Roberto Mangabeira Unger era un crítico de Lula hasta que hace poco más de un año el presidente de Brasil lo nombró ministro de Asuntos Estratégicos para que rediseñara la defensa y reorganizara las relaciones laborales, la educación, la relación mercado y Estado. La profundidad de la debacle internacional no lo asusta. "Es un momento para pensar en grande", dijo durante la entrevista con Clarín.
Y explica que el objetivo de su visita es que Brasil y Argentina dejen de seguir automáticamente los lineamientos del Norte y busquen por sí mismos "respuestas originales para hacer frente a la actual crisis económica y financiera mundial. Hay que reinventar la economía de mercado". "El debate que se hace hoy en el mundo estrecho, es de un keyneseanismo fosilizado, donde sólo se discuten dos temas superficiales: primero, la necesidad de regular los mercados financieros y, segundo, el imperativo de adoptar políticas fiscales y monetarias expansionistas.
Mire a EE.UU., están constantemente citando a Roosvelt y el "New Deal" como si eso hubiera sacado a EE.UU. de la depresión. Fue exactamente lo contrario. Con el estímulo fiscal y las obras públicas, el PBI de los EE.UU. cayó por la mitad. La dura verdad es que lo que sacó al país de la crisis fue la guerra.
¿Cuál es su propuesta?
-América del Sur puede ofrecer otro paradigma. No tiene por qué seguir esos debates de ciegos, sino buscar la orientación propia. Por ejemplo hay que enfrentar y superar los desequilibrios estructurales en el mundo entre las economías superhabitarias en comercio y en ahorro, empezando por China, y las deficitarias, EE.UU. Esto fue motor de la economía mundial por muchos años pero ese motor hoy está roto y necesita ser sustituido. Otra cosa es que hoy el sistema productivo debe autofinanciarse reinvirtiendo sus ganancias. Se debe reorganizar la economía de mercado para asegurar que el potencial productivo del ahorro social se aproveche y no se disipe en el casino financiero.
¿Cómo se haría eso?
-Una posibilidad es producir cambios tributarios y regulatorios que castiguen a la ingeniería financiera no vinculada a lo productivo. También movilizar la principal fuente de ahorro -el dinero de las jubilaciones- para emprendimientos innovadores
¿Para qué vino al país?
-Mi objetivo es trabajar con el gobierno, con los empresarios, con los trabajadores, para definir un conjunto de acciones concretas, de forma binacional, para encontrar un camino alternativo de política industrial, agrícola, ciencia y tecnología, relaciones trabajo-capital y educación pública.
¿Sin Paraguay y Uruguay?
Mi idea es iniciar una dinámica. Si hace falta, Brasil lo hará solo pero sería mucho mejor hacerlo con nuestro socio más grande, Argentina. Y después comprometerlos a los vecinos. Esta propuesta binacional es muy linda pero a la hora de ir a los foros como OMC o G20, Brasil no coordinó previamente con Argentina un discurso común. Fue al contrario. Yo estoy aquí para cambiar eso e iniciar una dinámica para unificar una posición frente a la crisis.
¿Cómo puede lograrse si antes hay discusiones básicas como el desbalance comercial?
-Mi tarea no es ser un negociador diplomático. Damos demasiada dimensión a las disputas comerciales porque no tenemos lo más importante, un proyecto. Mi preocupación es el destino de nuestros países y la formulación de un proyecto fuerte en América latina.
Fuente: Diario Clarín
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