AREA X (Especial para Urgente24)
– El reporte parte del analista militar Mark Gaffney, que escribe un
detallado boceto de por qué USA e Israel llevan 10 años amenazando con
invadir Irán por su programa nuclear pero siguen sin hacerlo.
Aparentemente, un poderoso misil supersónico de fabricación rusa (en manos de iraníes y Chinos) que podría destruir de un plumazo toda la flota estadounidense en el Gofo Pérsico sería la poderosa razón por la que las fuerzas occidentales aún no han dado el paso decisivo.
Aquí el reporte completo:
Una palabra al lector: El siguiente trabajo es tan espeluznante que, después de preparar el primer borrador, no podía y no quería creerlo, y decidí refutarlo con más investigación. Sin embargo, sólo encontré más evidencia en apoyo a mi tesis. Y repetí este ciclo de descubrimiento y negación varias veces hasta que decidí terminarlo. Creo que un escritor serio tiene que seguir el camino de la evidencia, no importa a dónde conduzca, e informar. Así que ésta es mi historia. No te sorprendas si te pone los pelos de punta. Su propósito no es hacer predicciones – la historia deja en ridículo a los que pretenden conocer el futuro – sino simplemente describir el peligro que nos espera en el Golfo Pérsico. Si despertamos ante la inmensidad del peligro, tal vez podamos encontrar un camino para salvar del desastre a nuestra nación y al mundo. Si tenemos éxito, incluso podríamos crear un futuro alternativo que ofrezca esperanzas de resolver los monumentales conflictos de nuestra época. MG
En julio pasado, la bautizaron operación “Pulso de verano”. Una concentración simultánea nunca vista de fuerzas navales de EE.UU. a escala mundial. Según la Marina, fue el primer ejercicio de su nuevo Plan de Reacción de la Flota (FRP, por sus siglas en inglés), con el propósito de capacitar a la Marina para que reaccione rápidamente ante una crisis internacional. La Marina quería mostrar la creciente preparación de su fuerza, es decir, su capacidad para movilizar rápidamente más poder de combate a cualquier punto conflictivo global.
Nunca en la historia de la Marina de EE.UU. había habido tantos grupos de combate de portaaviones participando en una sola operación. Incluso la flota de EE.UU. agrupada en el Golfo y en el Mediterráneo oriental durante la operación Tormenta del Desierto, y en la reciente invasión de Irak, nunca excedió seis grupos de combate. Pero en julio y agosto hubo siete en actividad, cada grupo de combate compuesto de un portaaviones de la clase Nimitz con todo su complemento de 7 a 8 navíos de apoyo, y 70 o más aviones de diversos tipos. La mayor parte de la actividad, según varios informes, se desarrolló en el Pacífico, donde la flota participó en ejercicios conjuntos con la marina taiwanesa.
¿Pero por qué hubo tanto poder naval en actividad al mismo tiempo? ¿Qué posible crisis mundial podría posiblemente necesitar más grupos de combate de los que fueron desplegados durante la reciente invasión de Irak? En el pasado, cuando EE.UU. consideró conveniente “mostrar la bandera” o exhibir su músculo naval, bastaron uno o dos grupos de portaaviones. ¿Por qué esta demostración global de poder?
Los titulares sobre las maniobras conjuntas en el Mar del Sur de China fueron: “Ruido de sables pone nerviosa a China”, e: “Inmensa demostración de fuerza preocupa a los chinos”. Pero la realidad fue bastante diferente, y, como veremos, tiene graves ramificaciones para la continua presencia militar de EE.UU. en el Golfo Pérsico; porque la operación Pulso de Verano reflejó una decisión a alto nivel del Pentágono de que se requería una demostración de fuerza sin precedentes para contrarrestar lo que es considerado como una creciente amenaza – en el caso particular de China, por los más recientes destructores de la clase Sovremenny adquiridos recientemente por Beijing de Rusia.
“¡Tonterías1” pensarás probablemente. Es imposible. ¿Cómo podrían unos pocos destructores baladíes amenazar a la flota del Pacífico de EE.UU.?”
Y es precisamente donde la historia se pone interesante. “Pulso de Verano” fue el equivalente de un reconocimiento tácito, obvio para todo el que haya prestado atención, de que Estados Unidos ha sido eclipsado en un área importante de la tecnología militar, y que esta ventaja cualitativa está ahora en manos de otros, incluyendo a los chinos; porque esos destructores, en general bastante ordinarios, eran, en realidad, rampas de lanzamiento para misiles crucero contra navíos 3M-82 Moskit hechos en Rusia (denominación de la OTAN SS-N-22 Sunburn), un arma contra la cual la Marina de EE.UU. no tiene defensa. No sugiero que el estatus de EE.UU. como solitaria superpotencia mundial haya sido sobrepasado. Simplemente digo que está emergiendo un nuevo equilibrio global del poder, en el que otros estados individuales podrían, a veces, lograr “una ventaja asimétrica” sobre EE.UU. Y esto, considero, explica la inmensa escala de “Pulso de Verano”. La demostración de abrumador poderío de EE.UU. del verano pasado fue calculada para enviar un mensaje.
El misil Sunburn
Me sobresalté cuando averigüé los hechos sobre estos misiles crucero hechos en Rusia. El problema es que tantos de nosotros sufrimos de dos malentendidos comunes. El primero resulta de nuestra suposición de que Rusia es débil militarmente, como resultado del derrumbe del antiguo sistema soviética. En realidad, esto es exacto, pero no refleja las complejidades. Aunque la marina rusa sigue herrumbrándose en los puertos, y en el ejército ruso reina la confusión, la tecnología rusa es realmente superior a la nuestra en algunas áreas cruciales. Y en ningún sitio corresponde más a la realidad que en el área vital de la tecnología de los misiles crucero contra navíos, en la que los rusos tienen un adelanto de por lo menos diez años sobre EE.UU. El segundo malentendido tiene que ver con nuestra complacencia general sobre los misiles como armas – probablemente atribuible al patético funcionamiento de los Scuds de Sadam Husein durante la primera Guerra del Golfo: una ilusión peligrosa que trataré de rectificar.
Hace muchos años, los planificadores soviéticos renunciaron a tratar de compararse con la Marina de EE.UU. navío por navío, cañón por cañón, y dólar por dólar. Los soviéticos simplemente no podían competir con los altos niveles de gastos de EE.UU. requeridos para edificar y mantener una inmensa Armada naval. Con perspicacia adoptaron un enfoque alternativo basado en la defensa estratégica. Buscaron las debilidades, y determinaron modos relativamente económicos de explotar esas debilidades. Los soviéticos tuvieron éxito: desarrollando varios misiles supersónicos contra navíos, uno de los cuales, el Sunburn SS-N-22, ha sido llamado “el misil más letal del mundo actual”.
