Por Marcelo Veneranda - LA NACION.
Planteará la cooperación científica, como se practica en la Antártida, para estudiar la depredación de peces y su protección.
Susana Malcorra, el jueves, en la isla antártica 25 de Mayo. Foto: LA NACION / Prensa Cancillería
Los planteos de soberanía de la Argentina para la Antártida y las islas Malvinas no son comparables: tienen fundamentos diferentes, tanto de forma como de fondo, y una historia que los distancia aún más. Pero la canciller Susana Malcorra pretende transitar un camino común para acercarlos: trasladar el modelo de cooperación científica internacional que existe en la Antártida hacia el Reino Unido, en este caso, para estudiar el estado de los recursos pesqueros en torno a las islas y protegerlos de la depredación.
Así lo dio a entender la funcionaria durante el viaje que encabezó este jueves a la base científica Carlini, que depende del Instituto Antártico de la Cancillería y está ubicada en la isla 25 de Mayo del archipiélago antártico de las Shetland del Sur.
Allí, la canciller volvió a defender el comunicado conjunto firmado con el Reino Unido en septiembre pasado, duramente criticado por la oposición y por la diputada de Cambiemos Elisa Carrió, que preside la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso, y que amenazó con iniciarle juicio político a Malcorra.
La canciller enfatizó que a partir de ese comunicado y de diálogos posteriores se concretó un primer acuerdo con el Reino Unido para que se identifiquen los restos de los soldados argentinos enterrados en las Malvinas. Y que el paso siguiente será discutir la reanudación de los vuelos de las islas al continente.
Son temas que escalan en la sensibilidad nacional, pero que ni se comparan con la desconfianza que genera cualquier tipo de acuerdo que la Casa Rosada pueda entablar con el Reino Unido sobre la pesca en las islas y que pudiera ser tomada como un aval de la Argentina a la explotación de ese recurso.
De todos modos, Malcorra abonó ese camino. Luego de descartar de plano que la conversación implique un aval a la "cuestión de fondo" (los permisos que expiden los isleños a las pesqueras), señaló que la cooperación científica podría abrir una vía de acercamiento. "Nos parece que hay una oportunidad de hacer un trabajo de investigación cooperativa [con el Reino Unido]", señaló. ¿Con qué fin? "Para que tomemos medidas que protejan los recursos ictícolas", dijo, y aclaró de inmediato: "Que para nosotros son nuestros".
El camino elegido buscaría reflotar, en parte, los acuerdos entablados con el Reino Unido durante el menemismo, hoy suspendidos, a partir de los cuales los Estados empezaron a compartir información científica y técnica sobre la evolución de las especies de peces de altura, con el fin declarado, en ese momento, de evitar la sobrepesca.
El punto desata alertas, especialmente entre quienes observan que el interés de los isleños es contar con estudios sobre la disminución de las poblaciones de calamares y peces en las zonas que arriendan a buques extranjeros, lo que perjudica sus ingresos. Con nuevos estudios podrían revalorizar esos cotos de pesca.
Aunque existen esas prevenciones, Malcorra ve también la oportunidad, mediante la investigación científica, de marcar el "enorme impacto por la predación en el Atlántico Sur en general". Tanto para proteger esos recursos como para poner de relevancia el valor de los trabajos de los científicos argentinos.
Es la tesis que se sigue en la Antártida, donde el Tratado Antártico firmado en 1959 congeló los reclamos de soberanía de los países firmantes, permitió desmilitarizar la región y poner a la ciencia como eje central de la presencia de los Estados. "En la Antártida la soberanía no se ejerce con armas, sino con resultados científicos", dijo Malcorra a LA NACION.
En diálogo con Perfil, Malcorra ratificó esta línea de acercamiento con el Reino Unido en Malvinas. "No es exactamente trasladable el modelo de la Antártida, pero creo que hay algunas cuestiones, en particular la pesca, que nos interesan a nosotros así como le interesan al Reino Unido y le interesan al mundo, donde se podría llegar, en el paraguas que tenemos de soberanía que preserva nuestros derechos, a profundizar investigaciones conjuntas que se iniciaron en otro momento y que se congelaron", indicó, en alusión a los acuerdos de los 90.
El siguiente paso en las conversaciones con el Reino Unido, según el comunicado conjunto de septiembre, sería la explotación de hidrocarburos, tema vetado por una ley argentina. Una norma que, para Malcorra, también deberá cambiarse "en caso de que haya acuerdo".
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