Por Fernando Reinares (*) - ARI
Al-Qaeda está utilizando los recientes acontecimientos en Gaza para afirmar su idea de yihad global, favorecer una estrategia de movilización terrorista e incitar a la comisión de atentados contra blancos seleccionados.
Resumen: Osama bin Laden y Ayman al Zawahiri, líderes de al-Qaeda, al igual que Abu Musab Abdel Wadoud, dirigente de al-Qaeda en el Magreb Islámico, se están sirviendo de la ofensiva israelí en Gaza y sus consecuencias para:
(1) afirmar el carácter mundial de la contienda entre musulmanes e infieles en que aducen hallarse inmersos y en el marco de la cual sitúan esos acontecimientos;
(2) para legitimar la yihad de índole terrorista que propugnan y favorecer su propia estrategia para movilizar recursos tanto entre la población palestina como en el conjunto del mundo islámico; y
(3) para incitar a la comisión de atentados contra blancos seleccionados por su adscripción no sólo al mundo occidental sino también a una serie de regímenes árabes e incluso contra Naciones Unidas.
Análisis: Al margen de los debates en curso sobre la operación militar israelí en Gaza y sus implicaciones, o precisamente en consonancia con ellos, son en sí mismas de interés las reacciones que esa ofensiva ha suscitado en los dirigentes de al-Qaeda. No en vano, esta última constituye el núcleo central y la referencia insoslayable para cuantos actores forman la actual urdimbre del terrorismo global. Además, los pronunciamientos emanados de aquella estructura terrorista proporcionan siempre indicaciones acerca de los fines últimos que persigue y de la estrategia con que aspira alcanzarlos. Por otra parte, el caso de Palestina aparece de manera habitual en su propaganda, junto a otros como Afganistán, Irak, Chechenia, Cachemira y Somalia, por ejemplo. Pues bien, desde que se iniciara la intervención de Israel el pasado 27 de diciembre hasta la retirada de sus tropas coincidiendo con la toma de posesión de Barack Obama como presidente de EEUU, se han pronunciado al respecto tanto Osama bin Laden como su lugarteniente y verdadero estratega de la denominada yihad global, es decir, Ayman al Zawahiri.
También se ha pronunciado en dos ocasiones el líder de al-Qaeda en el Magreb Islámico, Abu Musab Abdelwadoud, lo que adquiere especial relevancia si adoptamos una perspectiva europea en general y española en particular.
Osama bin Laden hizo público el 14 de enero su comunicado “Llamada a la yihad para detener el asalto a Gaza”, mediante una grabación oral en lengua árabe realizada y difundida por As Sahab, algo así como la productora con que al-Qaeda cuenta para elaborar y transmitir propaganda audiovisual. Esta misma preparó y emitió ocho días después, el 21 de enero, una alocución de Ayman al Zawahiri, asimismo en lengua árabe, presentada como “La masacre de Gaza y el asedio de los traidores”. Abu Musab Abdelwadoud, por su parte, se hizo notar el día 2 con una proclama, siempre en el mismo idioma, “Sobre los últimos acontecimientos de Gaza” y el día 15 con otra “Sobre Gaza entre el martirio de los judíos y los cruzados y los apoyos de los apóstatas”, insertadas en sendos sitios de Internet conocidos por sus contenidos de signo yihadista.
Pero, ¿qué tienen en común esos mensajes? ¿Qué dicen en torno a la ofensiva israelí y sus consecuencias? ¿Cuáles son los propósitos con que han sido difundidos?
“Campaña sionista-cristiana contra el islam y los musulmanes”
En primer lugar, los líderes de al-Qaeda han utilizado sus respectivos comunicados sobre la operación militar israelí en Gaza para trasladar, tanto a la sociedad palestina como al conjunto de los musulmanes, un discurso que enmarca lo acontecido en el contexto de la idea de yihad global que aquellos propugnan desde hace aproximadamente dos décadas. Osama bin Laden, en el aludido mensaje del 14 de enero, lo expresa con estas palabras: “quisiera decir a nuestra gente en Palestina que Alá incremente vuestras recompensas, acepte vuestras muertes como mártires y acelere la recuperación de los heridos. ¡O mis hermanos en Palestina! Habéis sufrido terriblemente, como vuestros ancestros a lo largo de los pasados nueve siglos. Los musulmanes están unidos en la compasión por vosotros después de lo que han visto y oído, y nosotros también os compadecemos porque compartimos vuestra misma realidad. Los sentimientos de los muyahidines por lo que estáis atravesando son enormes. Los muyahidines, como vosotros, también están siendo bombardeados por los mismos aviones, y pierden sus más queridos familiares del mismo modo que vosotros […]. Os apoyamos y no os vamos a abandonar, si Alá quiere. Compartimos el mismo destino en la lucha”.