Después del colapso de la Unión Soviética el antiguo establishment militar enfrentó tiempos duros. Pero a fines de los años 90, Moscú se dio cuenta del potencial sub-utilizado de su tecnología de misiles para generar divisas extranjeras urgentemente necesitadas. Se tomó la decisión de resucitar programas selectivos y, rápidamente, la tecnología rusa de misiles se convirtió en un codiciado producto de exportación. Actualmente, los misiles rusos constituyen una industria en crecimiento que genera dinero muy necesitado por Rusia, con muchos miles de millones en ventas combinadas a India, China, Vietnam, Cuba, y también Irán. Es probable que en un futuro cercano, esta diseminación de tecnología avanzada cause serios problemas a EE.UU. Algunos han advertido que los mayores navíos de la Marina de EE.UU., los inmensos portaaviones, se han convertido ahora en peligrosas trampas mortales, y que por lo tanto deberían ser pasados a la reserva.
El misil Sunburn nunca ha sido utilizado en combate, que yo sepa, lo que probablemente explica por qué sus aterradoras capacidades no son más ampliamente reconocidas. Otros misiles crucero han sido utilizados, por supuesto, en varias ocasiones, y con resultados devastadores. Durante la guerra de las Malvinas, misiles Exocet hechos en Francia, disparados desde cazas argentinos, hundieron el HMS Sheffield y otro navío. Y, en 1987, durante la guerra Irán-Irak, el USS Stark fue casi cortado en dos por un par de Exocet mientras se encontraba de patrulla en el Golfo Pérsico. En esa ocasión, el radar Aegis de EE.UU. vio al caza iraquí que se aproximaba (un Mirage hecho en Francia), y siguió su acercamiento hasta dentro de 80 kilómetros. El radar también “vio” que el avión iraquí daba la vuelta y volvía a su base. Pero el radar nunca detectó al piloto lanzando sus misiles. Los Exocet, volando a ras del mar, llegaron por debajo del radar y sólo fueron detectados por ojos humanos momentos antes de dar en el Stark, inutilizando el navío y matando a 37 marineros estadounidenses.
El ataque sorpresa de 1987 contra el Stark es un ejemplo de los peligros presentados por misiles crucero contra navíos. Y los peligros son mucho más serios en el caso del Sunburn, cuyas especificaciones dejan atrás de lejos al subsónico Exocet. El Sunburn no es sólo mucho más grande y más rápido, también tiene mayor alcance y un sistema de teledirección superior. Los que han visto sus ensayos de rendimiento se quedan invariablemente estupefactos. Según un informe, cuando el ministro de defensa iraní Ali Shamkhani visitó Moscú en octubre de 2001 solicitó un disparo de ensayo del Sunburn, que los rusos realizaron con mucho gusto. Ali Shamkhani quedó tan encantado con el resultado que hizo un pedido de una cantidad no revelada de misiles.
El Sunburn puede transportar una carga nuclear de 200 kilotones, o: una ojiva convencional de 340 kilos, con un alcance de 160 kilómetros, más del doble del alcance del Exocet. El Sunburn combina una velocidad de Mach 2,1 (dos veces la velocidad del sonido) con un patrón de vuelo que abraza la cubierta e incluye “violentas maniobras finales” para eludir las defensas enemigas. El misil fue diseñado específicamente para derrotar el sistema Aegis de defensa de radar de EE.UU. Si un punto de defensa Phalanx de la Marina de EE.UU. lograra detectar de alguna manera un misil Sunburn entrante, el sistema sólo tiene segundos para calcular una solución de disparo – un lapso insuficiente para destruir el misil intruso. La defensa Phalanx de EE.UU. emplea un cañón de seis tubos que dispara 3.000 granadas de uranio empobrecido por minuto, pero el cañón tiene que tener coordinadas precisas para destruir “justo a tiempo” a un intruso.
La combinación de velocidad supersónica y de tamaño de la carga explosiva del Sunburn produce una tremenda energía cinética al impacto, con consecuencias devastadoras para el navío y su tripulación. Uno solo de estos misiles puede hundir un gran buque de guerra, pero cuesta mucho menos que un caza. Aunque la Marina ha estado retirando progresivamente el sistema de defensa Phalanx más antiguo, su reemplazo, conocido como el Misil de Acción Revolvente (RAM, por sus siglas en inglés) nunca ha sido probado contra el arma que parece estar destinado a enfrentar un día en combate.
Implicaciones para las fuerzas de EE.UU. en el Golfo
La única defensa plausible de la Marina de EE.UU. contra un arma robusta como el misil Sunburn es detectar bastante temprano el acercamiento del enemigo, trátese de destructores, submarinos o caza-bombarderos, y derrotarlos antes de que estén a tiro y lancen su mortífera carga. Para lograrlo, los aviones radar AWAC de EE.UU. asignados a cada grupo de combate naval son mantenidos en vuelo sobre una base rotativa. Los aviones “ven” todo dentro de 320 kilómetros de la flota, y están complementados por inteligencia de satélites en órbita.
Pero los comandantes navales que operan en el Golfo Pérsico confrontan serios problemas que son únicos a causa del litoral, es decir, las costas, el entorno. Una mirada al mapa muestra el por qué: El Golfo no es otra cosa que un inmenso lago, con una estrecha salida, y la mayor parte de su costa norteña, es decir Irán, consiste de terreno montañoso que permite una ventaja táctica considerable sobre los navíos que operan en las aguas del Golfo.
La escarpada costa norteña posibilita la ocultación fácil de defensas costeras, tales como rampas móviles de lanzamiento de misiles, y también dificulta su detección. Aunque no se informó ampliamente, EE.UU. perdió en realidad la batalla de los Scuds en la primera Guerra del Golfo – llamada “la gran caza de Scuds” – y, por motivos similares, las rampas móviles de lanzamiento de Scuds de Sadam Husein resultaron tan difíciles de detectar y destruir – los iraquíes engañaron tan bien a los vuelos de reconocimiento aliados con señuelos – que durante la Tormenta del Desierto, EE.UU. no pudo confirmar ni una sola presa. Esto resultó ser tan embarazoso para el Pentágono, posteriormente, que fue enterrado en los informes oficiales. Pero el hecho desnudo es que EE.UU. no logró detener los ataques con Scuds. Los lanzamientos continuaron hasta los últimos días del conflicto. Por suerte, la inexactitud de los Scuds los convirtió en un arma casi inútil. En un momento el general Norman Schwarzkopf bromeó desdeñosamente ante la prensa que sus soldados corrían más riesgo de que les cayera encima un relámpago en Georgia que un Scud en Kuwait.
Pero eso fue en aquel entonces, y sería un grave error permitir que la ineficacia del Scud confundiera los hechos respecto al nuevo misil. La sorprendente exactitud del Sunburn fue demostrada hace poco en una prueba real hecha por los chinos en alta mar – y observada por aviones espía de EE.UU. El misil Sunburn no sólo destruyó el navío señuelo, sino que dio perfectamente en el blanco, dando en el cruce de una gran “X” montada en el puente del navío. La única palabra que le hace justicia, impresionante, se ha convertido en un cliché, trillada por su abuso hiperbólico.
