CVG (Corporación Venezolana de Guayana) un convenio para comprar 40 millones de toneladas de aluminio a un valor u$s 20 menor que lo que ofrece el mercado. Estos acuerdos, mas la ruptura diplomática y comercial con Colombia hicieron que China ocupase su lugar como segundo socio comercial de Venezuela.
· Socio con EE.UU
El primero sigue siendo EE.UU., a donde va un millón de b/d de petróleo venezolano (el tercer proveedor después de Canadá y México). Ese volumen esta muy lejos de los 1,74 millones b/d de crudo que exportaba en 1999, cuando llegó Chávez al poder. Pero mientras tanto, China también supo aprovechar ese otro hiato estratégico: de los 39.000 b/d que le compraba a Venezuela en 2005, pasó a 200.000 en 2009, estima superar los 400.000 en 2010 y llegar a la meta de un millón b/d en 2012.
En Venezuela, sin embargo, los expertos en petróleo consideran que esta meta de producción es inviable, dada la falta de inversión en taladros en PDVSA, en la desmesura del plantel (de 20.000 empleados que tenia en 2002 hoy la nómina supera los 90.000), y en que se cerraron 20.000 pozos petroleros (dijo El Universal ayer). La OPEP, además, y la EIA (Agencia Internacional de Energía) dicen que Venezuela hoy produce escasos 2,07 millones de b/d con apenas 63 taladros activos (cifras de abril).
Por su parte, economistas de Venezuela como José Guerra califican a la deuda contraída con China como ilegal en su contratación. En su descargo, el ministro de Energía y presidente de PDVSA, Rafael Ramirez, dijo en una reciente entrevista a Bloomberg que en los envíos de crudo a China acordados en el ultimo préstamo de u$s 20.000 millones (con u$s 9.583 millones cash para ser invertidos en infraestructura en 3 años y el resto en yuanes como crédito para importaciones chinas) se calculan a precio de mercado y sin descuento.
Consultado por Buenos Aires Herald, el ex ministro de economía Domingo Cavallo (actual consultor para el Banco Central de China), dijo que el problema en la relación comercial entre Pekín y Caracas es que Pekín no compite con un espectro amplio de potenciales compradores porque el gobierno de Chavez no llamó a licitación. La culpa no es de los chinos, que están invirtiendo en recursos intensivos, agregó, sino que por inseguridad jurídica y por su política expropiadora, la Venezuela de Chavez se ha condenado al financiamiento monoaccionista, como es el que hoy le ofrece China.
De todas maneras, en Venezuela de cada u$s 100 que le entran por exportación, 95 provienen del crudo. Con una inflación estimada para 2010 del 45%, una caída del PBI para el segundo trimestre del 3.5% y una merma en las exportaciones petroleras del 16.3% en el mismo periodo, en el petróleo Venezuela tiene su bendición y también su condena. Mucho mas ahora que esta endeudado con China.
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