En esta misma línea de argumentación envolvente, que interpreta el conflicto entre israelíes y palestinos al cual se inscriben los acontecimientos de Gaza en términos que se acomodan a la visión de un antagonismo mundial entre infieles –en particular judíos y cristianos– y creyentes –es decir, musulmanes–, había insistido Ayman al Zawhiri en su propio comunicado, aparecido ocho días antes. En concreto, dirigiéndose a quienes identifica como “nuestros hermanos musulmanes en Gaza y el resto de la usurpada Palestina”, afirmaba lo siguiente: “os aseguro que no descansaremos, con la ayuda de Alá, hasta que venguemos cada pérdida, persona herida, viuda y huérfano en Palestina, y en el resto de las tierras del Islam, con la ayuda de Alá y su fuerza […].
Anhelamos el día en que estemos junto a vosotros para liberar Jerusalén e izar el estandarte del islam y de la yihad sobre sus barrios”. A lo que poco después añadía este razonamiento: “Mis hermanos musulmanes y muyahidines en Gaza y el resto de Palestina, lo que afrontáis hoy no es una ocupación de asentamientos, limitada a cierta área o a cierta región, sino un eslabón en la cadena de la campaña sionista-cristiana contra el islam y los musulmanes”.
Semejantes manifestaciones, tanto de Osama bin Laden como de Ayman al Zawahiri, están en consonancia con los objetivos y hasta con la propia denominación del Frente Islámico Mundial para la Yihad contra Judíos y Cruzados, iniciativa de la estructura terrorista liderada por ambos y que, junto a algunos otros grupos armados de orientación islamista alineados con la misma, se estableció en febrero de 1998.
Ahora bien, en el contexto específico de la ofensiva militar israelí en Gaza, es probable que los dirigentes de al-Qaeda traten, con su discurso, de extraer beneficios del impacto recibido por Hamás –organización por cierto ignorada en los distintos comunicados, aunque en el pasado haya sido vehementemente criticada por los líderes de al-Qaeda debido a su participación en procesos electorales y los objetivos nacionalistas que abandera–, al constatarse las limitaciones de las brigadas que constituyen su brazo armado y hacerse manifiestas las discrepancias entre sus máximos responsables, al igual que de la eventual repercusión de lo sucedido en al-Fatah.
Es menester recordar que durante los últimos años han aparecido algunos grupos yihadistas, tanto en los propios territorios palestinos, concretamente en Gaza, como en campos de refugiados existentes fuera de ellos, caso del Líbano, abiertamente alineados con al-Qaeda y dispuestos a desafiar el predominio por el cual compiten Hamás y al-Fatah. Según un sondeo llevado a cabo por el Pew Research Center en 2007, seis de cada 10 habitantes adultos de los territorios palestinos confiaban en Osama bin Laden. En ningún país con población mayoritariamente musulmana se alcanzaron registros tan elevados.
“Evidencia que prueba que podéis derrotar a vuestros enemigos”
En segundo lugar, los dirigentes de al-Qaeda se sirven de los acontecimientos de Gaza para, a través de los comunicados que han difundido, justificar el repertorio de terrorismo que es inherente a su idea de yihad global como la única forma de actuación posible y estimular las motivaciones individuales para implicarse de uno u otro modo en su práctica. Así, en la grabación que reproduce la voz de Osama bin Laden puede oírse esto: “sólo hay un camino recto para liberar la mezquita de Al Aqsa y Palestina, el de la yihad en la causa de Alá […].