La Marina de EE.UU. no se ha enfrentado a nada en combate que sea tan formidable como el misil Sunburn. Pero esto seguramente cambiará si EE.UU. e Israel deciden lanzar una así llamada guerra preventiva contra Irán para destruir su infraestructura nuclear. Nubes de tormenta han estado amenazando el Golfo desde hace muchos meses. En los últimos años, Israel ha mejorado su fuerza aérea con una nueva flota de cazas-bombardero F-15 de largo alcance, e incluso recibió hace poco 5.000 bombas revienta-búnkeres de EE.UU. – armas que según muchos observadores están destinadas a ser utilizadas contra Irán.
El armamento para la guerra ha sido acompañado por amenazas. Funcionarios israelíes han declarado repetidamente que no permitirán que los ulemas desarrollen un poder nuclear, ni siquiera reactores para generar electricidad para uso pacífico. Sus amenazas son particularmente inquietantes, porque Israel tiene una larga historia de guerra preventiva. (Vea mi libro de 1989 “Dimona: the Third Temple?” y también mi artículo de 2003 “Will Iran Be Next?” publicado en http://www.InformationClearingHouse.info/article3288.htm)
No importa que una decisión semejante no sea cosa de Israel, y que tenga que ver realmente con la comunidad internacional, tal como está establecido en el Tratado de No Proliferación (NPT). Respecto a Irán, vale la pena considerar el reciente informe de la Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA) de septiembre de 2004, ya que rechaza las afirmaciones a la ligera de EE.UU. e Israel de que Irán está construyendo bombas. Aunque el informe critica enérgicamente a Teherán por sus ambigüedades y su publicación a regañadientes de documentos, afirma que los inspectores de la IAEA han sido admitidos a todas las instalaciones nucleares del país a las que han solicitado acceso, sin excepción. El año pasado, Irán firmó el protocolo de inspección reforzado de la IAEA, que hasta entonces había sido voluntario. Y la IAEA no ha encontrado ninguna evidencia concreta, hasta la fecha, ni de que existan bombas o de que Irán haya tomado la decisión de construirlas. (El último informe de la IAEA puede ser bajado desde: http://www.GlobalSecurity.org)
En la declaración del 3 de octubre de 2004, la más clara hasta la fecha, el director general de la IAEA Mohamed El Baradei, dijo: “Irán no tiene un programa de armas nucleares” y, luego se repitió para subrayarlo: “Irán no tiene un programa de armas nucleares, pero yo personalmente no me apresuro a llegar a conclusiones antes de que se aclaren todas las realidades. Por lo que veo no hay nada que pueda ser calificado de peligro inminente. No he visto un programa de armas nucleares en Irán. Lo que he visto es que Irán está logrando de obtener acceso a la tecnología de enriquecimiento nuclear, y hasta ahora no hay ningún peligro proveniente de Irán. Por ello, yo utilizaría medios políticos y diplomáticos antes de pensar en recurrir a otras alternativas”.
(http://www.aljazeera.com/cgi-bin/news_service/middle_east_full_story.asp?service_id=5051)
Nadie discute que Teherán está siguiendo un camino peligroso, pero con 200 o más bombas nucleares israelíes apuntando contra ellos, la insistencia de los iraníes en mantener abiertas todas sus opciones es comprensible. Evidentemente, el régimen de no-proliferación nuclear cuelga actualmente de un hilo finísimo. El mundo ha llegado a una encrucijada fatídica.
¿Una simetría aterradora?
Si se desarrolla un enfrentamiento por Irán en los meses por venir, el hombre que podría tener el resultado en sus manos será lanzado a la escena mundial. Ese hombre, nos guste o lo odiemos, es el presidente ruso Vladimir Putin. Ha sido atacado severamente en los últimos meses por acumular demasiado poder político en sus manos. Pero según el antiguo presidente soviético Mikhail Gorbachev, que fue entrevistado recientemente en la televisión de EE.UU. por David Brokaw, Putin no ha impuesto una tiranía en Rusia – todavía no. Gorbachev piensa que el jurado todavía no se ha pronunciado sobre Putin.
Tal vez, pensando en esto, deberíamos preguntar si Vladimir Putin es un estudiante serio de la historia. Si lo es, seguramente reconoce que la crisis que se profundiza en el Golfo Pérsico no sólo presenta numerosos peligros, sino también oportunidades. Podemos estar seguros de que el dirigente ruso no ha olvidado la humillante derrota que Ronald Reagan infligió al antiguo estado soviético. (¿La hemos olvidado nosotros, los estadounidenses?) A mediados de los años ochenta los soviéticos estaban en Kabul, y casi habían derrotado a los muyahidín. La Unión Soviética parecía segura en su ocupación militar de Afganistán. Pero entonces, en 1986, los primeros misiles Stinger de EE.UU. llegaron a manos de la resistencia afgana y, repentinamente, los helicópteros artillados soviéticos y los MiGs comenzaron a caer de los cielos como piedras ardientes. La marea cambió rápidamente, y en 1989 todo había terminado, con la excepción del retorcimiento de manos y el rechinamiento de dientes en el Kremlin. Derrotados, los soviéticos salieron por la frontera con el rabo entre las piernas. Todo el mundo aclamó a los Stinger estadounidenses, que se habían impuesto.
Hoy mismo por la noche, mientras sorbe su coñac, ¿qué piensa Vladimir Putin? ¿Piensa tal vez en las perversas simetrías de la historia? Si es así, tal puede estarse preguntando también (y discutiendo con sus asesores más cercanos) cómo una nación verdaderamente grande como Estados Unidos puede ser tan ciega y estúpida como para permitir que otro estado, es decir, Israel, controle su política extranjera, especialmente en una región tan vital (y volátil) como Medio Oriente. Casi se puede escuchar la animada conversación de los rusos:
- ¡Los estadounidenses! ¿Qué les pasa?
– Simplemente son incapaces de hacerlo de otra manera.
– ¡Qué idiotas!
– Una nación tan estúpida merece que le den una lección…
– ¿Estamos de acuerdo, entonces, compañeros?
– ¡Demos a nuestros amigos estadounidenses una lección sobre los límites del poder militar!
¿Hay quién crea realmente que Vladimir Putin dudará en aprovechar esta oportunidad tan excepcional de cambiar el curso de la historia y, de pasada, vengarse? Seguramente Putin comprende las terribles dimensiones de la trampa en la que ha caído EE.UU., gracias a los israelíes y a sus partidarios neoconservadores en Washington que hicieron una presión tan vociferante a favor de la invasión de Irak en 2003, contra todos los consejos de amigos y expertos, y que ahora llaman a la guerra contra Irán. ¿Se equivocaría Putin si llegara a la conclusión que EE.UU. nunca abandonará la región a menos que sea derrotado militarmente? ¿Podemos culparlo por decidir que Irán es “un puente demasiado lejos”?
