El presidente Mauricio Macri comenzó su agenda en Rusia con un desayuno con CEOs rusos, en el Hotel Ritz Carlton de Moscú antes de su visita al presidente Vladimir Putin en el Palacio del Kremlin. Allí los invitó a invertir en el país: "Venimos con la firme intención de convencerlos de estrechar vínculos y aumentar la presencia de firmas tan importantes como la de ustedes en nuestros país y explicarles por qué creemos que este es el mejor momento".
Para su sorpresa, el presidente se llevó una respuesta cargada de ironía: "Hace dos años que queremos invertir en Argentina y nos enfrentamos con trabas burocráticas", le contestó directo el vicepresidente de Gazprombank, Denys Kamyshev. Es que hace dos años el banco ruso fundado a partir de la gasífera estatal, Gazprom, decidió financiar la construcción de un puerto en Ramallo, provincia de Buenos Aires y se asoció con una empresa local para desembolsar 180 millones de dólares. Sin embargo, un cambio en la normativa municipal de zonificación sin ratificación del Gobierno bonaerense detuvo la iniciativa y los fondos quedaron congelados.
Y pese a las gestiones del Gobierno Nacional y la Secretaría de Vías Navegables provincial por concretar los vericuetos del papelerío, "el expediente que traba todo lleva dos meses en el escritorio de la gobernadora Vidal sin moverse ni un centímetro", aseguraron a LPO fuentes al tanto de las negociaciones.
Indignados por las trabas burocráticas de la gestión de Vidal que les impiden concretar una inversión de 180 millones de dólares, los empresarios rusos decidieron enfocar sus inversiones en Paraguay.
Y así se lo hizo saber al presidente el vicepresidente de Gazprombank. Con un agravante: cuando delegados rusos pidieron una reunión con la Gobernadora Vidal en 2017 para destrabar la inversión, ella derivó la reunión a su Ministerio de Producción, quienes sobre la fecha resolvieron postergar la reunión.
No es la primera ida y venida que tiene la política de Macri con inversiones rusas. De hecho, por la represa hidroeléctrica de Chihuido, el presidente ya tuvo roces con su par ruso. A poco de la asunción de Cambiemos, el presidente se comunicó con Putin para renegociar la tasa de interés del proyecto, a lo que él accedió y se dio por cerrada la negociación.
Pero tiempo después, Macri intentó una nueva reducción de las tasas en una comunicación telefónica con Putin, que terminó mal. Indignado, el presidente ruso resolvió quitar el apoyo financiero al proyecto y dejó de tomar los llamados de su par argentino. Por esta razón, Macri envió al entonces ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat Gay, a intentar un acercamiento con su par ruso en una cumbre en Washington. Prat Gay recibió el mismo silencio implacable de su par ruso.
Apuestas fallidas
Es que la relación de Macri con Rusia empezó con el pie izquierdo. Por una mala lectura de su equipo, al inicio de su gestión se jugó entero por la demócrata Hillary Clinton en las presidenciales estadounidenses. El rebote de esa apuesta fue un enfriamiento de las relaciones con Rusia, que Cristina Kirchner había cultivado con dedicación. Es que tanto Hillary como Obama habían ubicado a Putin como el enemigo número uno, al punto de congelar las cuentas de sus allegados, entre otras sanciones impuestas a Moscú.
El triunfo electoral de Donald Trump lo descolocó tanto por su fallida apuesta a Hillary como por la cercanía del republicano a Putin.
El cierre de las importaciones de biodiésel pasando por encima de las normas y fallos de la Organización Mundial de Comercio y la negativa de Trump a abrir la economía estadounidense a importaciones argentinas, limitaron la posibilidad de financiamiento del ambicioso plan de infraestructura de Macri en el hemisferio occidental. Por eso, ya bajo la gestión de Jorge Faurie, Cancillería empezó a tomar prudente distancia de las fallidas apuestas de Susana Malcorra y buscó profundizar vínculos con Rusia y con China, retomando dos ejes centrales de la política exterior del final del gobierno de Cristina Kirchner.
En este sentido, los buques enviados para la búsqueda del submarino ARA San Juan fue el mayor gesto de voluntad de proximidad de parte de Putin. De hecho, Rusia tiene un interés geoestratégico por estrechar las relaciones culturales y comerciales con América del Sur como lo hizo saber el presidente ruso tras el encuentro que compartió con Macri este martes. Pero no es el primero, como adelantó LPO, Gazprombank también estuvo estudiando el país para desembarcar en la región.
"Hoy el presidente Macri ha asistido a una reunión con los capitanes de la comunidad empresarial, y pudo ver con sus propios ojos que nuestros empresarios están muy interesados en cooperar con sus socios argentinos, prestando tecnologías seguras y eficientes", sostuvo Putin, en un mensaje bastante claro.
"También empresas rusas están interesadas en participar en la modernización de la red ferroviaria, por ejemplo la empresa la empresa Transmashholding y otras empresas. Va a ser construido un complejo logístico en la Provincia de Buenos Aires", agregó el presidente ruso, en un mensaje que acaso también apuntó a La Plata.
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