Tres submarinistas reconocidos tienen la misión de analizar por qué la nave no salió a la superficie en medio de la emergencia.
Jorge Bergallo, junto a su hijo, Jorge Ignacio, quien era el segundo comandante del ARA San Juan cuando se perdió. Foto: Facebook
Los tres expertos submarinistas que integran la comisión investigadora para conocer qué pasó con el ARA San Juan se reúnen en sus casas y ocasionalmente en cafés para reunir elementos y testimonios. No utilizan la oficina y el personal administrativo que el Ministerio de Defensa puso a su disposición. Quieren la mayor asepsia y distancia posible del organismo que los convocó y del agitado clima en que se desenvuelve la Armada después de la tragedia.
El capitán de navío retirado Jorge Rolando Bergallo -padre del segundo comandante del ARA San Juan, el capitán de fragata Jorge Ignacio Bergallo- y los contraalmirantes retirados Alejandro Kenny y Gustavo Adolfo Trama están habilitados para citar a expertos internacionales. Ya intercambiaron mails con el analista acústico Bruce Rule, de la Oficina de Inteligencia Naval de los Estados Unidos, quien estudió a fondo la "anomalía hidroacústica" detectada por sensores marítimos el 15 de noviembre, tres horas después de la última comunicación del ARA San Juan, y concluyó en un informe que el submarino sufrió un colapso letal en menos de un segundo.
Según pudo saber LA NACION, los tres expertos submarinistas observaron que hay diferencias de pocos minutos entre el sonido acústico informado por la armada de Estados Unidos y la explosión que registró la Organización del Tratado de Prohibición de Ensayos Nucleares (Ctbto, por sus siglas en inglés). "Esa diferencia de tiempo puede explicarse por la diversidad de sensores empleados y la propagación del sonido en el mar, pero no hay que descartar que hayan sido dos explosiones", reveló una fuente naval.
Para clarificar esa duda, intensificarán los contactos con Rule y con el organismo internacional, cuya sede se encuentra en Viena.
Ya entrevistaron, además, a personal naval, pidieron informes a la Armada y al Ministerio de Defensa, revisaron archivos y evalúan cualquier detalle que los pueda conducir a desentrañar el principal misterio: por qué el ARA San Juan no regresó a la superficie, como indica la regla básica que todo submarinista sabe que debe aplicar ante una eventual emergencia.
Bergallo, Kenny y Trama parten de la premisa de que el ARA San Juan estaba en inmersión, a plano de periscopio, cuando transmitió sus mensajes en la madrugada del 15 de noviembre. Si bien hasta ahora no les entregaron la constancia directa de las comunicaciones, sino informes que las autoridades navales le aportaron al ministro de Defensa, Oscar Aguad, los miembros de la comisión entienden que dichos reportes fueron transmitidos en un clima de aparente calma.
Qué pasó y cómo
Los tres submarinistas intentan responder el interrogante de qué pasó con el ARA San Juan y cómo ocurrió. Su experiencia los lleva a relativizar la posibilidad de que el contacto del agua salada con el tanque de baterías haya producido una combustión. "Ante una situación así, las baterías no explotan. En las prácticas de emergencias se suele inundar el submarino para que la tripulación salga con máscaras por la escotilla, bajo el agua, y no se produce una explosión. Sí, por supuesto, largan hidrógeno y pueden emanar gas cloro, que es letal", explicó una avezada fuente naval.
No es tarea de la comisión analizar las denuncias de corrupción ni la reparación de media vida a la que fue sometido el buque entre 2008 y 2014, confió un oficial naval. Eso será tal vez misión de la comisión bicameral constituida en el Congreso y, seguramente, de la jueza de Caleta Olivia, Marta Yáñez, cuya investigación se encuentra en etapa de instrucción.
Con los elementos reunidos hasta ahora sostienen que el ARA San Juan estaba en condiciones cuando zarpó de Ushuaia. "No era un desastre ni iban a una misión suicida", aseguraron en el entorno de la comisión. Prueba de ello es que una comitiva oficial de 15 personas, encabezada por el vicegobernador de Tierra del Fuego, Juan Carlos Arcando, visitó el submarino el 6 de noviembre, en el puerto fueguino, y navegaron sumergidos cuatro horas hasta el Canal de Beagle.
La comisión no descarta hipótesis e imagina varios escenarios, pero algunas teorías son consideradas improbables, como la posibilidad de que el submarino haya colisionado con un pesquero ilegal. Sus miembros entienden que es difícil que una situación así no deje rastros.
Tampoco se quedan conformes con la explicación que reduce todo a una consecuencia del bajo presupuesto y recuerdan que el submarino francés Minerve se perdió en 1968 cuando participaba de un ejercicio con buques y aviones en el Mediterráneo. Hubo un temporal y los barcos y aeronaves regresaron, pero el submarino se hundió y nunca fue encontrado. Tampoco apareció el norteamericano Scorpion. "Son casos de países que cuentan con recursos e igual atravesaron por situaciones similares", confió un experimentado submarinista.
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