Haciéndola y combatiendo es como se puede confrontar el poder de los infieles. Digo a mi nación islámica: estando satisfechos meramente con considerar responsables a los gobernantes y a los clérigos, pero absteniéndose entonces de actuar, no se os absuelve de responsabilidad a vosotros. Esa es otra manera de evadir vuestro deber. En el sagrado Corán, el mandato de Alá está claro: la participación en la yihad en su causa, por medio de las posesiones o de uno mismo, ha de continuar hasta que se convierta en un deber colectivo”. Osama bin Laden parece referirse aquí a la distinción que en la doctrina islámica existe entre la yihad como obligación individual o deber colectivo, que a su vez implica otra entre yihad defensiva y ofensiva.
Insistiendo en el imperativo religioso de contribuir individualmente a la yihad, entendido este concepto en su acepción decididamente belicosa, Osama bin Laden apela a motivaciones para el terrorismo basadas en criterios de racionalidad normativa. Pero su discurso no se queda ahí y en el mismo mensaje al que me estoy refiriendo complementa esos argumentos con una apelación, asimismo de cariz racional, a la eficacia de dicha violencia: “Aquí os presento evidencia que prueba que podéis derrotar a vuestros enemigos con sólo una parte de vuestras capacidades.
La primera es la devastadora derrota de la Unión Soviética en Afganistán, con la guía de Alá, gracias a los esfuerzos de nuestra gente, y sin la intervención de ninguno de los ejércitos de nuestros gobiernos”. La segunda consistiría, por su parte, en que, después de los atentados del 11 de septiembre, “hoy Estados Unidos se tambalea bajo los ataques de los muyahidines y sus consecuencias. Se agota humana, política y financieramente […]. ¡O mi nación islámica!
La yihad llevada a cabo por tus hijos contra la alianza Sionista-Cruzada es una de las razones fundamentales, después de la gracia de Alá, de todas esas consecuencias destructivas para nuestros enemigos, que resultan claras y obvias tras siete años de guerra”.
Pero a la yihad como imperativo religioso y al atractivo de su pretendida eficacia añaden los líderes de al-Qaeda, en los comunicados que han emitido tras iniciarse los ataques israelíes en Gaza, contenidos destinados a remover emociones negativas que, como el odio o la rabia, pueden asimismo contribuir a la movilización de determinados sectores de la sociedad palestina y de otros ámbitos del mundo islámico, en favor de al-Qaeda o de sus grupos y entidades afines.
Pero a la yihad como imperativo religioso y al atractivo de su pretendida eficacia añaden los líderes de al-Qaeda, en los comunicados que han emitido tras iniciarse los ataques israelíes en Gaza, contenidos destinados a remover emociones negativas que, como el odio o la rabia, pueden asimismo contribuir a la movilización de determinados sectores de la sociedad palestina y de otros ámbitos del mundo islámico, en favor de al-Qaeda o de sus grupos y entidades afines.
Así, por ejemplo, Abu Musab Abdel Wadoud clama en el primero de sus comunicados: “millones de musulmanes, si este crimen no es motivo de alar las armas, ¿cuándo ejerceréis la yihad? Ulemas, si no aprovecháis esta oportunidad para dictar fatuas sobre la yihad, ¿cuándo las dictaréis?”. Y, en el segundo, el líder de al-Qaeda en el Magreb Islámico se refiere a “los continuos crímenes de bombardeos y genocidio contra nuestra gente en Gaza”.
Estos contenidos, con todo, no son los que requieren una elaboración más enfática por parte de Osama bin Laden y Ayman al Zawahiri cuando se trata de lo ocurrido en la mencionada franja del territorio palestino, pues emanan de realidades tan inmediatas como los bombardeos de las Fuerzas Armadas israelíes o coinciden en ese punto con la habitual propaganda de Hamás o el adoctrinamiento a que este movimiento islamista somete a sus niños y jóvenes. Eso sí, combinados con otros que incentivan las motivaciones para implicarse en actividades terroristas basadas en criterios de racionalidad y encuadrado todo ello en la idea de yihad global, al-Qaeda busca continuar atrayendo para sí nuevos adeptos en el seno de la población palestina.
