domingo, 12 de febrero de 2012

¿Qué son las bombas de racimo?‏, implicancias de su empleo

Colaboración de nuestro amigo Jorge Lucio:
Una bomba de racimo, o una munición en racimo, es una bomba de fragmentación que contiene múltiples sub-municiones explosivas o pequeñas cargas explosivas. Las bombas de racimo, lanzadas desde el aire, cohete o disparadas desde la superficie por proyectiles de artillería, están diseñadas para activarse en el aire antes del impacto y pueden afectar un área del tamaño de varios campos de fútbol.
El área de impacto se denomina “huella” de la munición. Las bombas de racimo son armas de efecto zonal. Esto significa que su efecto no se limita a un objetivo determinado, como un tanque específico. Por el contrario, los explosivos se dispersan por toda el área y generan un riesgo indiscriminado para civiles y soldados por igual.

Como muchas de las sub-municiones no explotan en el momento previsto, un enorme porcentaje queda desperdigado en el piso y, al igual que una mina terrestre, representa una amenaza mortal para cualquier persona que se encuentre en el área, incluso mucho tiempo después de concluido el conflicto. Las sub-municiones matan y lesionan a personas que intentan reconstruir sus vidas luego de un conflicto. Impiden que puedan usar sus tierras y obstaculizan el acceso a escuelas y hospitales. A su vez, pueden continuar representando una amenaza durante décadas.

¿Cuál es el problema con su uso?

Durante su uso las bombas de racimo suponen una amenaza mortal para la población civil durante los ataques, dado que cubren grandes extensiones con explosivos y esquirlas. El área afectada durante un solo ataque puede alcanzar el tamaño de varios campos de fútbol. Dentro del área afectada no se discrimina a soldados de civiles. Cuando se utilizan bombas de racimo en zonas pobladas o cerca de estas (donde se producen gran parte de los conflictos en la actualidad) es muy probable que haya víctimas civiles.

Después de haber sido dispersadas posterior a un conflicto una gran cantidad de las sub-municiones o cargas explosivas más pequeñas no explotan en el momento previsto. Como consecuencia, un importante porcentaje queda desperdigado en el piso y, al igual que una mina terrestre, representa una amenaza mortal para los civiles que viven y trabajan en el área, incluso mucho tiempo después de concluido el conflicto
Los agricultores que trabajan sus tierras pueden provocar la detonación de estas pequeñas cargas explosivas. La forma llamativa, el color y el tamaño pequeño de estas mini-bombas suele llamar la atención de los niños, que las confunden con juguetes y, al levantarlas o jugar con ellas, sufren lesiones y pueden incluso perder la vida. Simplemente pararse sobre una mini-bomba o levantarla puede provocar su detonación y causar muertes o heridas graves por efecto de las esquirlas, como la pérdida de miembros o ceguera.

La contaminación con explosivos obstaculiza el desarrollo posterior a un conflicto al impedir el uso agrícola de las tierras o al obligar a las personas a trabajar en zonas contaminadas a pesar del riesgo que esto supone, cuando no existen otros medios de subsistencia. Las bombas de racimo también impiden que las personas reconstruyan sus medios de vida.

El proceso de Oslo

Las bombas de racimo han representado una amenaza mortal en todos los conflictos en los que han sido empleadas, y han causado sistemáticamente daños excesivos a la población civil. Existen reservas de millones de bombas de racimo, que a su vez contienen miles de millones de cargas explosivas más pequeñas. El desastre humanitario que podrían causar las bombas de racimo eclipsaría al de las minas terrestres.

Por tal motivo en febrero de 2007, Noruega presentó una iniciativa conocida como el Proceso de Oslo, luego de que fracasara el diálogo entre gobiernos en el marco del foro tradicional de debate sobre cuestiones de armamento: la Convención sobre Armas Convencionales (CAC). Con Noruega al frente y con el respaldo de otros países, el Proceso de Oslo asumió la tarea de formular un tratado internacional para fines de 2008.

La Convención sobre Municiones en Racimo fue negociada y adoptada formalmente por 107 países entre los que se encuentra México dando su apoyo para terminar con el uso de esta tecnología militar, durante la Conferencia Diplomática de Dublín en mayo de 2008. La Convención fue firmada por 94 estados en la conferencia de Oslo, Noruega, el 3 y 4 de diciembre de 2008. Desde diciembre de 2008, un total de 106 gobiernos han firmado la Convención sobre Municiones en Racimo, entre los que se cuentan gobiernos que han utilizado o fabricado este tipo de municiones o cuentan con reservas, y la mayoría de los países afectados.

El tratado internacional prohíbe todo tipo de municiones en racimo y exige la destrucción de reservas en un plazo de ocho años y la limpieza de las tierras contaminadas en un período de 10 años, reconoce además el derecho de las personas y las comunidades afectadas por este tipo de armas a recibir asistencia. También obliga a todos los países a ayudar a los países afectados a cumplir sus obligaciones. Cuando entró en vigor el 1 de agosto de 2010, el tratado será un instrumento internacional vinculante que prohibirá el uso, la producción, el almacenamiento y la transferencia de municiones en racimo y obligará a los estados a limpiar las zonas contaminadas y prestar asistencia a las personas y comunidades afectadas por las bombas de racimo.

Fuente: http://www.mexicoarmado.com/content/las-bombas-de-racimo-y-el-proceso-de-oslo-939/

1 comentario:

  1. fue inventada por el chileno Carlos Cardoen en los años 70.

    Cardoen vendió bombas de racimo a Etiopía durante la guerra de Mengistu contra los civiles de Eritrea; a los racistas sudafricanos a quienes ayudó a burlar el embargo de armas mediante la colocación de etiquetas made in Chile; a Zimbabwe en su lucha contra la guerrilla rebelde; a los fascistas croatas en la guerra contra Yugoslavia, y después se puso a experimentar con bombas de "combustible aire", llamadas la "bomba atómica del pobre".
    En Estados Unidos la empresa Allian Techsystems, de Minesotta, produce desde 1984 las bombas de racimo CBU-87, como las usadas en Afganistán e Irak.
    Graduado en ingeniería metalúrgica por la Universidad de Utah, Cardoen empezó con la fabricación de minas antitanques. En 1981 obtuvo la licencia suiza de la Mowag para armar dos prototipos de vehículos blindados anfibios (Piraña), casquillos de artillería y cohetes.
    En la gerencia general de Industrias Cardoen de Santiago destacaban en los años 80 dos grandes fotografías. En la una figuraba el inventor estrechando la mano del presidente Saddam Hussein; en la otra el personaje sonríe junto al general Augusto Pinochet, quien en 1977 pidió a las empresas locales suplir el faltante tras la prohibición internacional de vender armas a la dictadura fascista.
    Cardoen tiene una filosofía profunda y enternecedora: "Las armas no deberían existir. El problema está en los seres humanos que las utilizan", repite en las entrevistas como si fuese discípulo de Sun Tse, Mao o el general vietnamita Nguyen Giap. "Sin embargo -añade-, sería una grave irresponsabilidad cerrar o terminar con la fabricación de armamentos."
    Los gobiernos de la concertación, a los que ha regalado millones de dólares, y en particular el presidente Ricardo Lagos, ponderan a Cardoen como un "hombre de éxito".


    fuente:

    http://216.72.168.65/p4_plinea/site/20011029/pags/19800101145238.html

    saludos...excelente blog amigos trasandinos

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