Por J.M.Vera - Atenea digital
Conseguir fabricar armas, con este tipo de impresoras ya no es una novedad y es una de las grandes preocupaciones de las autoridades de medio mundo. Ahora, el Ejército estadounidense desarrolla diferentes proyectos para poder hacer la carcasa de la munición e, incluso, las piezas de aviones no tripulados, que luego son ensambladas rápidamente.
Por supuesto, también investiga cómo poder utilizar estos sistemas para recrear órganos que permitan a sus médicos de campaña atender a los heridos lo antes posible.
Se trata sólo de algunas de las muchas aplicaciones que el Pentágono y organismos como la NASA están probando desde hace más de una década. La Armada estadounidense es una de las grandes pioneras en estos sistemas, ya que fue de los primeros ejércitos en emplear impresoras 3D para recambios, a los que era complicado acceder cuando los barcos se encuentran una misión en el mar. Por ello, muchos oficiales de la Armada defienden que esta tecnología puede llegar a cambiar la estrategia militar en el mar por las posibilidades logísticas que ofrece y que permite "reducir la cadena de suministro y ahorrar costes", ha explicado al diario digital Stars and Stripes el capitán de corbeta de la US Navy, Michael Llenza.
Además, la US Navy también utiliza estas impresoras para fabricar, rápido y barato, los prototipos en resina de sus futuros buques de combate. Una idea que, desde hace más de una década, aunque a un precio desorbitado, ya aplicaban los equipos de F1 en sus sedes para crear maquetas de sus nuevos monoplazas, a pequeña escala, para ponerlos a prueba en los túneles de viento.
Su opinión viene corroborada por los avances que se están realizando en las impresoras 3D y que permitirán realizar piezas, no sólo en plástico como hasta ahora sino también en otros materiales como el metal. Ya existen varios modelos con esta tecnología, aunque su precio supera los 500.000 euros frente a los modelos profesionales más sencillos que se venden desde 3.000 (para casa hay impresoras 3D desde 700 euros).
Por su parte la Fuerza Aérea de Estados Unidos dispone en sus centros de abastecimiento de impresoras 3D que les permite disponer rápido de herramientas y piezas para sus aviones. Según explica uno de sus responsables, Gary Younger, ya hacen 83 piezas en plástico para los F/A-18, y más de 300 para el F35 Joint Strike Fighter.
Por su parte, la NASA utilizará esta tecnología en la Estación Espacial Internacional para fabricar pequeñas piezas y estudia poder hacer, incluso, partes de naves y cohetes en el espacio con ella utilizando materiales como el polvo lunar. Empresas aeronáuticas, como EADS, han realizado ya varias presentaciones a la prensa en la que explican la aplicación de las impresoras 3D en la creación de prototipos y de piezas para sus aviones, también para los de Airbus Military.
Lo último en impresoras 3D ha sido presentado por un grupo de ingenieros de la Universidad del Sur de California. Se trata de un sistema gigantesco, bautizado como Contour Crafting, con un cabezal de impresora que se mueve por grandes carriles y que, con cemento, puede construir una estructura habitable de hasta 2.500 metros cuadrados en poco más de 20 horas.
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