La primera etapa concluirá en marzo; ya se observan algunos cambios, aunque sigue cerrada; hay reclamos y un amparo de una ONG defensora del patrimonio Fuente: LA NACION - Crédito: Fernando Massobrio
El gobierno porteño avanza en las obras de renovación de la histórica Plaza de Mayo, a tono con la impronta de urbe globalizada que pretende dar a la ciudad: cientos de luces LED iluminarán senderos y fuentes, predominará el blanco de las flamantes baldosas, la superficie ampliada permitirá sumar espacios verdes y cambiarán de lugar los mástiles que la circundan, entre otras reformas que darán nueva fisonomía a la plaza más importante del país. Con un presupuesto asignado de $43.792.575, los trabajos empezaron en octubre pasado y está previsto que la primera etapa concluya a fines de marzo, informó el Ministerio de Ambiente y Espacio Público porteño a LA NACION.
La remodelación encendió la polémica entre la Ciudad y defensores del patrimonio, quienes exigen que el proyecto respete el valor arquitectónico y paisajístico del predio. Luego de que la ONG Basta de Demoler presentó un recurso de amparo ante la Justicia, el gobierno porteño y la Comisión Nacional de Monumentos se reunieron anteayer con la entidad a los fines de consensuar ciertos puntos en común.
Una de las transformaciones más notorias es el recambio de mástiles patrios. El llamado Mástil Unidad Nacional, que estaba apostado detrás de la Casa Rosada en el Parque Colón, fue trasladado a principios de mes frente a la sede del gobierno nacional. Fuentes del Ministerio de Desarrollo Urbano dijeron a LA NACION que el mástil fue removido "por las obras en el Paseo del Bajo, quedaba en medio del cono de aproximación del nuevo helipuerto".
También fue extraído el mástil presidencial que antes estaba frente a la Casa Rosada, en cuyo lugar se emplazó el mencionado anteriormente. "Estaba en mal estado, tenía humedad en sus cimientos, estaba tan roto que no se podía reubicar en otro lugar", explicaron desde Desarrollo Urbano. Según señalaron expertos en patrimonio, se trataba de un mástil histórico, con piezas originales de bronce y un mecanismo especial para elevar la bandera patria.
Otros cambios que llaman la atención de los porteños que se acercan luego de un tiempo sin visitar la plaza son el desalojo de la carpa de exsoldados continentales de Malvinas, instalada allí desde hacía diez años; la colocación de las baldosas blancas, especialmente en el sector cercano a la Casa de Gobierno, y la desaparición de los pañuelos blancos, símbolo de las Abuelas de Plaza de Mayo, que estaban pintados alrededor de la recientemente restaurada pirámide. Luego de un acuerdo con la Ciudad, la entidad accedió a la extracción de las baldosas que los contenían; más adelante, los integrantes de la organización pintarán otros sobre las nuevas piezas.
Esta no es la primera vez que la Plaza de Mayo sufre modificaciones desde 1580, cuando se llamaba Plaza Mayor o Grande. "Tal como sucede con las principales plazas del mundo, van mutando a través del tiempo", dijo Teresa de Anchorena, presidenta de la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos. Por lo tanto, ya su morfología previa a la reforma en curso tenía poco de su trazado original. "Algunas de las transformaciones más importantes fueron la de 1894, cuando quedó inaugurada la remodelación a cargo de Carlos Thays; la de principios del siglo XX, cuando se construyó la línea A de subterráneos, y la de 1978, cuando fueron incorporadas las baldosas calcáreas rojas que ahora se están extrayendo", explicó.
Render oficial de cómo quedará la Plaza de Mayo
Por las obras, los porteños que acostumbraban a cruzar la plaza para ir a la oficina o los turistas que la visitaban hoy deben caminar alrededor de ella, sobre la calle, dentro de un angosto sendero con un vallado amarillo. El acceso estará prohibido mientras trabajen los operarios.
Según Ambiente y Espacio Público, los objetivos de la intervención en la Plaza de Mayo son "ofrecer a turistas y vecinos un espacio público humanizado, más seguro y transitable. También se pretende recuperar el esplendor de la zona". De ahí que los cambios estén vinculados a la instalación de nueva iluminación, en un intento por atraer afluencia de noche, tal como sucederá con la peatonalización nocturna de la avenida Corrientes.
Menos carriles
La superficie total a intervenir es de 23.665 m2; incluye unos 2000 m2 de espacio que se ganarán al ensanchar la plaza y hacer más angostas las avenidas Hipólito Yrigoyen y Rivadavia. Perderán dos carriles cada una.
Como se dijo, la remodelación provocó cuestionamientos y la presentación de un recurso de amparo de la ONG Basta de Demoler. Mientras el juez porteño Pablo Mántaras deberá analizar el expediente una vez culminada la feria judicial, las partes ya realizan encuentros extrajudiciales.
En la tercera reunión, anteayer, se acordó mantener los antiguos cordones de granito que rodean la plaza y volver a colocar los históricos bancos dóricos que alguna vez tuvo el lugar. Los tradicionales bancos verdes ahora yacen arrumbados junto a las baldosas rotas que extrajeron. "Queremos que se cumpla el Código de Planeamiento Urbano. Dice que nada se puede modificar sin una ley de la Legislatura. En tanto, continuaremos reuniéndonos con el gobierno y con la Comisión Nacional de Monumentos para que escuchen nuestras sugerencias en pos de conservar el patrimonio de la plaza", dijo María Carmen Díaz Usandivaras, líder de Basta de Demoler.
Asimismo, Sonia Berjman, doctora en Historia del Arte, recordó que la Plaza de Mayo es la "plaza fundacional de la ciudad", como la Plaza San Martín. Fueron declarados lugar histórico nacional "en la creencia de que las leyes serían respetadas en los tiempos por venir y en la absoluta seguridad de que la historia debe estar presente más allá del tiempo de una generación. La puesta en valor emprendida es un irracional proyecto de convertirla en una plaza de apariencia posmo", opinó la experta.
En junio de 2016, la Dirección General de Espacios Verdes porteña, en función de lo establecido por la ley 12.665, presentó ante la Comisión Nacional de Monumentos un proyecto de intervención de la Plaza de Mayo. La propuesta fue evaluada en cuatro reuniones de comité ejecutivo y se realizaron observaciones que llevaron a la modificación del proyecto inicial. La propuesta final fue aprobada por la comisión en octubre de 2016.
Según el arquitecto Carlos Moreno, también de la comisión, las actuales reformas resultan acordes con el aspecto que tenía en 1890, cuando tenía un ancho similar al que se quiere lograr y dos hileras de árboles sobre las actuales Rivadavia e Yrigoyen. Además, los solados eran claros, de un color similar al de los revestimientos que se están instalando.
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