viernes, 5 de julio de 2013

Emergencias y Fuerzas Armadas

Por Salvador Calegaris Asesor en seguridad - Cronista.com
 
Cuando los ríos de nuestro litoral amenazan con una nueva crecida, cabe reflexionar sobre la importancia que asigna el Estado a los planes de contingencia para situaciones de emergencia. Por ejemplo, la reciente catástrofe producida por la inundación que afectó a la ciudad de La Plata.

De haber contado con algún plan de emergencia y los medios apropiados para enfrentarla, seguramente la contención hubiera sido satisfactoria. Se podrían haber desplegado miles de efectivos en cuestión de horas y aportado los medios necesarios para una presencia importante en la zona afectada, de modo que no hubiera personas que tuvieran que esperar entre 24 y 48 horas, atrapadas en sus casas o autos. Si se hubiera contado de antemano con zonas para las evacuaciones y existiera un plan de logística para proveer suministros esenciales en forma inmediata, otra hubiera sido la respuesta.

Cuando el temporal de 2003 golpeó a la ciudad de Santa Fe, con miles de evacuados, una ciudad anegada, muertos y desaparecidos, si bien llevó un mes devolver la normalidad a la ciudad, el Estado puso en movimiento los medios de que disponía para asistir a las víctimas. Principalmente, el sistema logístico de las Fuerzas Armadas. Hoy esos medios –aptos para la solidaridad– no suman la cuarta parte de los que se disponía entonces y aquí radica –creemos– una de las claves para la planificación futura.

Por aquel entonces, la Fuerza Aérea Argentina contaba con 6 aviones de carga con capacidad de aterrizar en pistas semipreparadas o lanzamiento de carga aérea; 10 helicópteros multipropósito; 10 de carga medianos; dos hospitales modulares aeromóviles con capacidad para realizar cirugía, salas de terapia intensiva, etc. El Ejército Argentino contaba –a su vez– con 600 camiones ‘todo terreno’; 40 helicópteros ‘multi-rol’; y 3 helicópteros de carga pesada. Durante esa inundación se movilizaron más de 5000 efectivos de las FFAA, se transportaron más de 100.000 toneladas de carga, con donaciones, suministros médicos y maquinaria pesada, con los aviones Hércules que operaban desde Palomar hasta Santa Fe. 
 
En las principales ciudades del país se desarrollaban operativos con camiones del Ejército que recorrían los centros de donaciones y las transportaban hacia los aeropuertos, donde los aviones de la Fuerza Aérea los trasladaban a los refugiados.

En esos centros eran atendidas las personas evacuadas con lanchas de la prefectura, helicópteros y camiones todo terreno. Mientras eso sucedía, se montó un operativo de seguridad en el que las Fuerzas Armadas proveían medios de transporte a los efectivos de Prefectura y Gendarmería que tenían las tareas de prevención. Finalmente, desde el primer día se disponía en el lugar de un batallón de ingenieros del ejército para proveer agua potable, electricidad y otros servicios a los evacuados, además de colaborar en las tareas de desagote de la ciudad.

Desde entonces existe desatención. Lo que ha generado una importante reducción presupuestaria que afecta a los medios de las fuerzas armadas. Ya que no se cuenta con fondos para su buen mantenimiento. Por ende, se ven obligadas a recurrir al desarme o la canibalización de unidades.

Los medios más afectados por esta reducción presupuestaria son aquellos que pueden contribuir con eficacia a la asistencia en situaciones de emergencia. Para mencionar algunos, la disponibilidad actual de aviones de transporte Hércules es de tan solo de 3 unidades. También vale mencionar que se ha demorado 5 años la puesta en funcionamiento, desde su incendio en alta mar, del rompehielos Almirante Irizar, buque que puede operar como hospital flotante.

A pesar de todo, la política de reducción presupuestaria continúa. La falta de mantenimiento sigue costándonos medios y recursos. Por insuficiencia salarial, hay personal que se ve en la necesidad de pasar al sector civil. Esto se nota principalmente en los cuadros formados en especializaciones tales como pilotos, rescatistas, personal sanitario (no médicos) y de oficios varios.

En el mundo hay ejemplos donde los gobiernos recurren a la asistencia de sus Fuerzas Armadas para superar una crisis. Fue el caso de Chile, que dispuso de ingenieros de la marina y de su complejo industrial para el ejemplar rescate de los mineros atrapados en la profundidad. En Japón, las Fuerzas de Autodefensa fueron desplegadas –en su totalidad– para enfrentar las consecuencias del Tsunami.

Por esto el reciente anuncio presidencial acerca de la necesidad de no desaprovechar la existencia de los recursos disponibles de las Fuerzas Armadas para asistir a la sociedad cuando ella más los necesita es oportuno. La corrección es urgente. 
 
También, hay que preguntarse: ¿Donde esta la Defensa Civil? Se recuerda, que la defensa civil es tarea de todos.
¿Hay planes de prevención, tratamiento de la emergencia y de contingencia? Si no hay: ¿Por que? y si hay, ¿Quienes son los responsables por la inacción y/o omisión?

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