Se la puede enchufar a la red de energía de cualquier hogar. Se carga en 4 horas y tiene 40 kilómetros de autonomía.
El equipo de investigadores que desarrolló la batería desmontable. De izq. a der.: Alejandro Siri -Sol.Ar-, Alejandro Cometto, Rita Humana, Gabriel Correa, Daniel Flores -estudiante-, Luis López Arjona y Tomás Falaguerra.
Las grandes reservas de litio que se atesoran en la Puna catamarqueña pueden convertir a la Argentina en uno de los productores mundiales de almacenamiento energético. Este elemento químico, al que se lo designa como “el mineral del futuro” es un componente esencial de las baterías que utilizan los celulares, autos, bicicletas, motos eléctricas y paneles solares. El puntapié inicial lo dio un grupo de investigadores de la Universidad Nacional de Catamarca (UNCa) quienes diseñaron una batería de litio inteligente que se puede remover de un tirón para recargar en cualquier enchufe.
La batería. Pesa alrededor de 11 kilos y brinda unos 40 kilómetros de autonomía.
Según detallaron los especialistas, se trata de una batería desmontable que viene dentro de un valija de plástico –confeccionada a partir de una impresora 3D- que con total libertad, se puede conectar a la corriente eléctrica sin necesidad de que esté cerca el vehículo. Además, mediante una app es que se sincroniza con el celular por Bluetooth, le indica al propietario el estado de carga, el voltaje de la batería y la velocidad máxima que desplegó el rodado. El sistema de gestión de la batería permite medir indicadores como la temperatura, el voltaje, la corriente y velocidad mediante una aplicación que se utiliza con el celular.
Las ventajas con respecto a las baterías de ácido-plomo se dan en diferentes aspectos. Ofrece el doble de autonomía (la relación es de 40 km contra 20 km), su peso es tres veces menor (11 kg y medio versus 37 kg) y tiene una mayor vida útil, ya que admite 2.000 ciclos de carga contras 350.
En este contexto, en el Centro de Física y Energía de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (FACEN) de la UNCa, trabaja un equipo multidisciplinario liderado por el doctor Gabriel Correa, investigador del CONICET. Esta batería es parte neural de la Moto Eléctrica Litio Catamarca (MeLICA) presentada en junio en la capital provincial.
“La idea es también disminuir la brecha que existe entre la extracción y la producción local. Todos los laboratorios que trabajan con este elemento corren con una gran desventaja ya que las mineras extraen el litio en estado puro (sea carbonato o clorhidrato) de las canteras y lo exportan para que se lo purifique y se puedan obtener otros precursores que se venden a un costo elevadísimo”, destaca Rita Humana, doctora en Ciencia Químicas, responsable académica del proyecto e investigadora asistente del CONICET, quien se desempeña en la caracterización de materiales para electrodos de baterías de litio.
El litio posee aspecto de polvillo blanco y colocado en una batería tiene una pureza del 99,8%. América del Sur cuenta con el 80% de las reservas mundiales en forma de salmueras (agua con alta concentración de sal). La Puna Argentina (Catamarca, Salta y Jujuy) constituye el mayor reservorio de este mineral en Argentina. El litio es considerado como un recurso estratégico por su proyección futura, debido a que constituye un insumo imprescindible para la alimentación de energía en artefactos portátiles y vehículos eléctricos.
“Teníamos la idea de demostrar que en Catamarca se pueden hacer cosas interesantes y substancialmente, se trata de hacer la conversión de una moto eléctrica que usa baterías de plomo ácido, utilizando baterías de litio para su sistema de gestión. Trabajamos con sistemas integrados de generación de energía eléctrica mediante formas renovables”, apunta Correa.
Con la idea de vincularse con la empresa local SOL.Ar -que desde hace tiempo requería el diseño de baterías a medida- los investigadores se ofrecieron para desarrollar un producto que fuera comercializable. De esta forma, se presentaron en la convocatoria de Universidades Agregando Valor de la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU) y obtuvieron el financiamiento para su desarrollo.
“En total nos llevó casi un año y medio su creación. El prototipo todavía precisa algunos ajustes para que se ajuste a los estándares de transporte. No es lo mismo una batería fija como la de celulares o notebook, que un equipo que puede sufrir golpes y está en movimiento permanente. Y si bien la idea es producir un modelo que se ajuste a las MeLICA, en un futuro se podrán desarrollar para otros vehículos”, aclara Humana.
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