“Nuestra ira islámica debería convertirse en acciones eficaces”
En tercer lugar, los dirigentes de al-Qaeda han reaccionado a los acontecimientos de Gaza con pronunciamientos en los que señalan a quienes consideran culpables de lo sucedido e incitan a la comisión de atentados contra los mismos. Para Ayman al Zawahiri, tal y como alega en su mensaje del pasado 6 de enero, dirigiéndose a la población palestina afectada, “esos ataques son el regalo que os hace Obama, antes de asumir su cargo, y el traidor Hosni Mubarak es el principal socio en vuestro asedio y asesinato. Mientras los aviones israelíes sueltan sus bombas desde el aire, él cierra las fronteras con sus fuerzas, para completar el plan de matar a los musulmanes en Gaza”.
También acusaba al conjunto de gobiernos de países con poblaciones mayoritariamente musulmanas: “son los que han entregado a Palestina y reconocido a Israel”; critica en particular a los mandatarios de Arabia Saudí, Yemen e Irak. En el comunicado de Abu Musab Abdelwadoud aparecido el 2 de enero se habla de lo ocurrido en aquella franja de Palestina como de una masacre que no hubiese sido posible sin “la Administración americana y su representante Bush”, ni tampoco sin “los regímenes árabes encabezados por el Estado de Mubarak, la familia de los Saud y la autoridad de Abbas, coautores de los judíos y de los cristianos para recuperar el poder en Gaza”. En el que el lider de al-Qaeda en el Magreb Islámico hizo público el 15 de aquel mismo mes, arremete asimismo contra las autoridades de Argelia y Mauritania, y termina por hablar de una “alianza satánica compuesta por judíos, cristianos y renegados”.
Osama bin Laden, en su alocución difundida el 14 de enero, sostenía que “es un deber hacer un llamamiento a la yihad y movilizar a los jóvenes en unidades yihadíes combatientes en la causa de Alá contra la alianza de sionistas y cruzados y sus agentes en la región, y no desperdiciar la energía de la juventud en manifestaciones callejeras sin que porte armas”.
Ayman al Zawahiri hablaba igualmente de este modo: “digo a las masas enfurecidas de musulmanes que protestan en todo el mundo islámico que esas manifestaciones no van a ser suficientes para confrontar sus bombas, que nuestra ira islámica debería convertirse en acciones eficaces que agiten las esquinas de la alianza Sionista-Cristiana, con la ayuda de Alá y su poderío. ¡O musulmanes donde quiera que sea, luchad contra la campaña sionista-cristiana, y golpead sus intereses donde quiera que los halléis!”. Un requerimiento a la acción terrorista que traslada expresamente a los “leones del islam” en el Magreb, la Península Arábiga, Iraq y el resto de Oriente Medio, mencionando además Chechenia, Somalia y la zona en que se encuentran Afganistán, Pakistán y Uzbekistán.
Ese mensaje de Osama bin Laden concluye solicitando de nuevo, a “los leones del islam en cualquier parte” esta vez, “golpear los intereses de los enemigos del islam, es decir los cristianos y los judíos, donde podáis y por los medios que podáis”. Abu Musab Abdelwadoud, por su parte, había subrayado esto en su primer comunicado: “gente de la yihad, musulmanes, los judíos están ante vosotros, atacadles en cualquier parte y levantaos a apoyar a vuestros hermanos en Gaza, su Estado está condenado a desaparecer”.
En el aparecido el 15 de enero, en un llamamiento a lo que considera “nuestra gente en el Magreb”, dice: “extended vuestras manos a vuestros hermanos los muyahidines y cerrad de golpe los intereses judíos y cruzados en vuestros países. Sin compasión ni indulgencia. Batid los blancos con precisión. Proporcionad información a vuestros hermanos. Haced planes con seguridad. Recurrid al secreto y al silencio.” El emir de la organización de al-Qaeda en el Magreb Islámico había calificado a Naciones Unidas como “guardiana de la ley de la selva y protectora del terrorismo estatal”.
En un sentido muy similar, Osama bin Laden habla de que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas “extiende el terror entre los pueblos oprimidos en países pequeños como Palestina, Iraq, Afganistán, Somalia, Cachemira y Chechenia”.
