El número de misiles CJ-10 con base en tierra
puede alcanzar las quinientas unidades. Si estas apreciaciones son
ciertas, los misiles alados pasarían a ser uno de los factores clave que
influyen en la situación militar en el área.
Estos
ingenios son muy difíciles de interceptar debido a lo impredecible de
su trayectoria. En caso de ser lanzados decenas o centenares de misiles
de crucero, tan solo una parte insignificante de ellos sería eliminada
por la defensa antiaérea, mientras el daño causado a la infraestructura,
sería descomunal.
Los países nucleares colindantes con
China ahora deben tomar en consideración que este gigante es capaz de
asestar golpes quirúrgicos con sus misiles de crucero.
Para
la India esto implica la necesidad de emplazar sus poco numerosos
misiles balísticos al sur de la península de Indostán, aumentando su
alcance, y, al mismo tiempo, hacer fuertes inversiones en sus fuerzas
estratégicas nucleares con base en el mar. Ambas cosas son caras. Es de
suponer, asimismo, que si Japón, en una determinada etapa, decide
desarrollar su propia arma nuclear, los chinos disponen para este caso
de un instrumento eficaz para asestar un golpe demoledor sin emplear
armas nucleares.
Los destructores de la serie 052D,
actualmente en construcción, podrán llevar a bordo misiles alados
antiaéreos, antisubmarinos y antibuque. Tampoco debe descartarse su
emplazamiento en submarinos. Se puede afirmar que China pasa a ocupar el
segundo lugar, después de EEUU, en número de misiles de crucero
desplegados y en la variedad de sus vectores. Mientras los misiles
estadounidenses están diseminados por el globo, los chinos están
concentrados en el territorio nacional bajo un único mando.
Los
misiles alados chinos podrían llevar ojivas nucleares, pues fueron
diseñados tomando como prototipo el misil alado soviético Х-55, capaz de
portar cargas nucleares. A comienzos del 2000, los chinos compraron
varios Х-55 a Ucrania, donde los controles sobre las exportaciones
funcionan de una manera deficiente. También antes, los chinos se habían
agenciado en este país material bélico, misiles incluidos, de alto
contenido tecnológico.
Varios estudios mencionan los
CJ-10 como eventuales vectores de cargas nucleares, pero no aducen
pruebas de que ya las tengan instaladas.
Difícilmente
esto habría pasado desapercibido para los satélites espías
estadounidenses. Parece ser que las ojivas nucleares serán instaladas
cuando se desplieguen nuevos modelos de misiles de crucero, de mayor
alcance y menos visibles para los radares, y la Fuerza Aérea china
incorpore en sus arsenales nuevos bombarderos, también de mayor alcance,
y provistos de equipos para el repostaje aéreo.
En este
caso, el dominio militar chino en la zona, que de momento tan solo
empieza a perfilarse, pasará a ser indiscutible, mientras la rivalidad
militar con China para otros países carece de toda perspectiva.
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