Hemos recibido este documento que deseamos compartir con ustedes:
Declaración conjunta - 25/08/2010 - 1 - Movimiento Productivo Argentino
Preocupados por el futuro de la economía y, en particular, por la situación social, hemos analizado cuidadosamente sus principales tendencias y queremos manifestar públicamente la inquietud que nos
genera advertir que, mas allá del actual crecimiento, existen indicadores que señalan hasta qué punto la administración Kirchner está comprometiendo el futuro.
Estamos convencidos de que la esencia de un buen gobierno consiste en alcanzar la justicia social. Esto requiere armonizar los diversos componentes del funcionamiento de la sociedad y el justo equilibrio entre
las distintas opciones temporales. La historia argentina está plagada de episodios transitorios de crecimiento que terminaron en rotundos fracasos. Por ello, la sustentabilidad económica, la estabilidad política y la
integración social son una obligación ética del sistema político.
En especial, advertimos que:
• El ritmo de crecimiento estimado para 2010 pasó de 4% a 7%, y eso es, en sí mismo, muy positivo; pero se están incubando graves desequilibrios hacia el futuro.
• La alta inflación nuevamente está instalada en el escenario económico y social argentino. El gobierno insiste en ignorarla y en desconocer que las principales víctimas de la inflación son los más pobres.
• En línea con esta negación, el gobierno intenta disimular sus propios errores exhibiendo aumentos en diversas variables sociales. Así, por ejemplo, el nuevo piso de los ingresos de los trabajadores, fijado en 1840 pesos por el Consejo del Salario Mínimo Vital y Móvil, no alcanzará para compensar el deterioro en sus condiciones de vida; en especial, por el nuevo impulso del precio de los alimentos. Aumentos interanuales del 40% en alimentos demuelen la capacidad de los más pobres -en particular el 40% que trabaja en el mercado informal- para satisfacer sus necesidades más elementales. Lo mismo ha de suceder con los aumentos otorgados a las jubilaciones y la asignación por hijo, que serán diluidos prontamente por los precios. Con inflación sin freno, los aumentos puntuales son una estafa a las necesidades de los trabajadores.
• La burla social que representa los números del INDEC ha contribuido a consolidar un alto piso de inflación. La nula credibilidad que la sociedad tiene en el instituto de estadísticas oficial hace que el rango de remarcaciones sea más rápido. Pero, además, este INDEC intervenido nos impide sostener una política antiinflacionaria.
• La sociedad sufre una presión impositiva récord, que asfixia a las pymes, que financia básicamente gasto corriente; se diluye en obras de infraestructura plagadas de sobrecostos y no satisface las necesidades básicas de la sociedad, como seguridad, salud y educación.
• El BCRA, por su parte, lleva adelante un programa monetario errático, que agrega más incertidumbre a la economía. Ante la necesidad de intentar esterilizar su propia emisión a través de la colocación masiva de títulos –por la carencia de recursos fiscales para hacerlo- ha hecho reaparecer la amenaza del déficit cuasifiscal, que agregará inestabilidad e incertidumbre a las proyecciones macroeconómicas. La decisión de emitir 18.000 millones de pesos en concepto de ganancias es como utilizar por segunda vez las “reservas excedentes” y se trata de un verdadero abuso del Poder Ejecutivo que generará más inflación.
• La apropiación de los recursos de la ANSES para financiar proyectos carentes de sustento social o consumo suntuario es una agresión inaceptable a los recursos de la seguridad social. Mientras se manifiesta que no se cuenta con los fondos para mejorar de manera sostenida el haber jubilatorio, el Tesoro se apropia de ingresos previsionales, prostituyendo de esa manera las promesas de mayor justicia social que se efectuaran al estatizar el sistema. De continuarse con esta exacción, el futuro gobierno se encontrará con
graves dificultades para sostener las justas demandas de los jubilados; y aún para pagar las prestaciones corrientes del sistema.
• Mes a mes avanza el agotamiento de nuestras reservas energéticas; la ausencia de exploración en hidrocarburos y la insuficiente inversión en generación eléctrica equivalen a una descapitalización en estos recursos estratégicos, que ya triplica el valor de nuestras reservas de divisas en el Banco Central. Cada vez
dependemos más de importaciones a costos que cuadruplican los valores locales. Intentando evitar un freno masivo a la actividad productiva, el gobierno se ha visto obligado a reasignar partidas y le cedió $1.350 millones más a CAMMESA, la compañía administradora del mercado mayorista eléctrico. Así, se resta dinero destinado a necesidades urgentes de la sociedad para pagar el fruto de la irresponsabilidad.
• La insuficiencia de la inversión es la muestra más evidente de la falta de confianza que los operadores económicos tienen en el futuro, ante la posibilidad que esta seudo-política económica siga adelante. Aún utilizando los datos oficiales del INDEC, la inversión en el primer trimestre de 2010 es menor que la registrada en 2008. Pero el hecho de que una parte importante de ese crecimiento esté explicado por la recuperación de la construcción residencial, que no amplía la capacidad de producción y la oferta de bienes y servicios, lleva a que la inversión con fines productivos crezca este año aproximadamente 7%, el nivel más bajo del período 2003-2007. Por ello, el stock del capital reproductivo está apenas un 10% por encima de los niveles de 1998, mientras que el de capital no reproductivo ya supera en un 40% los niveles de ese año.
