domingo, 8 de enero de 2017

La salud es más importante que las cuentas

Resultado de imagen para drogas clave para tratar la tuberculosisPor Ricardo Roa, editor del diario Clarin
Los reclamos por la falta de medicamentos ponen en tela de juicio la gestión del Ministerio de Salud.


La Sociedad Argentina de Infectología no es una organización que se caracterice por lo pedigüeña o por lo quejosa. Más bien lo contrario. Cuando hace un reclamo, es serio. Días atrás reclamó al ministro de Salud Jorge Lemus por la falta de isoniacida y pirazinamida, drogas clave para tratar la tuberculosis.

El alerta fue compartido por la UBA. Hubo un encuentro con el ministro y una justificación o un intento de justificación y una promesa. Desde 2013 no se licita la compra de esas drogas de bajo costo y comercialmente poco atractivas para la industria. El stock se fue consumiendo. Las harán ahora en el laboratorio de producción pública de medicamentos de Río Negro. Las primeras partidas llegarán a fines de marzo.

Sería un tema secundario si los faltantes no se extendieran a otras drogas como los reactivos para el SIDA. Aquí otra vez: si el Estado no está presente los medicamentos no aparecen. En Salud aseguran que la provisión se ha normalizado. También la de preservativos. Todo lo que no se compró durante el año se compró de apuro en los últimos meses.

Detrás de tantas idas y vueltas siempre se oculta una mala gestión o un mal funcionario. El Gobierno decidió cambios. No en la cabeza, sí en las segundas líneas. Es lo que ordenó Macri. No lo que prefieren el jefe de Gabinete Peña y sus segundos Lopetegui y Quintana.

Lemus es un hombre al que Macri ve como una figura en Salud. De cultura renacentista, le gusta pintar, tocar el piano y viajar. No necesariamente en este orden. En el ministerio dicen que está poco y que le falta liderazgo. Pero se ganó el agradecimiento eterno del Presidente cuando le sacó de la garganta un bigote postizo que se había tragado imitando a Freddy Mercury en una fiesta.

Había reemplazado al camporista Daniel Gollan, que puso Cristina por indicación de Alicia Kirchner y que en plena campaña del miedo tuiteó que si ganaba Macri cerrarían los centros oncológicos. La alcahuetería y las reverencias forman parte de su carácter. Gollán es el que gastó más de 100 millones de dólares en un plan de moisés para embarazadas. Un derroche de plata que se explica por el negocio para los fabricantes no por la ayuda a futuras madres. La plata se la sacaron al ANSeS de los jubilados. Gollan y otros ex-funcionarios fueron procesados por sobreprecios.

Lemus está en mesa de examen y no es nuevo: Vidal como vicejefa porteña lo despidió de la Ciudad en 2012. Un dato refuerza la preocupación por la falta de medicamentos: la subejecución del presupuesto. Cerca de Lemus reconocen que la hubo pero dicen que ya no la hay. Y todo se lo cargan a la cuenta de Daniel Bosich, que manejaba la caja y las licitaciones y que fue colocado allí por Alberto Mazza, ex ministro de Menem. En su lugar ya está María Cecilia Loccisano, funcionaria de carrera y mujer de Jorge Triaca.

Otro con las valijas listas es el viceministro Pérez Baliño. Dividirán su área en dos y las conducirán radicales como él: Rubinstein y Epstein. La pregunta no es lo que hay que hacer sino si serán capaces de hacerlo.

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