Al igual que varias ciudades europeas, Buenos Aires podría tener, antes del próximo siglo, un sistema elevado de transporte que abarque los puntos de ingreso a la ciudad. El proyecto prevé la instalación de un tren aéreo monorriel (a 5 metros de altura) y la construcción de más de veinte estaciones de transferencia en los principales puntos de la Capital.
Tras casi dos años de análisis, la iniciativa -del concejal Jesús Narvaja (UCR)- recibió el apoyo de los bloques del Concejo Deliberante porteño. De acuerdo con los datos aportados por Narvaja, el tren aéreo tiene tres ventajas: ocupa menos superficie que un subte o un tren convencional ya que puede circular sobre avenidas. Demanda menos tiempo de construcción al utilizar partes premoldeadas y la inversión total es un 30% menor de lo que demandaría una línea de subterráneos.
Según los cálculos iniciales, la obra de infraestructura de un tren aéreo eléctrico exigiría una inversión de alrededor de 900 millones de dólares. Si se optara por un tren elevado alimentado con gas natural comprimido (GNC), la inversión sería de 400 millones de dólares. La iniciativa prevé un primer tramo de 24 kilómetros de monorriel a lo largo de la traza de la avenida General Paz. Se extendería desde la Avenida del Libertador hasta Puente de la Noria y movilizaría diariamente cerca de un millón de personas. Los días hábiles cruzan la General Paz (en ambos sentidos) unos dos millones de pasajeros.
Si los estudios confirman las proyecciones iniciales, la ciudad no tendría inconvenientes en financiar el tren elevado. La cantidad de pasajeros generaría un ingreso bruto de 500/600 mil pesos diarios (unos 200 millones al año), a lo que se se sumaría la explotación comercial de las estaciones.
Fuente: Diario Clarín