• Estas cifras confirman una de nuestras principales preocupaciones:
- La economía está creciendo impulsada por la demanda, pero ningún nuevo ciclo de inversión se avizora.
- Gran parte de las empresas operan con alta utilización de su capacidad técnica y ello acentúa la tendencia a completar el abastecimiento del mercado con productos importados. Esto ocurre porque prevalece un mal clima para los negocios, entre otras razones por el estilo autoritario y arbitrario en la aplicación de las herramientas de política económica.
• También advertimos que, como consecuencia de la incertidumbre generada por el desorden en el manejo de precios y señales de la economía, este aumento del PBI no se traduce en una equivalente generación de empleos, ni mejora la calidad del empleo existente. Costos financieros que no se reducen; intervenciones espasmódicas en los mercados; incertidumbre fiscal y fuga de capitales contribuyen a reducir la decisión de ampliar la generación de empleos, afectando especialmente a los más débiles.
• La política agropecuaria ha sido errática y contraria al sostenimiento y expansión de la producción, lo cual ha provocado graves distorsiones estructurales. La inducida caída en la producción ganadera ha resultado en que el consumo por habitante retrocediera desde 70,3 kilogramos/año en enero-abril de 2009 hasta 56,3
kilogramos/año en enero-abril de 2010 (-20% anual). Ello es una expresión clara del fracaso de la política agropecuaria de este gobierno, y del consecuente impacto que esto ha tenido sobre producción, consumo y exportaciones. Como consecuencia de tal improvisación y terquedad, estamos enfrentando una disminución
del stock ganadero, que costará mucho tiempo revertir; y que afectará por un largo plazo al bienestar, el empleo y las divisas de nuestro país. También la producción agrícola carece de señales sólidas a largo
plazo, con el resultado de una masiva sojización por el desaliento a producciones alternativas.
• En estos últimos años la industria nacional ha dado una respuesta extraordinaria al crecimiento económico. La ausencia de financiamiento y el deterioro de la competitividad han inducido a una caída en el nivel de inversión que –una vez más- pone en tela de juicio nuestra vocación nacional por el desarrollo industrial.
Debemos afirmar, entonces, que no nos hallamos frente a situaciones generadas por causas externas o que no puedan ser controladas por una buena política. La Argentina ya conoce cuánto se paga por tratar de alimentar artificialmente el crecimiento con inflación: se paga con pobreza, baja inversión y pérdida de competitividad, que se sentirán con mayor fuerza a medida que pase el tiempo.
Lamentablemente, creemos que la combinación de avidez política, carencias técnicas y negación del valor del diálogo que caracterizan a este gobierno hará muy difícil reducir este nuevo piso inflacionario que se está
consolidando entre nosotros, y generar los incentivos necesarios para aumentar la inversión y el empleo a los niveles suficientes para sostener el crecimiento de largo plazo.
Es falso que la condición necesaria para frenar la inflación sea un ajuste o el “enfriamiento” de la economía. Para derrotarla se requiere, en cambio, una tasa creciente y sostenida de inversión, consensos sociales y políticos, e incentivos a la competencia en el mercado interno, en el marco de una política de sostenibilidad fiscal y monetaria.
Por lo tanto, en lo inmediato, confiamos en que nuestros legisladores puedan encauzar este gasto público desbocado elaborando un Presupuesto 2011 racional y controlando el uso de recursos que -como la caja de la ANSES- escapan a toda sensatez económica y legal, de modo de iniciar un cambio de expectativas que al menos modere las tendencias actuales.
Estamos convencidos de que sólo con un gobierno que ponga el control de la inflación en sintonía con el crecimiento de la inversión, la transparencia del gasto público y la reducción de la pobreza, será posible frenar definitivamente este grave problema de los argentinos que los Kirchner han logrado reinstalar.
Nuestra preocupación central consiste en asegurar que el crecimiento actual sea sólido, equitativo y se proyecte hacia el futuro. Por ello es que seguimos trabajando intensamente en el desarrollo de nuestras propuestas técnicas y buscando los consensos políticos que sostengan las políticas públicas necesarias para cumplir con este objetivo social básico, que es el de un país con crecimiento estable y mejor distribución de la riqueza. Invitamos, una vez más, a todos aquellos que compartan nuestro compromiso por una Argentina grande, estable y equitativa a trabajar con nosotros.
FIRMANTES: ALBERTO ABAD, EDUARDO AMADEO, LISANDRO BARRY, JAVIER GONZALEZ FRAGA, ALIETO GUADAGNI, MARCELO KOHAN, GERARDO OTERO, ALDO PIGNANELLI, JORGE SARGHINI y JORGE TODESCA
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