Por Oliver Galak LA NACION
Las centrales termoeléctricas de Campana y Timbúes no estarán completamente operativas el mes próximo, como había anunciado el Gobierno en 2006, sino en noviembre. Pero para cumplir ese plazo, primero deben conseguir los US$ 300 millones que faltan para terminar su construcción.
Con ese objetivo será lanzado pasado mañana el fideicomiso financiero MBT (iniciales de Manuel Belgrano, nombre de la usina de Campana, y Timbúes). Los organizadores son el Banco Nación, el Banco de Valores y Nación Fideicomisos.
La construcción de las centrales se inició en 2006 y desde el año pasado comenzaron a operar en forma parcial. Funcionan a ciclo abierto (aún no es un ciclo combinado porque no reutiliza el vapor que genera) y aportan unos 1050 MW de potencia al sistema interconectado nacional. Si funcionaran como ciclo combinado, elevarían su oferta a 1646 MW (aproximadamente un 10% de la energía eléctrica producida en el país). Son, en conjunto, la principal obra que encaró el Gobierno para paliar la crisis energética.
Los US$ 300 millones que buscan los administradores de las centrales (los accionistas son 16 empresas energéticas) servirán para cancelar los préstamos puente tomados hasta el momento y terminar la obra civil, de modo de permitir el máximo aprovechamiento de las turbinas.
Los títulos del MBT serán nominados en dólares con pago de intereses y amortizaciones periódicas (hay tres modalidades posibles), y con un vencimiento final a los diez años desde su emisión. El gerente de Mercado de Capitales del Banco de Valores, Jorge Sáez, afirmó que la emisión es un leading case (caso testigo) que no reconoce antecedentes en esta modalidad para el financiamiento de una obra energética.
Hasta ahora, la construcción de ambas centrales insumió inversiones por más de US$ 1000 millones, aportados por los accionistas y por el Estado. Pero el contexto económico local y mundial cambió, y "hoy ya no están en condiciones de poner lo que falta", explican los organizadores del fideicomiso. Por eso, buscarán los fondos en el mercado de capitales.
El éxito de esa colocación será vital para terminar las obras: hoy por hoy no hay otra fuente de financiamiento. Y si se consiguiera cualquier cifra menor a los US$ 300 millones, la convocatoria será declarada desierta, porque sólo con la obra completa los organizadores del fideicomiso podrán comenzar a recibir los fondos que les corresponden como parte del contrato de abastecimiento con Cammesa, la administradora del mercado eléctrico mayorista, que controla el Estado.
Pese a lo ambicioso de la colocación y lo complicado que se encuentra el mercado, Sáez es optimista en poder completar el objetivo del fideicomiso. Y da tres razones. La primera, que ese instrumento es elegible para la repatriación de capitales (la inversión en fideicomisos de infraestructura para sólo el 1%) y por eso esperaron hasta marzo para lanzarlo. La segunda, que "los inversores hoy quieren dolarizar su portafolio". Y, por último, resaltó el gerente del Banco de Valores que la estructura del fideicomiso "asegura que el inversor cobra siempre; es una inversión tangible, la energía la usa todo el mundo".
Otro punto que resalta su confianza es la calificación "TQ1.ar" recibida por el Banco de Valores (una entidad del Mercado de Valores de Buenos Aires), la más alta calificación que puede ser alcanzada por un fiduciario argentino en el Moody´s Investor Service. El período de suscripción es de siete días hábiles a partir de pasado mañana. A su término, en caso de resultar exitoso el fideicomiso, el Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE), en su carácter de fiduciante, pasará a administrar los fondos para cancelar los préstamos y concluir la construcción.
El sistema de financiación podría repetirse con otras de las obras públicas que anunció el Gobierno en el último tiempo. "Estamos estudiando con nuestros socios aplicar esta modalidad a otras obras de infraestructura muy grande", confirmó Sáez, aunque evitó brindar mayores detalles.
Fuente: Diario La Nación
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