La exitosa operación Jaque, en la que el ejército colombiano rescató a 15 rehenes que estaban en poder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), fue un nuevo golpe para el grupo guerrillero, que en los últimos años se debilitó seriamente. Ese debilitamiento de la guerrilla se vio acelerado por las deserciones, pero también por el arsenal tecnológico usado para combatirla.
Hasta hace unos tres años, aseguraron desertores de las FARC, la fuerza aérea colombiana casi no podía interceptar sus campamentos. Ahora, su puntería es total. Además de contar con helicópteros estadounidenses Blackhawk, Colombia adquirió recientemente 25 nuevos aviones de combate Súper Tucanos, de fabricación brasileña, equipados con "bombas inteligentes" norteamericanas.
Al realizar un ataque, una unidad militar solía sufrir bajas y se retiraba. "Ahora, el ejército entra en un área y se queda uno o dos años", dijo Diego Canizares, que desertó este año de la guerrilla. "En este momento, si disparan unos tiros al ejército, a los 25 minutos hay cuatro o cinco aviones bombardeando y ametrallando el área", agregó.
Reabastecidas desde el aire, las unidades militares ahora permanecen semanas cuando patrullan una zona ocupada por la guerrilla. El apoyo de satélites y de aviones espía estadounidenses que interceptan comunicaciones radiales obstaculizan la capacidad de las FARC de hablar entre sus frentes y movilizar tropas agrupadas.
Un analista militar de inteligencia estadounidense, que por razones de seguridad no reveló su identidad, afirmó que la guerrilla, fundada hace 44 años, lo único que hace actualmente es sobrevivir.
A todo esto se suman las deserciones. Las FARC tradicionalmente reclutaron para sus filas a pobres campesinos resentidos con la negligencia de los sucesivos gobiernos, pero el rechazo a los rebeldes ha crecido en los últimos años debido a que la organización se dedicó al secuestro y al tráfico de drogas.
Fuente: Diario La Nación