La presidenta Cristina de Kirchner escuchará varias propuestas militares en Brasil. Lula presentará esta semana al mundo los pasos que dará Brasil para convertirse en la primera potencia armada de la subregión. La mandataria argentina será una de las primeras en recibir la exposición brasileña sobre sus multimillonarias compras de sistemas de armas -la mayoría, de ataque de primera generación pese a las palabras en contrario- para los próximos diez años. La Argentina tendrá una oferta mucho más modesta y le propondrá como compra de segunda selección los aviones de combate Mirage III que los brasileños dejarán de usar.
La ministra de Defensa, Nilda Garré, tuvo que reacomodar su agenda para viajar de Canadá, donde participó en la conferencia de ministros de Defensa americanos, a Brasil, para sumarse a la comitiva presidencial por pedido de Cristina Kirchner. Es probable que la delegación argentina opte por hacer públicas sólo gestiones relacionadas con el comercio bilateral y la aeronavegación civil. Sin embargo, los funcionarios que conocen los entretelones del viaje saben que buena parte de la agenda con Brasil tendrá condimentos militares.
El gobierno de Lula decidió transformar a Brasil en una potencia mundial. El asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU es el objetivo codiciado por Itamaraty, en una carrera que hace pocos años atrás tenía como principal competidora a la Argentina. La estrategia para cumplir con esa meta es ingresar en el juego de los conflictos internacionales y, para eso, Brasil fortalecerá sus fuerzas armadas.
La creación de un Consejo de Defensa sudamericano forma parte del reposicionamiento mundial de Brasil. Como táctica de hacerse fuerte en la subregión y dejar fuera del área a los Estados Unidos, el gobierno brasileño bajó el rango de su delegación en la tradicional conferencia de ministros americanos, cita en la que Washington siempre tiene gran influencia. Lula hablará con Cristina Kirchner sobre ese Consejo de Defensa sudamericano y también habrá un intercambio de opiniones sobre la renovada presencia de la IV Flota norteamericana en la zona de interés brasileña. La posición argentina será concordante con la de Brasil.
Pese a que la relación castrense entre la Argentina y Estados Unidos pasa por un muy buen momento, con intercambio de ejercicios y materiales, Garré objetó la reactivación de la IV Flota en su conversación con el secretario de Defensa norteamericano, Robert Gates. Ese encuentro bilateral, en Canadá, duró sólo siete minutos.
La decisión política argentina es acercarse a Brasil. Y Lula tiene previsto un gesto de amistad con la oferta de aviones Mirage III usados. La Argentina tiene previsto sacar de servicio ese sistema de armas, cuya base de operaciones aéreas se encuentra en Tandil, en 2012. Si se concreta, sería, entonces, una adquisición de corto plazo, sólo con la idea de tener algo más de material de vuelo para cubrir las urgencias nacionales y dar una señal de esperanza a los pilotos que emigran a compañías civiles por mejores salarios y ante la falta de aviones.
Desde que el año último, la Argentina hizo pública su pretensión de renovar sus sistemas de armas aéreos fueron múltiples las ofertas recibidas. Washington propuso cazabombarderos F16, al igual que Israel; Francia dio alternativas para adquirir sus Mirage 2000, y hasta Jordania llegó con una carpeta de Mirage F1. Brasil apareció con una opción para salvar el bache de necesidades hasta que se decida qué avión de combate se usará en los próximos veinte años.
En la semana, la Presidenta hizo una referencia a la industria aeronáutica de Brasil y a su asombro por las circunstancias que la llevaron a convertirse en una de las mejores del mundo cuando años atrás estaba retrasada en relación con el desarrollo argentino.
La Presidenta analizará en Brasil una propuesta para comprar a la local Embraer aeronaves para Aerolíneas Argentinas y para la instalación de la empresa brasileña en la ex fábrica militar de aviones de Córdoba. Brasil sólo ingresará como socio en esa planta cordobesa si la Argentina compra aviones, opción que escucharon tanto funcionarios de Defensa como de Planificación, que llevan adelante gestiones paralelas. Para Lula, la actividad militar es estratégica para llevar a Brasil al nivel de potencia mundial. Y se lo hará saber a la Presidenta.
Fuente: Por Daniel Gallo del Diario La Nación