Si EE.UU. e Israel se sobre-extienden, y los iraníes cierran la red con misiles rusos antinavíos, sería por cierto una aterradora simetría…
La trampa
En la batalla de Cannae en 216 AC el gran general cartaginés, Hanibal, tentó a un ejército romano mucho mayor a un avance funesto, y luego lo acorraló y lo aniquiló con una fuerza inferior. De un ejército romano de 70.000 hombres, no escaparon más de unos pocos miles. Se dijo que después de muchas horas matando romanos, los soldados de Hanibal se cansaron tanto que dejaron de combatir. En su cansancio perdonaron la vida a los deshechos y malparados romanos…
Recemos para que los marineros estadounidenses que hayan sido suficientemente desafortunados como para encontrarse en la línea de fuego en el Golfo Pérsico cuando comiencen los disparos escapen a la suerte del ejército romano en Cannae. Las probabilidades estarán en su contra, sin embargo, porque confrontarán el mismo tipo de peligro, equivalente al encierro. Los navíos de EE.UU. en el Golfo ya habrán llegado dentro del área de alcance los misiles Sunburn y los misiles aún más avanzados SS-NX-26 Yakhonts, también hechos en Rusia (velocidad: 2,9 Mach; alcance: 288km) desplegados por los iraníes a lo largo del litoral norteño del Golfo. Todos los navíos de EE.UU. estarán expuestos y serán vulnerables. Cuando los iraníes cierren la trampa, todo el lago se convertirá en un mar de la muerte.
Los misiles crucero contra navíos no son nuevos, como he mencionado. Tampoco han determinado hasta ahora el resultado de un conflicto. Pero es probablemente sólo porque esas horrendas armas jamás han sido desplegadas en cantidades suficientes. En la época de la guerra de las Malvinas la fuerza aérea argentina poseía sólo cinco Exocet, pero logró hundir dos navíos. Si hubieran tenido bastantes, los argentinos podrían haber hundido toda la flota británica, y ganado la guerra. Aunque nunca hemos visto un ataque masivo con misiles crucero, es exactamente lo que confrontaría la Marina de EE.UU. en la próxima guerra del Golfo. Hay que tratar de imaginárselo, si es posible: una andanada tras otra de misiles de la clase de los Exocet, de los que se sabe que Irán tiene centenares, así como los imparables misiles Sunburn y Yakhonts.
Las preguntas que deberían hacerse nuestros miopes gobernantes, hoy en día, si les importa en algo lo que los historiadores dirán algún día sobre ellos, son dos: ¿cuántos misiles rusos antinavíos han sido suministrados hasta ahora por Putin a Irán? Y: ¿cuántos más se encuentran en el proceso de ser entregados? En 2001 Jane’s Defense Weekly informó que Irán estaba tratando de adquirir misiles antinavíos de Rusia. Como un mal presagio, el mismo informe también señala que el misil Yakhonts ha sido “optimado para ataques contra fuerzas de ataque en portaaviones”. Al parecer su sistema de guía es “capaz de distinguir a un portaaviones de sus escoltas”. La cantidad no fue revelada…
La Marina de EE.UU. será atacada aunque EE.UU. no participe en los primeros así llamados ataques quirúrgicos contra las instalaciones nucleares de Irán, es decir, incluso si Israel lo hace solo. La nuevísima flota de 25 F-15 (pagados por los contribuyentes de EE.UU.) tiene un alcance suficiente para atacar Irán, pero los israelíes no pueden realizar un ataque sin cruzar el espacio aéreo de Irak ocupado por EE.UU. No tendrá mayor importancia si Washington da la luz verde, o si es arrastrado al conflicto por un Israel recalcitrante.
De todas maneras, el resultado será el mismo. Los iraníes interpretarán la aquiescencia de EE.UU. como complicidad, y, en todo caso, comprenderán que la verdadera lucha es con los estadounidenses. Los iraníes tendrán todo derecho para contraatacar en defensa propia. La mayor parte del mundo lo verá así, y los apoyará, no a EE.UU. EE.UU. e Israel serán considerados como agresores, incluso si los desafortunados marineros de EE.UU. se convierten en carne de cañón. En las aguas poco profundas y confinadas del Golfo, será difícil realizar maniobras evasivas, en el mejor de los casos, y el escape imposible. Incluso si aviones de EE.UU. controlan los cielos por sobre el campo de batalla, los marineros atrapados en la red por debajo tendrán dificultades para sobrevivir. El Golfo se enrojecerá con sangre estadounidense…
De ahí, la cosa sólo empeorará. Armados con sus misiles crucero suministrados por los rusos, los iraníes cerrarán la única salida del lago, el estratégico Estrecho de Hormuz, aislando a los atrapados y moribundos estadounidenses de toda ayuda y rescate. La flota de EE.UU. congregada en el Océano Índico se mantendrá al margen, sin poder hacer nada, incapaz de entrar al Golfo para socorrer a los supervivientes o para proveer apoyo logístico a otras fuerzas de EE.UU. involucradas en Irak. Si se combina esto con una nueva gran ofensiva de los insurgentes iraquíes, de repente, se habrá vuelto la tortilla contra los estadounidenses en Bagdad. A medida que los suministros y las municiones comiencen a agotarse, la condición de las fuerzas de EE.UU. en la región se hará precaria. Los ocupantes se convertirán en sitiados…
Con suficientes misiles antinavíos, los iraníes pueden detener el tráfico de tankers petroleros por Hormuz durante semanas, incluso meses. Con la interrupción del flujo de petróleo del Golfo, el precio de un barril de crudo se disparará en el mercado mundial. Dentro de días la economía global comenzará a estancarse. Los ánimos en una sesión continua de emergencia en el Consejo de Seguridad se enardecerán y probablemente estallarán en gritos y recriminaciones cuando los embajadores francés, alemán, chino, e incluso británico, acusen furiosamente a EE.UU. de permitir que Israel amenace el orden mundial. Pero, como siempre, gracias al veto de EE.UU. el organismo mundial no podrá actuar…
EE.UU. se quedará solo, completamente aislado. Sin embargo, a pesar del ambiente internacional cada vez más hostil, elementos de los medios de EE.UU. se las arreglarán para presentar la crisis de un modo muy diferente aquí en el país: de un modo que sea favorable a Israel. Miembros del Congreso se levantarán para hablar en la Cámara y en el Senado, y se apresurarán a defender a Israel, mientras acusan a la víctima del ataque: Irán. Presentadores cristianos fundamentalistas de los talk shows de la televisión proclamarán el cumplimiento histórico de la profecía bíblica en nuestros tiempos, y llamarán a los judíos de Israel a aceptar a Jesús en sus corazones; exhortando, al mismo tiempo, al presidente a atacar con bombas nucleares al malvado imperio del Islam. De todo EE.UU. se escucharán gritos histriónicos pidiendo nuevos refuerzos, incluso un servicio militar obligatorio. Patriotas exigirán la victoria a cualquier precio. Los expertos gritarán pidiendo una escalada del conflicto.
Una guerra presentada ostensiblemente como un intento de impedir la diseminación de armas nucleares se tambaleará a punto de utilizarlas…
Aparentemente, un poderoso misil supersónico de fabricación rusa (en manos de iraníes y Chinos) que podría destruir de un plumazo toda la flota estadounidense en el Gofo Pérsico sería la poderosa razón por la que las fuerzas occidentales aún no han dado el paso decisivo.
