Instaló su estatua al lado del mausoleo del fundador de la república comunista en Plaza Tiananmen.
La nueva China, inmersa en cambios pragmáticos que la convirtieron en segunda economía mundial, sigue sorprendiendo. El gobierno comunista acaba de redescubrir a Confucio , el emblema filosófico de la antigua cultura china. Una enorme estatua del sabio, que difundió sus enseñanzas hace 2.500 años, fue instalada en un extremo de la Plaza Tiananmen. El lugar, cargado de simbología política y donde hubo históricas rebeliones, también es muy significativo.Ahora, la imagen de Confucio comparte ese espacio con el mausoleo del líder revolucionario Mao Tse Tung, aunque con ideas diferentes y menos pacifistas que las de Confucio. La estatua de bronce del filósofo mide 9,5 metros de altura y fue colocada cerca de la entrada de la Ciudad Prohibida y frente al Museo Nacional de China.
El confucionismo constituyó un elemento fundamental de la civilización china por casi dos milenios, pero fue dejado de lado durante el gobierno de Mao, quien buscó alejar la cultura tradicional para poder poner en práctica la revolución.El director del museo Nacional, Lu Zhangshen, señaló en la ceremonia inaugural, celebrada esta semana, que “Confucio fue respetado como un sabio en la mayoría de las dinastías, como símbolo de la civilización china en el exterior, y será un emblema en el lugar”. El que se haya colocado la estatua de bronce en el corazón político de Beijing constituye el aval más claro que hizo el gobierno chino del sabio y de sus milenarias enseñanzas. O por lo menos de algunas de ellas.
Confucio está nuevamente de moda y aparece en libros, películas, programas de televisión y aulas escolares. Por lo visto, su mensaje de armonía social y reverencia a la autoridad no representa una amenaza para el Partido Comunista, y su énfasis en la ética es bien visto por una población china que hace frente a cambios sociales acelerados. Es más, el gobierno está promoviendo su popularidad para reforzar la identidad nacional. “El crecimiento de un país requiere una base cultural y la cultura china valora el espíritu de armonía”, señaló Wu Weishan, el escultor artífice de la estatua. “Las ideas básicas de Confucio son amor, amabilidad, sabiduría y generosidad. Lo que la gente más quiere es paz y prosperidad”, agregó.
Confucio elaboró un código ético que fue adoptado como filosofía de gobierno y patrón de conducta personal, casi con fervor religioso. Sus enseñanzas hacen hincapié en la devoción por la familia, el respeto al conocimiento, el comportamiento virtuoso y la obediencia del individuo al Estado.
No es casual que en la última década haya habido un significativo aumentó del interés en Confucio, tanto en la población como entre funcionarios del gobierno e intelectuales. Según Daniel A. Bell, profesor de filosofía de la Universidad de Tsinghua y autor de “El nuevo confucionismo chino”, el origen de este vuelco a las fuentes de la filosofía china habría que buscarlo en la necesidad de escapar del “incremento del individualismo, de la ansiedad y del sentido de competencia” que trajo el desarrollo económico.
El renacimiento de Confucio, al parecer, es un asunto tanto público como privado . Y los líderes repiten cada vez más el concepto de “armonía” desde que en febrero de 2005 el presidente Hu Jintao dijera que, “según Confucio, la armonía hay que cultivarla”.
Desde entonces, el máximo liderazgo del Partido Comunista chino se esfuerza en sus reuniones por vincular los objetivos del régimen a la búsqueda de “una sociedad y un mundo armoniosos”. El premier chino, Wen Jiabao, llegó a afirmar que la cultura tradicional china posee numerosos elementos preciosos, entre ellos, “la comunidad, la armonía entre distintos puntos de vista y la posesión común del mundo”.
La conducción del país “obviamente se dio cuenta de que no hay un sistema de valores”, dijo Cheng Li, experto en política china de Brookings Institution. “Hay una búsqueda desesperada de una ideología, de un nuevo sistema de valores”. El confucionismo siempre destiló un humanismo laico que permitió su trascendencia en diferentes culturas, no sólo la china. Una de sus frases era “ayudaremos al líder político diciéndole la verdad, aunque le ofenda”. Habrá que ver qué gobernante acepta el concepto del sabio chino.
Fuente: Diario Clarín
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