Por C. Robertson y J. Glanz para el The New York Times
En pocas naciones del mundo, las consecuencias de la crisis financiera son tan serias como en Irak. Tanto los ingresos provenientes del petróleo como la asistencia estadounidense han caído en picada justo en el momento en que el país tiene la oportunidad de aprovechar su creciente estabilidad para mejorar servicios básicos y elevar el nivel de su ruinosa infraestructura. Ahora, todos los proyectos se postergan, mientras Irak se debate para pagar los enormes aumentos otorgados a los empleados del gobierno, así como los salarios y el equipamiento de cientos de miles de nuevos reclutas de las tropas de seguridad iraquíes.
El verano pasado, con el precio del petróleo por encima de los 100 dólares el barril, Irak disponía de tanto dinero que muchos en los Estados Unidos alegaban que un país tan rico debería pagar su propia reconstrucción y posiblemente incluso reembolsar algo del dinero a los contribuyentes estadounidenses.
Seis meses más tarde, la pregunta es si la reducción de los ingresos del gobierno iraquí, que dependen casi absolutamente del petróleo, podría llegar a amenazar la relativa seguridad y estabilidad conseguida al costo de tanto dinero y tantas vidas. La presión política aumenta a medida que más iraquíes exigen los servicios -como electricidad, agua y educación- que ahora, seguramente, se instrumentarán con mayor lentitud.
Una economía iraquí estable y un ejército nacional adecuadamente preparado son elementos esenciales para que los efectivos militares estadounidenses puedan retirarse por completo para agosto de 2010. Para ilustrar hasta qué punto los dos países siguen interrelacionados, un Irak tambaleante también podría complicar el plan de Obama para reducir el déficit estadounidense con los miles de millones de ahorro que significaría el retiro de las tropas.
Mientras el Parlamento iraquí debate esta semana un presupuesto de 62.800 millones de dólares, funcionarios de alto nivel, tanto iraquíes como estadounidenses, dicen que Irak puede impedir una crisis inmediata si recurre a los miles de millones de dólares de ingresos provenientes del petróleo, que Irak no pudo gastar en sus proyectos de reconstrucción. Ese dinero, que según el banco central de Irak y algunos funcionarios de alto rango de la administración de Obama alcanza a una suma aproximada de 35.000 millones de dólares, se encuentra repartido en varias cuentas bancarias, incluida una del Banco de la Reserva Federal en Nueva York.
Para ayudar a cubrir la brecha, Irak planea retirar alrededor de 20.000 millones en un solo año. Pero eso no bastará, dicen los funcionarios del gobierno, para salvar proyectos de reconstrucción cruciales para mejorar los servicios. El abastecimiento de electricidad no cubre en absoluto la demanda, y el gobierno aún lucha por satisfacer la demanda de agua potable.
Los funcionarios iraquíes insisten en que el país podría tener fuentes de ingresos aparte del petróleo, como por ejemplo la agricultura y la industria, pero desarrollar esas fuentes exige inversiones. En el pasado, se había asignado dinero para esos proyectos, pero sin llegar a gastarlo. Ahora, el dinero se agota. "El problema son los proyectos futuros", dijo el ministro de Ciencia y Tecnología, Raed Fahemi.
El motivo por el que se postergan proyectos de capital importancia es que los fondos de reserva de los bancos estaban originariamente destinados a gastarse como parte del presupuesto, no para cubrir carencias en los costos operativos cotidianos de Irak. Y si el precio del petróleo no aumenta e Irak no encuentra nuevas fuentes de ingresos, sus ahorros guardados en el banco de la Reserva Federal no le durarán nada. "Es un desastre", dijo Ismail Shukir Haruty, miembro del comité financiero del Parlamento. "¿Qué vamos a hacer en 2009, 2010, 2011?"
En muchos aspectos, la crisis financiera, con la consecuente caída del precio del petróleo, no podría haberse producido en peor momento. El gobierno concedió importantes aumentos a sus empleados el año pasado, y los salarios ahora consumen cerca del 35% del presupuesto. Rick Barton, codirector del proyecto de reconstrucción, dijo que era esencial "asegurar el pago del ejército y la policía". No obstante, un alto funcionario del gobierno dijo que Estados Unidos confiaba en que el superávit acumulado del petróleo le permitiera a Irak capear la tormenta inmediata.
Traducción: Mirta Rosenberg
Foto: Internet
Fuente: Diario Clarín
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