miércoles, 17 de octubre de 2012

Ideología para ocultar la impericia


Por Ricardo Kirschbaum - Diario Clarín

La retención de la Fragata Libertad en un puerto de Ghana expuso sin maquillaje una feroz interna en el Gobierno . Ya había síntomas de esa pelea, que parecían ser de problemas irresueltos pero que ocultaban una puja ideológica por el control de la política militar.

En el episodio de la Fragata, desatado por la Justicia de Ghana a pedido de fondos buitre, la búsqueda del culpable finalmente corporizó esa disputa interna . El Gobierno actúa como si el responsable del atraque del buque escuela en Ghana fuera alguien externo. No es la primera vez que ponen en práctica esa táctica para atenuar el costo político , pero esta vez se está revelando inútil.

El Ministerio de Relaciones Exteriores acusa al de Defensa por el error. El pato lo pagó la Armada, a quien se acusa de tener una influencia decisiva sobre las políticas del ministro Puricelli, uno de los personajes de este enredo. Cuando Garré era ministra de Defensa esa influencia parecía no existir, según la descripción que se hace del pleito. Garré pasó a Seguridad, luego le metieron un segundo autónomo , Sergio Berni, y terminó afectada por la rebelión de gendarmes y prefectos.

Hay esfuerzos por salvar el papel del canciller Timerman en el episodio. Que Ghana se haya animado muestra el nulo efecto de la política exterior argentina , si es que ésta puede denominarse así.
Siempre prestos a disfrazar de épica hasta la menor decisión burocrática, se dice que, en realidad, lo que se está disputando es el grado de reacercamiento a Estados Unidos, después de aquel episodio en el que el ministro de Relaciones Exteriores en persona (se supone que debía hacerlo él para darle aún más importancia al incidente) abrió con una tenaza una valija con claves militares de EE.UU. Hubo gestos de recomposición, luego de una advertencia nada inocente de Obama.

Algunos acusan a Puricelli de encabeza un sector de “acercamiento acrítico” con Washington. Es a todas luces exagerado pensar que Puricelli tenga esa influencia sobre Cristina. Si es que tiene ese poder, lo esconde muy bien. Pero si es así, Timerman sería el contrario, por así llamarlo. Representaría a los partidarios del “acercamiento crítico” con el gobierno norteamericano.

¿Cristina está con el acercamiento “acrítico” o con el acercamiento “crítico”? ¿Qué tiene que ver esto con la Fragata?
La acusación a Puricelli es que intenta volver a la política amistosa con la Casa Blanca y que la Armada, que está bajo su responsabilidad, forzó la escala para deteriorar al Gobierno. Ya cayó el jefe de la Marina. En su reemplazo llegó un submarinista cuyo buque fue capturado en la superficie por los británicos en las islas Georgias. El “Santa Fe” no estaba en condiciones operativas de sumergirse. Mientras Timerman y Puricelli se pelean, la impericia pretende ser ocultada ( o aprovechada ) con una razón ideológica.

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