El tranvia es el corazón de un sistema integrado de transporte público que incluye colectivos y trenes; con un solo boleto se puede viajar hasta dos horas en cualquier medio; además, entre el 5 y el 10% de la gente va a trabajar en bicicleta
Cuando se habla de bicisendas o de trabajadores que van al centro sobre dos ruedas uno se imagina una ciudad europea o una urbe oriental. Sin embargo, en los Estados Unidos también se incentiva el uso de las bicicletas como una de las medidas para desalentar el uso del automóvil. Un claro ejemplo es Portland, en el estado de Oregon, donde a un sistema integrado de tranvía, tren y colectivos se sumó una red de bicisendas.
La apuesta para solucionar el caos de tránsito para dos millones de habitantes colocó a este lugar del noroeste de los Estados Unidos como una de las ciudades tomadas como modelo de tránsito y urbanismo para los expertos. Para desalentar el uso del automóvil, como se pretende en Buenos Aires, en Portland los estados nacional, estatal y local hacen una inversión anual de entre 600 y 700 millones de dólares en el sistema de transporte público. Y se empiezan a ver algunos resultados: según cifras oficiales, en los últimos 10 años el uso del transporte público trepó al 65 por ciento y entre el 5% y el 10% de la población va a sus trabajos en bicicleta.
Algo más gráfico: con el cambio de conducta de los ciudadanos de Portland se erradicaron más de 62 millones de viajes de auto por año, lo que coloca a la ciudad entre una de las metrópolis estadounidenses con menor crecimiento del uso del automóvil. "La clave para entender el cambio es la voluntad que existe en Portland para convertirla en un mejor lugar para vivir. No es tratar de convertir la ciudad en otra o copiar experiencias ajenas.
El objetivo es lograr una mejor versión de sí misma", dijo a LA NACION Ethan Seltzer, doctor en Planeamiento y Urbanismo de la Universidad de Portland. "El sistema de tránsito, en ese sentido, jugó un papel fundamental. Las mayores inversiones estuvieron dirigidas al transporte público y no a las autopistas, por ejemplo", agregó. Pero no todo es el tránsito. "Cada viaje empieza y termina con un peatón. Estamos trabajando en una red integrada de transporte que incluya las calles, rutas, autopistas, trenes, bicicletas y peatones. Todos son necesarios en diferentes escalas", opinó Seltzer.
Una de las opciones para viajar al centro de Portland es tomar el sistema integrado de trenes, tranvías y colectivos. Se llama TriMet y presta servicios para el área metropolitana, que incluye los condados de Multnomah, Washington y Clackamas. Con un solo boleto, que tiene una duración de dos horas y cuesta 2,30 dólares, se puede viajar en cualquiera de los tres servicios. Y al tren tradicional de pasajeros se suma otro que sólo circula en las horas pico, de lunes a viernes.
En Portland, como en Buenos Aires, la hora pico se extendió: según datos oficiales, de 4,8 horas en 1982 pasó a 7,6 horas en 2005. "Portland es considerada pionera por atacar conjuntamente dos cuestiones: la expansión geográfica y el desaliento del automóvil. Fue una de las primeras en apostar a la red de tranvías modernos a mediados de los 80 en los Estados Unidos. Ahora, con dos nuevas líneas, el sistema sumará unos 37 kilómetros y crecerá un 50 por ciento", apuntó Dylan Rivera, periodista especializado en The Oregonian.
En Portland, como en Buenos Aires, la hora pico se extendió: según datos oficiales, de 4,8 horas en 1982 pasó a 7,6 horas en 2005. "Portland es considerada pionera por atacar conjuntamente dos cuestiones: la expansión geográfica y el desaliento del automóvil. Fue una de las primeras en apostar a la red de tranvías modernos a mediados de los 80 en los Estados Unidos. Ahora, con dos nuevas líneas, el sistema sumará unos 37 kilómetros y crecerá un 50 por ciento", apuntó Dylan Rivera, periodista especializado en The Oregonian.
Pero uno de los cambios más radicales, que asemejan a Portland con una ciudad europea, es la inclusión de las ciclovías, que incluso llegan al aeropuerto de la ciudad. "Somos la ciudad norteamericana que más se parece a las metrópolis europeas como Berlín", agrega Rivera, que muestra el orgullo de haberle quitado esa tradicional comparación a la ciudad de Boston, en Massachusets. El tráfico de las bicicletas creció 257 por ciento en los últimos 10 años. Es que desde 1990 la red, que incluye travesías turísticas, pasó de tener 80 kilómetros a 500 km. Y la gente los usa.
Foto: Newscom
Fuente: Por Laura Rocha de la Redacción de LA NACION
Fuente: Por Laura Rocha de la Redacción de LA NACION
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