Conclusiones: Osama bin Laden y Ayman al Zawahiri, líderes de al-Qaeda, al igual que Abu Musab Abdel Wadoud, máximo dirigente de al-Qaeda en el Magreb Islámico, están utilizando la ofensiva israelí en Gaza y sus consecuencias para difundir mensajes en los que, en primer lugar, se afirme el carácter mundial de la contienda entre musulmanes e infieles en que aducen hallarse inmersos y en el marco de la cual sitúan esos acontecimientos. A este respecto, se apartan de las aspiraciones nacionalistas de Hamás o de al-Fatah, no reconociendo otras que las atribuibles a la “nación islámica” o umma en su conjunto.
En segundo lugar, se sirven de esos mensajes para legitimar la yihad de índole terrorista que promueven y favorecer su propia estrategia para movilizar recursos materiales y humanos, tanto entre la población palestina como en el conjunto del mundo islámico, incentivando motivaciones racionales y emotivas para la participación individual en actividades relacionadas con dicha violencia.
En tercer lugar, los mensajes emitidos se utilizan para incitar a la comisión de atentados contra blancos seleccionados por su adscripción no sólo al mundo occidental sino también a determinados regímenes árabes como los existentes en Egipto, Arabia Saudí, Yemen y Argelia, cuyos gobernantes son tenidos por al-Qaeda como unos renegados. Incluso incitan al ataque contra instalaciones y personal de Naciones Unidas.
En el pasado, al-Qaeda y su urdimbre de terrorismo global ha atentado contra numerosos blancos judíos, como ocurriera en la sinagoga de la isla tunecina de Yerba en 2002 o en Mombasa en noviembre de ese mismo año; del mismo modo que al-Qaeda en el Magreb Islámico lo hizo en 2007 en Nuakchot; igual que los terroristas que intervinieron en los atentados de Bombay en noviembre de 2008 incluyeron también un centro judío entre sus blancos; como los terroristas del 11-M en España, que habían localizado posibles blancos judíos en nuestro país contra los que asimismo atentar.
Pero sería un error pensar que las amenazas vertidas por al-Qaeda respecto a los acontecimientos de Gaza se limitan a ciudadanos e intereses judíos. Afectan al mundo occidental en general y a los musulmanes que, de acuerdo con el ideario takfir que subyace al terrorismo yihadista, definan como apóstatas. Es decir, Osama bin Laden, Ayman al Zawahiri y en este caso también Abu Musab Abdelwadoud se sirven de lo ocurrido en esa estrecha franja del territorio palestino para reiterar, de acuerdo con su visión dicotómica de una humanidad básicamente escindida en dos fuerzas antagónicas e irreconciliables, su hostilidad al conjunto de quienes consideran sus enemigos.
En buena medida, los mensajes hechos públicos al hilo de los acontecimientos de Gaza se suman a otros muchos con los que al-Qaeda y el resto de los componentes integrados en la actual urdimbre del terrorismo global tratan además de ocultar, ante su población de referencia y la opinión pública mundial, el hecho de que la gran mayoría de las víctimas de sus atentados son musulmanes en países con poblaciones mayoritariamente musulmanas, en cuyas demarcaciones pugnan por imponer coactivamente un dominio yihadista, como ocurre desde Afganistán y Pakistán hasta Argelia pasando por Irak.
Estrechamente relacionado con ello, reiteran una narrativa cuyo potencial para conseguir que al-Qaeda, sus extensiones regionales, o los grupos y organizaciones asociadas con la misma, mantengan o incrementen sus apoyos, dentro del mundo islámico o entre comunidades musulmanas fuera del mismo, no debe infravalorarse. Como no debe infravalorarse la posibilidad de que lo sucedido en Gaza, los mensajes emitidos por los líderes de al-Qaeda y quizá algún atentado contra blancos judíos produzcan en ciertos segmentos de las sociedades occidentales un aumento de las actitudes ambivalentes hacia el terrorismo yihadista que termine por condicionar las políticas nacionales y las estrategias de cooperación internacional frente a los riesgos y amenazas que plantea dicho fenómeno.
(*) Fernando Reinares es Investigador principal de Terrorismo Internacional y director del Programa sobre Terrorismo Global en el Real Instituto Elcano, y catedrático de Ciencia Política en la Universidad Rey Juan Carlos
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