En febrero del año 2008, más de 20 compañías internacionales se ofrecieron como consultoras para supervisar la construcción del primer reactor nucleoeléctrico egipcio.
Tres meses después sólo siete fueron preseleccionadas. Una de ellas -la única de América Latina- es "una vieja amiga de la casa".
La empresa argentina, Invap, construyó entre 1993 y 1998 el reactor ETRR-2 en Egipto.
Según informó el ministro de Electricidad y Energía, Hasan Yunis, las siete propuestas que analiza en estos momentos el gobierno de Hosni Mubarak provienen de Estados Unidos, España, el Reino Unido, Australia, Suecia, Suiza y Argentina.
Tres meses después sólo siete fueron preseleccionadas. Una de ellas -la única de América Latina- es "una vieja amiga de la casa".
La empresa argentina, Invap, construyó entre 1993 y 1998 el reactor ETRR-2 en Egipto.
Según informó el ministro de Electricidad y Energía, Hasan Yunis, las siete propuestas que analiza en estos momentos el gobierno de Hosni Mubarak provienen de Estados Unidos, España, el Reino Unido, Australia, Suecia, Suiza y Argentina.
La empresa argentina Invap construyó entre 1993 y 1998 el reactor ETRR-2 ubicado en la localidad de Inshas, 60 kilómetros al noroeste de El Cairo, así que sus ingenieros esperan que los años de trabajo conjunto con la Autoridad de Energía Atómica egipcia (AEA por sus siglas en inglés) sirvan para que su propuesta sea elegida en la actual licitación.
Sin embargo, las funciones de ETRR-2 guardan poca relación con el nuevo proyecto en el que está embarcado el gobierno egipcio. "La finalidad principal del reactor que construimos es la investigación y con los neutrones que se generan en el reactor se producen radioisótopos para usos médicos", le dijo a BBC Mundo el ingeniero Pablo Abate desde la ciudad patagónica de San Carlos de Bariloche.
"Este reactor, de pequeña potencia, no sirve para producir electricidad. Para dar una idea, es mil veces más pequeño de lo que sería una central de producción nucleoeléctrica", agregó.
Con los neutrones que se generan en el reactor se producen radioisótopos para usos médicos.
Electricidad es exactamente lo que está buscando Egipto. Según datos publicados por el diario egipcio Al Ahram, la demanda de electricidad se triplicará en los próximos 20 años.
Debido a ello, el 21 de septiembre de 2006 el hijo del presidente Hosni Mubarak, Gamal, "soltó la bomba" en la conferencia anual del partido oficialista: tras dos décadas de congelamiento, Egipto estaba listo para relanzar su programa nuclear, suspendido tras el desastre de Chernobyl en Ucrania.
Desde ese momento, el mandatario egipcio ha conversado de temas nucleares con sus pares de Rusia, China y Francia entre otros, pero antes de elegir la empresa encargada de construir el reactor que le permita cubrir sus necesidades internas de energía, es necesario un paso previo.
"La gestión de ese contrato es tan compleja que muchos países buscan ayuda en empresas consultoras", explicó el ingeniero Abate. "Recordemos que el cliente, de acuerdo a las pautas internacionales, debe cumplir una serie de requerimientos. Desde conseguir toda la información del futuro sitio del reactor para que el diseñador pueda tener en cuenta las condiciones del lugar hasta toda la certificación y control de la obra".
La empresa argentina, que participa en la licitación actual egipcia junto con la consultora internacional europea Poyry, ya había construido un reactor en el norte de África ocho años antes de comenzar las obras en Inshas.
Entre 1985 y 1989 Invap levantó un reactor nuclear de investigación de 1 MW de potencia térmica en la localidad Draria, Argelia, que lleva el nombre de NUR. En su sitio de internet, la empresa sudamericana destaca que "cuando el gobierno egipcio optó por la oferta argentina, ambos países carecían de vínculos recíprocos culturales o de comercio exterior que pudieran haber facilitado la operación" y agrega que el prestigio logrado en el mundo árabe tras la construcción de NUR pudo haber acudido en su favor.
Mientras el gobierno de Mubarak decide, se escuchan voces críticas al proyecto que cuestionan la capacidad de Egipto para hacer frente a un posible accidente nuclear y se manifiestan a favor de otras tecnologías como la eólica en las costas del Golfo de Suez o las plantas solares en la Península del Sinaí.
Fuente: Matías Zibell (BBC Mundo)