Es un tramo de 42 kilómetros que conecta 10 poblaciones y campos de productores en Chaco.
La Ruta provincial 7 en Chaco, sin asfalto y con puentes sin terminar y señalizacion precaria. Fotos Emmanuel Fernández
Con el sol del mediodía y el calor que no da tregua, en ese camino necesario para escuelas rurales, colonias y pequeños productores, se levanta una nube de tierra que dejan atrás las camionetas y motos que se animan a transitar la Ruta Provincial 7, abandonada por Lázaro Báez y por la que recibió $ 224 millones de Vialidad Nacional. Durante los 42 kilómetros que debían pavimentarse para 2014, sólo se observa tierra, carteles hechos a mano, puentes anunciados pero no construidos.
La ruta provincial 7, otro camino abandonado por la empresa de Lázaro Báez. Foto Emmanuel Fernández.
La licitación de la Ruta 7 estaba dividida en dos tramos. El primero tenía un costo de $ 170 millones. Al comienzo la tuvo Biancalani -la empresa de Báez-, pero la abandonó, con los fondos iniciales cobrados. El tramo más polémico es el que no cuenta ni con un kilómetro de pavimento: son los 42 kilómetros que el empresario nunca terminó, convirtiendo el camino en una odisea de tierra. Clarín recorrió este tramo.
La tierra árida se convierte en una gran nube que limita cualquier visibilidad. Es el rastro que dejan los vehículos que transitan la Ruta 7. El camino no se puede evitar, conecta más de diez colonias chaqueñas y campos de minifundistas. Es una imagen de la huella de Báez en el Chaco. Transitar este tramo de la ruta que une Presidencia de la Plaza, una tranquila y pequeña localidad, con Colonias Unidas, es un desafío. Los lugareños bromean y aseguran que al Dakar 2017 que pasó por Chaco hace días, le hubiera gustado más el desafío de ese camino roto, abandonado y con un marcado deterioro que las máquinas de Vialidad Provincial intentan disminuir sin mayor éxito.
“El suelo tiene su tiempo y a este lo están destruyendo poco a poco”, contó el concejal Roly Trepo. Son visibles las grietas que se van generando en el suelo al comienzo del recorrido que es anticipado por un cartel que no se ajusta a la realidad: "Precaución obra en construcción". El agua ayuda poco y las lluvias fuertes de la última semana también contribuyeron al mal estado de ese camino. “Si no tenés camioneta, es imposible con el agua, este camino se inunda porque nunca se pavimentó y no se hicieron las alcantarillas”, cuenta el concejal.
Una obra millonaria que Báez también dejó sin terminar. Foto Emmanuel Fernández.
El vehículo disminuye la velocidad, no se puede circular a más de 40 kilómetros por hora y en otros tramos, la marcha disminuye a 20. Los pozos son el primer obstáculo a superar. A medida que se avanza en la ruta, la traza empeora. Aparecen carteles que anticipan uno de los tantos puentes contemplados en la obra, pero al aproximarse no hay nada. En el mejor de los casos una estructura de concreto rodeada de barro que sólo empeora el camino.
Cerca del mediodía, con el sol a pleno y una leve brisa que intenta ayudar, la circulación disminuye. A mitad del recorrido un cartel pintado a mano llama la atención: una flecha que no conduce a ningún lado, como si quisiera indicar un desvío que sólo señala la arboleda que rodea la ruta. El camino se hace más estrecho a medida que avanza y quienes allí circulan deben cederse el paso. Para muchos no hay opción y deben viajar por la ruta 7 duplicando el tiempo y arriesgando sus autos. "Accidentes, vuelcos, vehículos rotos, de todo deja este camino", contó Jorge Ramire, presidente de la UCR de Presidencia de la Plaza.
La precaria señalización de la obra por la que Báez cobró $ 224 millones. Foto Emmanuel Fernández.
La ruta que ni siquiera tiene espacios delimitados para banquinas.
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