Por Juan Cruz Sanz y Luciana Geuna - Diario Clarín
Fueron entre junio y julio de 2010 con un modesto jet alquilado por 35 mil dólares mensuales.
Entre junio y julio de 2010, dos meses después de un encuentro en Bolivia con colombianos sospechados de narcotráfico, los hermanos Juliá tuvieron su travesía de bautismo: una serie de viajes a España. Según relató a Clarín uno de los pasajeros de ese viaje, esos vuelos siguieron al comienzo de una relación que se gestó en Santa Cruz de la Sierra y tuvo su punto final el 2 de enero de este año, cuando el avión Challenger 604 matrícula N600AM fue descubierto en Barcelona, con 944 kilogramos de cocaína.
Según consta en la documentación a la que tuvo acceso Clarín, el 9 de junio de 2010 los Juliá cruzaron el Atlántico con un avión Hawker 800XP, matrícula N384MC. Un modesto jet que los Juliá alquilaron, en un leasing con opción a compra, por 35 mil dólares mensuales a una empresa norteamericana con sede en Fort Lauderdale. El 9 de junio, a las 12.21, el Hawker piloteado por Eduardo “Piluso” Juliá y con su hermano como pasajero, aterrizó en el pequeño aeropuerto de Murcia. Un aeropuerto mixto (militar y civil) con una única pista operable, pero de un largo similar a la del Aeroparque metropolitano: 2.300 metros.
Antes de llegar a Murcia, realizaron la escalas obligadas de combustible en Isla de Sal (Cabo Verde) y Recifes (Brasil). Esta nave tiene una autonomía de vuelo limitada y debe aterrizar dos veces antes de llegar del otro lado del Atlántico. El 12 de junio a las 12.35, el Hawker despegó de Murcia con destino final, Buenos Aires. Esta información surge de lo que Eurocontrol, la organización que coordina todo el tráfico aéreo europeo les facturó a los Juliá por el uso del espacio aéreo y a la cual también tuvo acceso Clarín. Los empresarios argentinos debieron pagar 1.645 euros.
Estos vuelos siguieron al encuentro en Bolivia que relató a Clarín una fuente que participó de ese viaje a Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, entre el 16 y 18 de abril de 2010. Los Juliá llegaron al aeropuerto de Viru Viru en el Hawker junto a tres argentinos y un colombiano, entre ellos el colombiano Wilson Díaz Vélez y el argentino Daniel Amitrano. La lista de pasajeros fue detectada por la Policía de Seguridad Aeroportuaria que lo guardó en sus registros como un vuelo sospechoso. Ese vuelo está consignado en la causa que investiga a la narcomodelo Angie Sanclemente Valencia y fue señalado en la denuncia que esa fuerza hizo en el juzgado en lo Penal Económico de Alejandro Catania, tras el hallazgo de la droga. El viaje a Bolivia no fue ingresado por los Juliá en los libros del avión que es un registro no oficial de los movimientos de la nave.
Luego del primer viaje a Murcia, el 30 de junio de 2010, la aeronave volvió a calentar sus motores para aterrizar en España. Mismas escalas de combustible pero un destino final distinto: el aeropuerto de Reus, a tres kilómetros de la ciudad de Reus y a 13 de Tarragona. Una estación aérea alternativa a El Prat, el último aeropuerto que tocaron los Juliá y en donde los esperaba la Guardia Civil española. Un día después de llegar a Reus, el jueves 1° de julio, el Hawker volvió a un lugar conocido: Murcia. Los destinos de los Juliá tenían un punto en común: visitas cortas y aeropuertos pequeños con escaso control, cercanos a los principales destinos de España (Madrid y Barcelona).
El segundo paso por Murcia no fue tan fugaz y rompió los códigos que venían tratando de cumplir los argentinos. En esta oportunidad se quedaron una semana. El miércoles 7, los Juliá partieron rumbo al aeropuerto civil de Torrejón (conocida como Base aérea de Torrejón de Ardoz), a 20 kilómetros de Madrid. Un aeródromo utilizado para vuelos privados y por algunas líneas aéreas. El 9 de julio, despegaron rumbo a la Argentina. Antes de aterrizar en Isla de Sal, Eduardo Juliá incorporó a su plan de vuelo el aeropuerto de Málaga, la cuarta estación aérea de España en volumen de tráfico de pasajeros. En Málaga, el Hawker sólo estuvo dos horas. A las 8.29 de la mañana, salieron rumbo a Cabo Verde donde cargaron combustible. Pararon en Recifes y aterrizaron en Ezeiza. El cronograma se cumplió según lo previsto. Luego de esa gira por Europa, los Juliá no volvieron a tocar ese avión. El 15 de septiembre lo devolvieron a la empresa South Aviation en Fort Lauderdale y pidieron un avión más grande. En España todo pareció salir bien.
“Escuchame: ¿Vos volaste en el Hawker a Europa?”, le preguntó el dueño del avión a Gustavo Juliá, semanas antes de entregar la aeronave y negarse a extender el contrato de Leasing. “Sí. ¿Qué pasó?”, remató Juliá. “Te quedaron sin pagar un par de facturas de Eurocontrol”, le remarcaron al argentino desde los Estados Unidos. “Quédate tranquilo, yo las pago”, sostuvo Juliá. Luego de entregar el avión y de pagar una penalidad por no haber cumplido las horas de vuelo mínimas, Gustavo Juliá estaba confiado: “Necesito alquilar un Challenger 604. Voy a tener que viajar mucho a Europa”, le dijo al mismo empresario, que le impuso un depósito de 2 millones de dólares para esa operación. Juliá se negó.
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sábado, 22 de enero de 2011
Los otros siete misteriosos vuelos de los hermanos Juliá por España
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