Aquí el reporte completo:
Una palabra al lector: El siguiente trabajo es tan espeluznante que, después de preparar el primer borrador, no podía y no quería creerlo, y decidí refutarlo con más investigación. Sin embargo, sólo encontré más evidencia en apoyo a mi tesis. Y repetí este ciclo de descubrimiento y negación varias veces hasta que decidí terminarlo. Creo que un escritor serio tiene que seguir el camino de la evidencia, no importa a dónde conduzca, e informar. Así que ésta es mi historia. No te sorprendas si te pone los pelos de punta. Su propósito no es hacer predicciones – la historia deja en ridículo a los que pretenden conocer el futuro – sino simplemente describir el peligro que nos espera en el Golfo Pérsico. Si despertamos ante la inmensidad del peligro, tal vez podamos encontrar un camino para salvar del desastre a nuestra nación y al mundo. Si tenemos éxito, incluso podríamos crear un futuro alternativo que ofrezca esperanzas de resolver los monumentales conflictos de nuestra época. MG
En julio pasado, la bautizaron operación “Pulso de verano”. Una concentración simultánea nunca vista de fuerzas navales de EE.UU. a escala mundial. Según la Marina, fue el primer ejercicio de su nuevo Plan de Reacción de la Flota (FRP, por sus siglas en inglés), con el propósito de capacitar a la Marina para que reaccione rápidamente ante una crisis internacional. La Marina quería mostrar la creciente preparación de su fuerza, es decir, su capacidad para movilizar rápidamente más poder de combate a cualquier punto conflictivo global.
Nunca en la historia de la Marina de EE.UU. había habido tantos grupos de combate de portaaviones participando en una sola operación. Incluso la flota de EE.UU. agrupada en el Golfo y en el Mediterráneo oriental durante la operación Tormenta del Desierto, y en la reciente invasión de Irak, nunca excedió seis grupos de combate. Pero en julio y agosto hubo siete en actividad, cada grupo de combate compuesto de un portaaviones de la clase Nimitz con todo su complemento de 7 a 8 navíos de apoyo, y 70 o más aviones de diversos tipos. La mayor parte de la actividad, según varios informes, se desarrolló en el Pacífico, donde la flota participó en ejercicios conjuntos con la marina taiwanesa.
¿Pero por qué hubo tanto poder naval en actividad al mismo tiempo? ¿Qué posible crisis mundial podría posiblemente necesitar más grupos de combate de los que fueron desplegados durante la reciente invasión de Irak? En el pasado, cuando EE.UU. consideró conveniente “mostrar la bandera” o exhibir su músculo naval, bastaron uno o dos grupos de portaaviones. ¿Por qué esta demostración global de poder?
Los titulares sobre las maniobras conjuntas en el Mar del Sur de China fueron: “Ruido de sables pone nerviosa a China”, e: “Inmensa demostración de fuerza preocupa a los chinos”. Pero la realidad fue bastante diferente, y, como veremos, tiene graves ramificaciones para la continua presencia militar de EE.UU. en el Golfo Pérsico; porque la operación Pulso de Verano reflejó una decisión a alto nivel del Pentágono de que se requería una demostración de fuerza sin precedentes para contrarrestar lo que es considerado como una creciente amenaza – en el caso particular de China, por los más recientes destructores de la clase Sovremenny adquiridos recientemente por Beijing de Rusia.
“¡Tonterías1” pensarás probablemente. Es imposible. ¿Cómo podrían unos pocos destructores baladíes amenazar a la flota del Pacífico de EE.UU.?”
Y es precisamente donde la historia se pone interesante. “Pulso de Verano” fue el equivalente de un reconocimiento tácito, obvio para todo el que haya prestado atención, de que Estados Unidos ha sido eclipsado en un área importante de la tecnología militar, y que esta ventaja cualitativa está ahora en manos de otros, incluyendo a los chinos; porque esos destructores, en general bastante ordinarios, eran, en realidad, rampas de lanzamiento para misiles crucero contra navíos 3M-82 Moskit hechos en Rusia (denominación de la OTAN SS-N-22 Sunburn), un arma contra la cual la Marina de EE.UU. no tiene defensa. No sugiero que el estatus de EE.UU. como solitaria superpotencia mundial haya sido sobrepasado. Simplemente digo que está emergiendo un nuevo equilibrio global del poder, en el que otros estados individuales podrían, a veces, lograr “una ventaja asimétrica” sobre EE.UU. Y esto, considero, explica la inmensa escala de “Pulso de Verano”. La demostración de abrumador poderío de EE.UU. del verano pasado fue calculada para enviar un mensaje.
El misil Sunburn
Me sobresalté cuando averigüé los hechos sobre estos misiles crucero hechos en Rusia. El problema es que tantos de nosotros sufrimos de dos malentendidos comunes. El primero resulta de nuestra suposición de que Rusia es débil militarmente, como resultado del derrumbe del antiguo sistema soviética. En realidad, esto es exacto, pero no refleja las complejidades. Aunque la marina rusa sigue herrumbrándose en los puertos, y en el ejército ruso reina la confusión, la tecnología rusa es realmente superior a la nuestra en algunas áreas cruciales. Y en ningún sitio corresponde más a la realidad que en el área vital de la tecnología de los misiles crucero contra navíos, en la que los rusos tienen un adelanto de por lo menos diez años sobre EE.UU. El segundo malentendido tiene que ver con nuestra complacencia general sobre los misiles como armas – probablemente atribuible al patético funcionamiento de los Scuds de Sadam Husein durante la primera Guerra del Golfo: una ilusión peligrosa que trataré de rectificar.
Hace muchos años, los planificadores soviéticos renunciaron a tratar de compararse con la Marina de EE.UU. navío por navío, cañón por cañón, y dólar por dólar. Los soviéticos simplemente no podían competir con los altos niveles de gastos de EE.UU. requeridos para edificar y mantener una inmensa Armada naval. Con perspicacia adoptaron un enfoque alternativo basado en la defensa estratégica. Buscaron las debilidades, y determinaron modos relativamente económicos de explotar esas debilidades. Los soviéticos tuvieron éxito: desarrollando varios misiles supersónicos contra navíos, uno de los cuales, el Sunburn SS-N-22, ha sido llamado “el misil más letal del mundo actual”.
Después del colapso de la Unión Soviética el antiguo establishment militar enfrentó tiempos duros. Pero a fines de los años 90, Moscú se dio cuenta del potencial sub-utilizado de su tecnología de misiles para generar divisas extranjeras urgentemente necesitadas. Se tomó la decisión de resucitar programas selectivos y, rápidamente, la tecnología rusa de misiles se convirtió en un codiciado producto de exportación. Actualmente, los misiles rusos constituyen una industria en crecimiento que genera dinero muy necesitado por Rusia, con muchos miles de millones en ventas combinadas a India, China, Vietnam, Cuba, y también Irán. Es probable que en un futuro cercano, esta diseminación de tecnología avanzada cause serios problemas a EE.UU. Algunos han advertido que los mayores navíos de la Marina de EE.UU., los inmensos portaaviones, se han convertido ahora en peligrosas trampas mortales, y que por lo tanto deberían ser pasados a la reserva.
