Las grandes obras para la ciudad están demoradas o sin definición. Nuevas autopistas, extensiones de subte y el plan para evitar inundaciones, sin fecha de concreción
Mientras los llamados a licitación en el Boletín Oficial de la ciudad se concentran en obras que intentan mejorar lo que los porteños ven a diario en la vía pública -como el arreglo de baches y veredas-, los trabajos de saneamiento, conectividad y transporte que la Capital necesita están demorados o, directamente, detenidos.
Mientras los llamados a licitación en el Boletín Oficial de la ciudad se concentran en obras que intentan mejorar lo que los porteños ven a diario en la vía pública -como el arreglo de baches y veredas-, los trabajos de saneamiento, conectividad y transporte que la Capital necesita están demorados o, directamente, detenidos.
Por ejemplo, la varias veces anunciada autopista ribereña, la extensión y creación de nuevas líneas de subtes, la ampliación de la avenida Rafael Obligado y la concreción de una autopista bajo la 9 de Julio no tienen fecha estimada de realización. Uno de los argumentos que se esgrimen en la jefatura de gobierno es el retraso de definiciones por parte de la Nación respecto de algunas obras que deben hacerse en conjunto.
En el Ministerio de Planificación Federal, del que dependen algunos de estos trabajos, no se dieron precisiones a LA NACION. En el caso del dilatado proceso de construcción de los aliviadores del arroyo Maldonado, que cruza entubado bajo la avenida Juan B. Justo, el gobierno encabezado por Mauricio Macri afirma que comenzará los trabajos sólo el año que viene.
Esta obra, clave para evitar las habituales inundaciones en varios barrios de la ciudad, será financiada en gran parte por el Banco Mundial (BM) y costará 230 millones de pesos. Aseguran que comenzaría una vez que llegaran las máquinas tuneladoras, que, según precisaron en el gobierno porteño, en este momento son fabricadas en el exterior. Esta herramienta servirá para construir los dos canales cilíndricos por debajo del Maldonado, a unos 30 metros de profundidad, para aumentar de 100 a 300 metros cúbicos por segundo la capacidad de alivio. Cabe recordar que esta obra fue anunciada durante la gestión de Aníbal Ibarra.
Hace dos semanas, el gobierno porteño renovó por otros dos años la concesión del complejo Punta Carrasco, donde se encuentra uno de los obradores de esta obra.
En la misma zona, hay otras obras que llevan años de atraso: el plan de reformas en la zona de la Costanera Norte y la autopista ribereña. De las siete obras que conforman el plan para la ampliación de la autopista Illia, que se conectará con Cantilo, y del Aeroparque sólo se trabaja en la concreción de un viaducto de la avenida Sarmiento, que comenzó hace dos años.
Para el proyectado quinto carril de la avenida Lugones, Ferrovías trabaja desde hace unos meses en la reubicación de la traza del ferrocarril. Autopistas Urbanas (AUSA) es la encargada de realizar las obras viales en la Costanera Norte. Por el retraso, lo que hace cuatro años requería una inversión de 30 millones de pesos, hoy requiere un monto de $ 520 millones.
Respecto de la autopista ribereña, que iría paralela a Puerto Madero, y uniría las autopistas Buenos Aires-La Plata e Illia, tampoco hubo avances. Ni siquiera se definió el trazado definitivo. En tanto, la posibilidad de que una autopista subterránea cruce la avenida 9 de Julio tampoco se ve muy cercana. Están en proceso de licitación dos simulaciones para tener mayores precisiones sobre su conveniencia.
Por otra parte, la extensión de las actuales y la construcción de nuevas líneas de subte es uno de los mayores dolores de cabeza para Macri. Durante la campaña electoral, prometió construir 10 kilómetros de subte por año. Será muy difícil, al ritmo actual. Respecto de las extensiones de las líneas existentes, sólo las dos estaciones de la línea A (Puán y Carabobo) podrían inaugurarse antes de fin de año. Y durante el año próximo, una estación de la línea H, Corrientes. La extensión de la línea B también tiene un retraso: las dos nuevas estaciones sólo se inaugurarían en 2010.
Las tres nuevas líneas que quería comenzar Macri también se demoran. El oficialismo consiguió que la Legislatura autorizara la licitación de los nuevos recorridos. También lo autorizó a endeudar a la ciudad en 2500 millones de dólares.
Pero hay una dificultad: el contexto económico-financiero nacional e internacional. En el gobierno porteño sostienen que alcanzaría con que la Nación firmara los avales necesarios para pedir financiamiento externo. Este es uno de los temas que figurarán en la agenda cuando Macri se reúna, finalmente, con el jefe de Gabinete, Sergio Massa. Pero esa reunión también está demorada.
Fuente: Por Laura Rocha de la Redacción de LA NACION