(defensa.com) Las Fuerzas Armadas de
Rusia completaron un nuevo ensayo con un Misil
Balístico Intercontinental (Inter-Continental Ballistic Missile) RS-24
Yars. El ensayo con este tipo de armamento, cargado con una ojiva de
reentrada múltiple, se llevó a cabo desde una lanzadera móvil en el
cosmódromo de Plesetsk (hacia el norte de la ciudad de Moscú).
Fuentes militares del gobierno citadas
por RIA Novosti explicaron que el ensayo se consumó correctamente por
las Fuerzas de Misiles Estratégicos y se inició para “comprobar la
fiabilidad de un lote de misiles fabricado en la planta de Votkinsk”.
Habría impactado en una zona situada a 8.000 kilómetros del lugar del
lanzamiento, en la península oriental rusa de Kamchatka. Esta nueva
prueba sería la segunda que se ha terminado con un proyectil ICBM en lo
que llevamos de año, tras la que se realizó el pasado mes de marzo cerca
del mar Caspio.
El RS-24 Yars (SS-27 según la denominación de la OTAN) ha sido diseñado por el Instituto de Termotecnia de Moscú, y puede tener un alcance de unos 11.000 kilómetros, por lo que cuenta con capacidad suficiente para atacar territorio estadounidense. Rusia realizó el primer ensayo con este tipo de proyectil en mayo de 2007, y se fabricó como una versión mejorada del Topol-M. Además, tiene una longitud de 23 metros y puede contener hasta un mínimo de cuatro ojivas nucleares (de 150 a 300 kilotones por cada una de ellas) de guiado autónomo.
Esta prueba ha tenido lugar en uno de los momentos de mayor tensión en Ucrania, que incluso ha llevado a que el presidente del país, Oleksander Turchinov, haya propuesto poner en marcha una operación con los cascos azules de la ONU para luchar contra los activistas prorrusos que siguen atacando edificios gubernamentales en la zona oriental de Ucrania. Según el presidente, la situación tiene cada vez más similitudes con la que tuvo lugar en los días previos a la anexión de Crimea por parte de Rusia.
En este sentido, Anders Fogh Rasmussen, secretario general de la OTAN, advirtió en un artículo firmado por él mismo en el diario El País el pasado sábado que Rusia debía poner punto y final a “esta escalada” y “retirar sus tropas” de la frontera con Ucrania, ya que de lo contrario Moscú “sufrirá un mayor aislamiento internacional”, algo que traería un mundo mucho más “peligroso e impredecible” para todos. (J.Martínez)
El RS-24 Yars (SS-27 según la denominación de la OTAN) ha sido diseñado por el Instituto de Termotecnia de Moscú, y puede tener un alcance de unos 11.000 kilómetros, por lo que cuenta con capacidad suficiente para atacar territorio estadounidense. Rusia realizó el primer ensayo con este tipo de proyectil en mayo de 2007, y se fabricó como una versión mejorada del Topol-M. Además, tiene una longitud de 23 metros y puede contener hasta un mínimo de cuatro ojivas nucleares (de 150 a 300 kilotones por cada una de ellas) de guiado autónomo.
Esta prueba ha tenido lugar en uno de los momentos de mayor tensión en Ucrania, que incluso ha llevado a que el presidente del país, Oleksander Turchinov, haya propuesto poner en marcha una operación con los cascos azules de la ONU para luchar contra los activistas prorrusos que siguen atacando edificios gubernamentales en la zona oriental de Ucrania. Según el presidente, la situación tiene cada vez más similitudes con la que tuvo lugar en los días previos a la anexión de Crimea por parte de Rusia.
En este sentido, Anders Fogh Rasmussen, secretario general de la OTAN, advirtió en un artículo firmado por él mismo en el diario El País el pasado sábado que Rusia debía poner punto y final a “esta escalada” y “retirar sus tropas” de la frontera con Ucrania, ya que de lo contrario Moscú “sufrirá un mayor aislamiento internacional”, algo que traería un mundo mucho más “peligroso e impredecible” para todos. (J.Martínez)
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