El misil Sunburn nunca ha sido utilizado en combate, que yo sepa, lo que probablemente explica por qué sus aterradoras capacidades no son más ampliamente reconocidas. Otros misiles crucero han sido utilizados, por supuesto, en varias ocasiones, y con resultados devastadores. Durante la guerra de las Malvinas, misiles Exocet hechos en Francia, disparados desde cazas argentinos, hundieron el HMS Sheffield y otro navío. Y, en 1987, durante la guerra Irán-Irak, el USS Stark fue casi cortado en dos por un par de Exocet mientras se encontraba de patrulla en el Golfo Pérsico. En esa ocasión, el radar Aegis de EE.UU. vio al caza iraquí que se aproximaba (un Mirage hecho en Francia), y siguió su acercamiento hasta dentro de 80 kilómetros. El radar también “vio” que el avión iraquí daba la vuelta y volvía a su base. Pero el radar nunca detectó al piloto lanzando sus misiles. Los Exocet, volando a ras del mar, llegaron por debajo del radar y sólo fueron detectados por ojos humanos momentos antes de dar en el Stark, inutilizando el navío y matando a 37 marineros estadounidenses.
El ataque sorpresa de 1987 contra el Stark es un ejemplo de los peligros presentados por misiles crucero contra navíos. Y los peligros son mucho más serios en el caso del Sunburn, cuyas especificaciones dejan atrás de lejos al subsónico Exocet. El Sunburn no es sólo mucho más grande y más rápido, también tiene mayor alcance y un sistema de teledirección superior. Los que han visto sus ensayos de rendimiento se quedan invariablemente estupefactos. Según un informe, cuando el ministro de defensa iraní Ali Shamkhani visitó Moscú en octubre de 2001 solicitó un disparo de ensayo del Sunburn, que los rusos realizaron con mucho gusto. Ali Shamkhani quedó tan encantado con el resultado que hizo un pedido de una cantidad no revelada de misiles.
El Sunburn puede transportar una carga nuclear de 200 kilotones, o: una ojiva convencional de 340 kilos, con un alcance de 160 kilómetros, más del doble del alcance del Exocet. El Sunburn combina una velocidad de Mach 2,1 (dos veces la velocidad del sonido) con un patrón de vuelo que abraza la cubierta e incluye “violentas maniobras finales” para eludir las defensas enemigas. El misil fue diseñado específicamente para derrotar el sistema Aegis de defensa de radar de EE.UU. Si un punto de defensa Phalanx de la Marina de EE.UU. lograra detectar de alguna manera un misil Sunburn entrante, el sistema sólo tiene segundos para calcular una solución de disparo – un lapso insuficiente para destruir el misil intruso. La defensa Phalanx de EE.UU. emplea un cañón de seis tubos que dispara 3.000 granadas de uranio empobrecido por minuto, pero el cañón tiene que tener coordinadas precisas para destruir “justo a tiempo” a un intruso.
La combinación de velocidad supersónica y de tamaño de la carga explosiva del Sunburn produce una tremenda energía cinética al impacto, con consecuencias devastadoras para el navío y su tripulación. Uno solo de estos misiles puede hundir un gran buque de guerra, pero cuesta mucho menos que un caza. Aunque la Marina ha estado retirando progresivamente el sistema de defensa Phalanx más antiguo, su reemplazo, conocido como el Misil de Acción Revolvente (RAM, por sus siglas en inglés) nunca ha sido probado contra el arma que parece estar destinado a enfrentar un día en combate.
Implicaciones para las fuerzas de EE.UU. en el Golfo
La única defensa plausible de la Marina de EE.UU. contra un arma robusta como el misil Sunburn es detectar bastante temprano el acercamiento del enemigo, trátese de destructores, submarinos o caza-bombarderos, y derrotarlos antes de que estén a tiro y lancen su mortífera carga. Para lograrlo, los aviones radar AWAC de EE.UU. asignados a cada grupo de combate naval son mantenidos en vuelo sobre una base rotativa. Los aviones “ven” todo dentro de 320 kilómetros de la flota, y están complementados por inteligencia de satélites en órbita.
Pero los comandantes navales que operan en el Golfo Pérsico confrontan serios problemas que son únicos a causa del litoral, es decir, las costas, el entorno. Una mirada al mapa muestra el por qué: El Golfo no es otra cosa que un inmenso lago, con una estrecha salida, y la mayor parte de su costa norteña, es decir Irán, consiste de terreno montañoso que permite una ventaja táctica considerable sobre los navíos que operan en las aguas del Golfo.
La escarpada costa norteña posibilita la ocultación fácil de defensas costeras, tales como rampas móviles de lanzamiento de misiles, y también dificulta su detección. Aunque no se informó ampliamente, EE.UU. perdió en realidad la batalla de los Scuds en la primera Guerra del Golfo – llamada “la gran caza de Scuds” – y, por motivos similares, las rampas móviles de lanzamiento de Scuds de Sadam Husein resultaron tan difíciles de detectar y destruir – los iraquíes engañaron tan bien a los vuelos de reconocimiento aliados con señuelos – que durante la Tormenta del Desierto, EE.UU. no pudo confirmar ni una sola presa. Esto resultó ser tan embarazoso para el Pentágono, posteriormente, que fue enterrado en los informes oficiales. Pero el hecho desnudo es que EE.UU. no logró detener los ataques con Scuds. Los lanzamientos continuaron hasta los últimos días del conflicto. Por suerte, la inexactitud de los Scuds los convirtió en un arma casi inútil. En un momento el general Norman Schwarzkopf bromeó desdeñosamente ante la prensa que sus soldados corrían más riesgo de que les cayera encima un relámpago en Georgia que un Scud en Kuwait.
Pero eso fue en aquel entonces, y sería un grave error permitir que la ineficacia del Scud confundiera los hechos respecto al nuevo misil. La sorprendente exactitud del Sunburn fue demostrada hace poco en una prueba real hecha por los chinos en alta mar – y observada por aviones espía de EE.UU. El misil Sunburn no sólo destruyó el navío señuelo, sino que dio perfectamente en el blanco, dando en el cruce de una gran “X” montada en el puente del navío. La única palabra que le hace justicia, impresionante, se ha convertido en un cliché, trillada por su abuso hiperbólico.
La Marina de EE.UU. no se ha enfrentado a nada en combate que sea tan formidable como el misil Sunburn. Pero esto seguramente cambiará si EE.UU. e Israel deciden lanzar una así llamada guerra preventiva contra Irán para destruir su infraestructura nuclear. Nubes de tormenta han estado amenazando el Golfo desde hace muchos meses. En los últimos años, Israel ha mejorado su fuerza aérea con una nueva flota de cazas-bombardero F-15 de largo alcance, e incluso recibió hace poco 5.000 bombas revienta-búnkeres de EE.UU. – armas que según muchos observadores están destinadas a ser utilizadas contra Irán.
