Con los ojos puestos en la Copa del Mundo de 2014, que tendrá entre las grandes sedes a Campinas, San Pablo y Río de Janeiro, el gobierno brasileño está absolutamente decidido a tener en funcionamiento para esa fecha el Tren de Alta Velocidad, que aquí también llaman tren-bala, cueste lo que cueste.
La licitación del TAV será a más tardar en marzo de 2009 y las obras deben comenzar a fin de ese año.El costo estimado es de 15.000 millones de dólares y contará con financiación oficial, vía Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), como también de instituciones multilaterales como el BID (Banco Interamericano de Desarrollo).
Según el secretario de Política de Transportes, Marcelo Perrupato, en octubre próximo el gobierno de Lula da Silva debe concluir el modelo económico-financiero que torne factible el proyecto. Se estima que 70% de la inversión total debe desembolsarse en los cinco primeros años del emprendimiento. Y probablemente, como hay mucho dinero en juego, la iniciativa privada que participe de semejante emprendimiento tendrá que poner lo suyo.
Para Henrique Amarante da Costa Pinto, superintendente del BNDES, el trazado final de más de 500 kilómetros será esencial para definir a cuánto llega el costo. "Es que el tendido de las líneas representa casi 80% del valor total de la obra." Para optimizar el tendido de las ferrovías, las dos instituciones que abordan la ingeniería financiera (BNDES y BID) echaron mano a las tecnologías más modernas, como por ejemplo las de satélites orbitales de alta resolución, que permite distinguir por dónde será más simple y económico concretar el tendido de las vías.
Claro que no se parte de cero, según afirman los funcionarios. Ya hubo un estudio realizado por la Empresa Brasileña de Planificación de Transporte en conjunto con el gobierno alemán. Ese trabajo fue concluido en 2001. El mes próximo, el grupo de trabajo debe definir qué tiempo de viaje habrá entre Río, San Pablo y Campinas: el plan es que no dure más de una hora y media a dos entre la capital paulista y la carioca, con una velocidad media de 200 kilómetros por hora, que puede ser mayor.
Cuando entre a funcionar, el TAV creará un gran problema para todas las aerolíneas nacionales que hacen puente aéreo entre San Pablo y Río y que es el tramo de mayor nivel de ocupación de las aeronaves. La obra ha provocado una competencia feroz entre fabricantes mundiales de trenes de alta velocidad: japoneses, alemanes, franceses y hasta canadienses entraron en la carrera.
Fuente: Por: Eleonora Gosman - Diario Clarín