Por Nora Sánchez - Diario Clarín
Es porque los metrodelegados decidieron no llegar a las paradas de Rosas y Echeverría, que abrieron ayer. Dicen que faltan condiciones de seguridad. Macri lo negó. Y pusieron jerárquicos a manejar.
La construcción de las estaciones Echeverría y Rosas fue licitada en 2004 y debían abrirlas en 2008. Pero las obras se demoraron. Además, al principio no se previó la construcción de una cochera-taller, que finalmente se hizo por debajo de avenida Triunvirato, entre Roosevelt e Iberá, con 700 metros de largo. También construyeron una subestación rectificadora. Pero no podían habilitar el nuevo tramo por falta de trenes y el Gobierno porteño tuvo que comprarle 36 coches al metro de Madrid.
Y fue en uno de esos que ayer Macri llegó a la estación de Triunvirato y Roosevelt, decorada con globos amarillos. Lo acompañaban la vicejefa de Gobierno, María Eugenia Vidal; el jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta; el ministro de Desarrollo Urbano, Daniel Chain; el presidente de Sbase, Juan Pablo Piccardo, y candidatos a senadores y a diputados por el PRO. Por la veda electoral ayer era el último día en que se podían hacer actos de inauguración antes de las primarias.
Después de saludar al motorman, Macri bajó y destacó que el nuevo tramo beneficiará a 50.000 personas. “Espero que los trabajadores le presten el servicio a la gente, que hace años que espera la inauguración de estas estaciones. Están perfectas, son muy modernas, y estuvimos trabajando hasta las 4 de la mañana para que estén impecables. Si están preocupados por la seguridad, que se queden tranquilos, porque para nosotros es una obsesión. Están haciendo política a costa de la gente”, acusó y les pidió a los metrodelegados que “recapaciten”. “No hay ninguna razón para que no se opere en estas estaciones”, subrayó.
El jefe de Gobierno porteño, además disparó contra el candidato a senador del Frente de Izquierda por el PTS y delegado de la línea B, Claudio Dellecarbonara. “Está metiendo la política donde no debe”, aseguró. “Esto no es algo político. Acá en Los Incas en la última inundación murió un trabajador electrocutado por el agua. Las estaciones nuevas también se inundan y no sólo cuando llueve. Por encima de la estación Rosas hay napas y corre el arroyo Vega y las filtraciones son constantes. Las cámaras de electricidad están inundadas”, dijo Dellecarbonara.
El miércoles, la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro (AGTSyP), cuyo titular Roberto Pianelli milita en el partido de Martín Sabbatella, anunció que no conducirían el subte más allá de Los Incas.
Los metrodelegados justificaron su decisión diciendo que en las nuevas estaciones hay filtraciones, riesgo eléctrico y falta un sistema tierra-tren, que permita la comunicación con la base.
Ayer a las 15.40 partió el primer tren desde Los Incas hacia Rosas. “Vamos a llegar a Rosas hasta las 20”, comentó el motorman a un pasajero. En Metrovías explicaron que en Los Incas, los conductores habituales les entregaron las formaciones a supervisores e instructores, que se hicieron cargo de llevarlas ida y vuelta hasta la nueva terminal. “Está manejando los trenes personal fuera de convenio y sin la experiencia suficiente”, denunció Dellecarbonara.
Más allá de la polémica, en la estación Rosas llamaron la atención las máquinas de recarga automática de la tarjeta SUBE. Y los nuevos mapas de estaciones de la línea B, con información sobre los colectivos con los que se puede combinar en cada una, las estaciones de bicicleta y los puntos de interés más cercanos. También sorprendió la ornamentación modernista de la Estación Echeverría, creada por Carolina Antoniadis.
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