El armamento para la guerra ha sido acompañado por amenazas. Funcionarios israelíes han declarado repetidamente que no permitirán que los ulemas desarrollen un poder nuclear, ni siquiera reactores para generar electricidad para uso pacífico. Sus amenazas son particularmente inquietantes, porque Israel tiene una larga historia de guerra preventiva. (Vea mi libro de 1989 “Dimona: the Third Temple?” y también mi artículo de 2003 “Will Iran Be Next?” publicado en http://www.InformationClearingHouse.info/article3288.htm)
No importa que una decisión semejante no sea cosa de Israel, y que tenga que ver realmente con la comunidad internacional, tal como está establecido en el Tratado de No Proliferación (NPT). Respecto a Irán, vale la pena considerar el reciente informe de la Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA) de septiembre de 2004, ya que rechaza las afirmaciones a la ligera de EE.UU. e Israel de que Irán está construyendo bombas. Aunque el informe critica enérgicamente a Teherán por sus ambigüedades y su publicación a regañadientes de documentos, afirma que los inspectores de la IAEA han sido admitidos a todas las instalaciones nucleares del país a las que han solicitado acceso, sin excepción. El año pasado, Irán firmó el protocolo de inspección reforzado de la IAEA, que hasta entonces había sido voluntario. Y la IAEA no ha encontrado ninguna evidencia concreta, hasta la fecha, ni de que existan bombas o de que Irán haya tomado la decisión de construirlas. (El último informe de la IAEA puede ser bajado desde: http://www.GlobalSecurity.org)
En la declaración del 3 de octubre de 2004, la más clara hasta la fecha, el director general de la IAEA Mohamed El Baradei, dijo: “Irán no tiene un programa de armas nucleares” y, luego se repitió para subrayarlo: “Irán no tiene un programa de armas nucleares, pero yo personalmente no me apresuro a llegar a conclusiones antes de que se aclaren todas las realidades. Por lo que veo no hay nada que pueda ser calificado de peligro inminente. No he visto un programa de armas nucleares en Irán. Lo que he visto es que Irán está logrando de obtener acceso a la tecnología de enriquecimiento nuclear, y hasta ahora no hay ningún peligro proveniente de Irán. Por ello, yo utilizaría medios políticos y diplomáticos antes de pensar en recurrir a otras alternativas”.
(http://www.aljazeera.com/cgi-bin/news_service/middle_east_full_story.asp?service_id=5051)
Nadie discute que Teherán está siguiendo un camino peligroso, pero con 200 o más bombas nucleares israelíes apuntando contra ellos, la insistencia de los iraníes en mantener abiertas todas sus opciones es comprensible. Evidentemente, el régimen de no-proliferación nuclear cuelga actualmente de un hilo finísimo. El mundo ha llegado a una encrucijada fatídica.
¿Una simetría aterradora?
Si se desarrolla un enfrentamiento por Irán en los meses por venir, el hombre que podría tener el resultado en sus manos será lanzado a la escena mundial. Ese hombre, nos guste o lo odiemos, es el presidente ruso Vladimir Putin. Ha sido atacado severamente en los últimos meses por acumular demasiado poder político en sus manos. Pero según el antiguo presidente soviético Mikhail Gorbachev, que fue entrevistado recientemente en la televisión de EE.UU. por David Brokaw, Putin no ha impuesto una tiranía en Rusia – todavía no. Gorbachev piensa que el jurado todavía no se ha pronunciado sobre Putin.
Tal vez, pensando en esto, deberíamos preguntar si Vladimir Putin es un estudiante serio de la historia. Si lo es, seguramente reconoce que la crisis que se profundiza en el Golfo Pérsico no sólo presenta numerosos peligros, sino también oportunidades. Podemos estar seguros de que el dirigente ruso no ha olvidado la humillante derrota que Ronald Reagan infligió al antiguo estado soviético. (¿La hemos olvidado nosotros, los estadounidenses?) A mediados de los años ochenta los soviéticos estaban en Kabul, y casi habían derrotado a los muyahidín. La Unión Soviética parecía segura en su ocupación militar de Afganistán. Pero entonces, en 1986, los primeros misiles Stinger de EE.UU. llegaron a manos de la resistencia afgana y, repentinamente, los helicópteros artillados soviéticos y los MiGs comenzaron a caer de los cielos como piedras ardientes. La marea cambió rápidamente, y en 1989 todo había terminado, con la excepción del retorcimiento de manos y el rechinamiento de dientes en el Kremlin. Derrotados, los soviéticos salieron por la frontera con el rabo entre las piernas. Todo el mundo aclamó a los Stinger estadounidenses, que se habían impuesto.
Hoy mismo por la noche, mientras sorbe su coñac, ¿qué piensa Vladimir Putin? ¿Piensa tal vez en las perversas simetrías de la historia? Si es así, tal puede estarse preguntando también (y discutiendo con sus asesores más cercanos) cómo una nación verdaderamente grande como Estados Unidos puede ser tan ciega y estúpida como para permitir que otro estado, es decir, Israel, controle su política extranjera, especialmente en una región tan vital (y volátil) como Medio Oriente. Casi se puede escuchar la animada conversación de los rusos:
- ¡Los estadounidenses! ¿Qué les pasa?
– Simplemente son incapaces de hacerlo de otra manera.
– ¡Qué idiotas!
– Una nación tan estúpida merece que le den una lección…
– ¿Estamos de acuerdo, entonces, compañeros?
– ¡Demos a nuestros amigos estadounidenses una lección sobre los límites del poder militar!
¿Hay quién crea realmente que Vladimir Putin dudará en aprovechar esta oportunidad tan excepcional de cambiar el curso de la historia y, de pasada, vengarse? Seguramente Putin comprende las terribles dimensiones de la trampa en la que ha caído EE.UU., gracias a los israelíes y a sus partidarios neoconservadores en Washington que hicieron una presión tan vociferante a favor de la invasión de Irak en 2003, contra todos los consejos de amigos y expertos, y que ahora llaman a la guerra contra Irán. ¿Se equivocaría Putin si llegara a la conclusión que EE.UU. nunca abandonará la región a menos que sea derrotado militarmente? ¿Podemos culparlo por decidir que Irán es “un puente demasiado lejos”?
Si EE.UU. e Israel se sobre-extienden, y los iraníes cierran la red con misiles rusos antinavíos, sería por cierto una aterradora simetría…
La trampa
En la batalla de Cannae en 216 AC el gran general cartaginés, Hanibal, tentó a un ejército romano mucho mayor a un avance funesto, y luego lo acorraló y lo aniquiló con una fuerza inferior. De un ejército romano de 70.000 hombres, no escaparon más de unos pocos miles. Se dijo que después de muchas horas matando romanos, los soldados de Hanibal se cansaron tanto que dejaron de combatir. En su cansancio perdonaron la vida a los deshechos y malparados romanos…
Recemos para que los marineros estadounidenses que hayan sido suficientemente desafortunados como para encontrarse en la línea de fuego en el Golfo Pérsico cuando comiencen los disparos escapen a la suerte del ejército romano en Cannae. Las probabilidades estarán en su contra, sin embargo, porque confrontarán el mismo tipo de peligro, equivalente al encierro. Los navíos de EE.UU. en el Golfo ya habrán llegado dentro del área de alcance los misiles Sunburn y los misiles aún más avanzados SS-NX-26 Yakhonts, también hechos en Rusia (velocidad: 2,9 Mach; alcance: 288km) desplegados por los iraníes a lo largo del litoral norteño del Golfo. Todos los navíos de EE.UU. estarán expuestos y serán vulnerables. Cuando los iraníes cierren la trampa, todo el lago se convertirá en un mar de la muerte.
Los misiles crucero contra navíos no son nuevos, como he mencionado. Tampoco han determinado hasta ahora el resultado de un conflicto. Pero es probablemente sólo porque esas horrendas armas jamás han sido desplegadas en cantidades suficientes. En la época de la guerra de las Malvinas la fuerza aérea argentina poseía sólo cinco Exocet, pero logró hundir dos navíos. Si hubieran tenido bastantes, los argentinos podrían haber hundido toda la flota británica, y ganado la guerra. Aunque nunca hemos visto un ataque masivo con misiles crucero, es exactamente lo que confrontaría la Marina de EE.UU. en la próxima guerra del Golfo. Hay que tratar de imaginárselo, si es posible: una andanada tras otra de misiles de la clase de los Exocet, de los que se sabe que Irán tiene centenares, así como los imparables misiles Sunburn y Yakhonts.
Las preguntas que deberían hacerse nuestros miopes gobernantes, hoy en día, si les importa en algo lo que los historiadores dirán algún día sobre ellos, son dos: ¿cuántos misiles rusos antinavíos han sido suministrados hasta ahora por Putin a Irán? Y: ¿cuántos más se encuentran en el proceso de ser entregados? En 2001 Jane’s Defense Weekly informó que Irán estaba tratando de adquirir misiles antinavíos de Rusia. Como un mal presagio, el mismo informe también señala que el misil Yakhonts ha sido “optimado para ataques contra fuerzas de ataque en portaaviones”. Al parecer su sistema de guía es “capaz de distinguir a un portaaviones de sus escoltas”. La cantidad no fue revelada…
La Marina de EE.UU. será atacada aunque EE.UU. no participe en los primeros así llamados ataques quirúrgicos contra las instalaciones nucleares de Irán, es decir, incluso si Israel lo hace solo. La nuevísima flota de 25 F-15 (pagados por los contribuyentes de EE.UU.) tiene un alcance suficiente para atacar Irán, pero los israelíes no pueden realizar un ataque sin cruzar el espacio aéreo de Irak ocupado por EE.UU. No tendrá mayor importancia si Washington da la luz verde, o si es arrastrado al conflicto por un Israel recalcitrante.
De todas maneras, el resultado será el mismo. Los iraníes interpretarán la aquiescencia de EE.UU. como complicidad, y, en todo caso, comprenderán que la verdadera lucha es con los estadounidenses. Los iraníes tendrán todo derecho para contraatacar en defensa propia. La mayor parte del mundo lo verá así, y los apoyará, no a EE.UU. EE.UU. e Israel serán considerados como agresores, incluso si los desafortunados marineros de EE.UU. se convierten en carne de cañón. En las aguas poco profundas y confinadas del Golfo, será difícil realizar maniobras evasivas, en el mejor de los casos, y el escape imposible. Incluso si aviones de EE.UU. controlan los cielos por sobre el campo de batalla, los marineros atrapados en la red por debajo tendrán dificultades para sobrevivir. El Golfo se enrojecerá con sangre estadounidense…
De ahí, la cosa sólo empeorará. Armados con sus misiles crucero suministrados por los rusos, los iraníes cerrarán la única salida del lago, el estratégico Estrecho de Hormuz, aislando a los atrapados y moribundos estadounidenses de toda ayuda y rescate. La flota de EE.UU. congregada en el Océano Índico se mantendrá al margen, sin poder hacer nada, incapaz de entrar al Golfo para socorrer a los supervivientes o para proveer apoyo logístico a otras fuerzas de EE.UU. involucradas en Irak. Si se combina esto con una nueva gran ofensiva de los insurgentes iraquíes, de repente, se habrá vuelto la tortilla contra los estadounidenses en Bagdad. A medida que los suministros y las municiones comiencen a agotarse, la condición de las fuerzas de EE.UU. en la región se hará precaria. Los ocupantes se convertirán en sitiados…
Con suficientes misiles antinavíos, los iraníes pueden detener el tráfico de tankers petroleros por Hormuz durante semanas, incluso meses. Con la interrupción del flujo de petróleo del Golfo, el precio de un barril de crudo se disparará en el mercado mundial. Dentro de días la economía global comenzará a estancarse. Los ánimos en una sesión continua de emergencia en el Consejo de Seguridad se enardecerán y probablemente estallarán en gritos y recriminaciones cuando los embajadores francés, alemán, chino, e incluso británico, acusen furiosamente a EE.UU. de permitir que Israel amenace el orden mundial. Pero, como siempre, gracias al veto de EE.UU. el organismo mundial no podrá actuar…
EE.UU. se quedará solo, completamente aislado. Sin embargo, a pesar del ambiente internacional cada vez más hostil, elementos de los medios de EE.UU. se las arreglarán para presentar la crisis de un modo muy diferente aquí en el país: de un modo que sea favorable a Israel. Miembros del Congreso se levantarán para hablar en la Cámara y en el Senado, y se apresurarán a defender a Israel, mientras acusan a la víctima del ataque: Irán. Presentadores cristianos fundamentalistas de los talk shows de la televisión proclamarán el cumplimiento histórico de la profecía bíblica en nuestros tiempos, y llamarán a los judíos de Israel a aceptar a Jesús en sus corazones; exhortando, al mismo tiempo, al presidente a atacar con bombas nucleares al malvado imperio del Islam. De todo EE.UU. se escucharán gritos histriónicos pidiendo nuevos refuerzos, incluso un servicio militar obligatorio. Patriotas exigirán la victoria a cualquier precio. Los expertos gritarán pidiendo una escalada del conflicto.
Una guerra presentada ostensiblemente como un intento de impedir la diseminación de armas nucleares se tambaleará a punto de utilizarlas…
Escalofriante...
ResponderEliminarMientras Irán no posea armas nucleares, la asimetría esta a favor de EEUU-Israel. Aunque toda la flota del golfo fuera hundida y convertida en chatarra, Irán no podría imponerse ante un ataque de misiles nucleares lanzados desde submarinos o por la fuerza aérea israelí, por lo tanto, bastaría retirar a toda la flota del golfo antes de lanzar un ataque aéreo sobre Tehran, la contienda se resolvería en minutos. La pregunta o la cuestión a resolver es que pasaría si Irán consigue obtener armas nucleares, pero incluso en este caso las 200 ojivas nucleares israelíes, seguirían ejerciendo un poder disuatorio demasiado fuerte para quién inicie las acciones bélicas.
ResponderEliminarde verdad crees que los rusos permitirán que se arroje bombas nucleares sin responder de un modo equiparable? Los israelíes no se animarán a tanto. Mucho menos los norteamericanos
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